He slept in a room that is alone at the end of the house, where I keep some things, among these, the bed that was my mom's, so he took possession of that bed and there he slept alone since I rescued and adopted him. Every day I had to organize myself to be with him at times, play and take him out to the yard so he could be in contact with nature, the breeze, a little sun, and so on. It was suggested to me to place him with stuffed animals, and so I did, so he slept glued to his stuffed animals, and sometimes he played with them and threw them all over the place.

When Chiqui, the littlest one, arrived, integrating him was easy because they did not attack him, although they were suspicious at first. The little one was very daring because of his innocence, and he sought them out in spite of their growls. But as the saying goes, he who perseveres wins, and Chiqui managed to integrate with everyone and practically became the leader of the pack. At the beginning I integrated him with Nevado (the special kitten), and then little by little with all the others, even the puppy, with whom he plays as if he were another cat. Then I dared to integrate the special kitty with the dog and the task was overcome, because Snoopy is a very tender dog. Nevado already had three little companions who even slept with him at night and he was no longer alone.

More than two weeks ago, I took the next step, integrating Nevado with Lupe. I felt a little scared because at the beginning they looked at each other's faces like two tigers and made very ugly sounds, between growls and intense moans. They kept a prudent distance, but never bit each other, or fought, or anything worse, thank God, but I stayed close and waited. As the days went by the growling disappeared, they began to sleep together, eat together, without aggression, they don't play with each other but they don't bother each other either. After two weeks, I took the next step, perhaps the most difficult of all because I knew Lucky was complicated, to the point that he doesn't allow himself to be touched by anyone but me, and only approaches Lupe. He didn't bite Chiqui, but he didn't play with him either, he has always been bitter.

Anyway, last Saturday I said, now or never, and early, after breakfast time, when everyone was going out to the yard to take their morning break in the breeze and sun, I let Nevado out of the room where he was with Chiqui and Snoopy. Lucky was petrified, looking at him with his eyes wide open, but also surprised to see the rest of the herd calm and undeterred. I imagine that he was waiting for support to attack him, but he didn't receive it and although he didn't move from the spot, he looked defiant. Nevado kept as much distance as possible, of course, behind me, hahahaha.

As the hours went by, by the way, nobody came out to the yard, as if they wanted to stay inside to see what was going on, the truth is that Nevado with all his sweetness and innocence of a being in special condition, gradually approached Lucky and almost lying on the floor tried to iron out the differences. My old man was still suspicious, but even though he was not comfortable with the situation, he did not attack him. Several hours went by and a protectionist friend told me: “If more than two hours passed and he didn't do anything, don't worry, he won't do it anymore, but you still have to supervise them for the first two days”. So I did, and I tell you that today is already a week since that step, and although Lucky and Nevado do not play, he accepted it, and they eat, sleep, and live together without bothering each other, and for me that has been the greatest triumph with my furry troop... I am very happy about that.

I hope you enjoyed this experience with my pets, thank you very much for visiting my blog... have a happy weekend.

ESPAÑOL

Hola a todos, feliz día para los amantes de las mascotas. Como les había venido comentando en posts anteriores, ya después de haber esterilizado a toda mi manada, la que incluye a cuatro gatitos y un perrito, comencé el proceso de integración con los dos últimos gatitos adoptados, y hasta días atrás, únicamente había logrado integrar al gatito más pequeño con todos los demás. Por lo que hice uso de un tip/consejo que me dieron, de ir integrando uno por uno con los nuevos, y por separado, y en el transcurso de los días cuando ya esa relación entre ellos estuviera bien consolidada, pasara a integrar al siguiente ya que no iba a recibir apoyo de los otros al momento de imponer su rechazo… en pocas palabras, se vería obligado a bajar la guardia. Pues ésa fue la manera de lograrlo, y esta semana por fin alcancé esa misión y la completé. Ya la manada de cinco convive junta y en paz, y yo aún no lo puedo creer. Pero estoy muy feliz por eso.

Les relato brevemente el caso para que entiendan un poco el proceso tan complejo en esta tarea que me llevó un año de estrés. La finalidad siempre fue que convivieran tranquilos, juntos y en paz sin maltratarse, y yo no había podido lograr eso con el gatito especial porque el resto lo rechazaba.

