Lander Bräu beer to make you smile on the road! | The #BeerSaturday Challenge Week 436

Hello beer lovers at hive!

En muchos lugares del mundo el otoño se ha establecido modificando las rutinas de las personas. En otros, el invierno les lleva a sentirse abrigados en sus hogares. En Cuba, ni otoño ni invierno, solo un clima casi perpetuo de calor y más calor.

Hoy es un día bastante caótico. Soy el único sobreviviente de un entorno plagado de personas afectadas con dengue y otras patologías producidas por virus que han abrazado a casi todo el país.

Me dirijo a buscar alimentos para mi hijo y me encuentro en el trayecto con una cafetería abierta cuya decoración siempre me resultó agradable. El dueño del sitio y yo nos conocemos desde la época adolescente y, al verme, me propuso beber una cerveza para amenizar el momento caluroso del día.

Por supuesto, no preste objeción alguna. Una cerveza bien fría viene bien a cualquier hora prácticamente.

Me sirvieron una Lander Bräu, cerveza Premium holandesa que recordaba ya la había probado antes y la abrí con toda calma y placer posible.

Es una bebida que por un instante evoca la consistencia de las cervezas alemanas, quizá relacionada con alguna Bavaria que hubiese bebido anteriormente, pero con un toque sutil malteado sostenido en un cuerpo medio que podemos captar en su coloración dorada y en la singularidad de que, cuando la servimos, parece ser de abundante espuma y sin embargo, al transcurrir unos minutos, esta capa espumosa disminuye hasta quedar en una fina protección térmica que propicia permanezca su propiedad refrescante intacta.

Al preguntar por el precio, supe que no es de las más caras del mercado. Algo coherente con sus características, dentro de las cuales podemos sumar el hecho de que posee apenas 4.2 grados en su por ciento de alcohol.

Casi al concluir la bebida me sentí como la planta suculenta que adorna la mesa, satisfecho, renovado y listo para continuar el camino hacia donde me dirijo.

El dueño de establecimiento no me dejó irme sin antes regalarme otra cerveza para que la bebiese en la calma del hogar. No me negué pues resulta inapropiado no aceptar un gesto tan genuino de alguien que te aprecia.

El regalo, finalmente vino bien pues ya en casa la ausencia de electricidad se hizo notar. Por suerte la cerveza estaba en el refrigerador y decidí tomarla bajo la luz de una pequeña lamparita que dispuse para intentar escribir estas líneas. Al verla así iluminada, de pronto me hizo pensar en otra cerveza, pero da igual, esta está fría, sabrosa y como tal ¡la disfruto junto a ustedes!

Así, mientras contemplo la luna, me voy despidiendo de ustedes con un brindis por la sonrisa del tiempo.

A todos, ¡un abrazo de luz!

Cheers!