Me decían que quizás era porque no estaba esterilizado, y lo hice, pero aun así, nada de nada. Otros me dijeron que por su condición especial, que lo veían diferente a su especie, y eso era bastante posible, los animales son muy delicados y celosos con la pertenencia de su territorio, sobre todo los gatos. Pero tenía que intentar todos los consejos que me daban. El más problemático era Lucky, el gatito gris que ya tiene 12 años. Lupe (el blanco y negro), sólo le gruñía pero el gris buscaba morderlo, y en tres oportunidades, por descuido mío, se pelearon muy feo, entonces tuve que separarlo de ellos.

Él dormía en una habitación que está sola al final de la casa, donde guardo algunas cosas, entre éstas, la cama que era de mi mamá, por lo que él se adueñó de esa cama y allí dormía solito desde que lo rescaté y adopté. A diario me tenía que organizar para estar con él a ratos, jugar y sacarlo al patio para que estuviera unas horas en contacto con la naturaleza, la brisa, un poco de sol, y así. Me sugirieron colocarle muñequitos de peluche, y así hice, por lo que él dormía pegado a sus muñecos, y a veces jugaba con ellos y los tiraba por todos lados.

Cuando llegó Chiqui, el más pequeñito, integrarlo fue fácil porque ellos no lo agredían, aunque estaban recelosos al principio. El pequeñito era muy atrevido por su misma inocencia, y los buscaba a pesar de los gruñidos de ellos. Pero bien dice una frase, el que persevera vence, y Chiqui logró integrarse con todos y prácticamente convertirse en el líder de la manada. Al inicio lo integré con Nevado (el gatito especial), y luego poco a poco con todos los demás, incluso el perrito, con quien juega como si fuera otro gato. Luego me atreví a integrar al gatito especial con el perro y la tarea fue superada, porque Snoopy es un perro demasiado tierno. Nevado ya tenía tres compañeritos que incluso dormían con él por las noches y ya no estaba solito.

Hace más de dos semanas, di el siguiente paso, integrar a Nevado con Lupe. Sentí un poco de miedo porque al inicio se veían a la cara como dos tigres y hacían unos sonidos muy feos, entre gruñidos y gemidos intensos. Mantenían una distancia prudencial, pero nunca llegaron a morderse, ni pelear, ni nada peor, gracias a Dios, pero yo me mantenía cerca a la expectativa. Al pasar de los días los gruñidos desaparecieron, comenzaron a dormir juntos, comer juntos, sin agredirse, no juegan entre ellos pero tampoco se molestan. Al pasar las dos semanas, di el siguiente paso, quizás el más difícil de todos porque sabía que Lucky era complicado, al punto de que no se deja tocar por más nadie que no sea yo, y sólo se acerca a Lupe. No mordía a Chiqui, pero tampoco jugaba con él, siempre ha sido amargosito.

En fin, el sábado pasado dije, ahora o nunca, y temprano, después de la hora de desayunar, cuando todos iban a salir al patio a hacer su descanso matutino de brisita y sol, dejé salir a Nevado del cuarto donde estaba con Chiqui y Snoopy. Relato que Lucky se quedó petrificado, viéndolo con los ojos súper abiertos, pero también extrañado de ver al resto de la manada tranquila sin inmutarse. Me imagino que esperaba apoyo para atacarlo, pero no lo recibió y aunque no se movía del sitio, lo veía desafiante. Nevado guardó toda la distancia posible, por supuesto, detrás de mí, jajajaja.

Al pasar de las horas, que por cierto nadie salió al patio, como que quisieron quedarse adentro a ver qué pasaba, lo cierto es que Nevado con toda su dulzura e inocencia de un ser en condición especial, se acercó poco a poco a Lucky y casi acostadito en el piso trató de limar asperezas. Mi viejito todavía estaba receloso, pero a pesar de no estar cómodo con la situación, no lo agredió. Así pasaron varias horas en las que me dijo una amiga proteccionista: “Si pasaron más de dos horas y no le hizo nada, tranquila, ya no lo hará, pero igual debes supervisarlos los primeros dos días”. Así hice, y les cuento que ya hoy se cumplió una semana de ese paso, y aunque Lucky y Nevado no juegan, él lo aceptó, y comen, duermen, y conviven juntos sin molestarse, y para mí ése ha sido el mayor triunfo con mi tropa peluda… estoy demasiado feliz por eso.

Espero que hayan disfrutado esta experiencia con mis mascotas, muchas gracias por visitar mi blog… que tengan un feliz fin de semana.

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