Mujer ancla, mujer árbol

Ojalá pudiera haber contado los pasos que me han traído hasta acá, pero no. En cambio puedo contar las manos que hoy me presentan a esta comunidad en la que comienzo mis primeras respiraciones, y esas manos son las de @yuraimatc y @marpasifico con las que me prometo no caer.

Hace algunas décadas, no tantas, nací entre estas mismas cuatro paredes que aún albergan mis sueños. Soy algo parecido a una mujer ancla o una mujer árbol. Todavía duermo en la habitación en la que una vez, hace varias décadas, mi mamá decidió mi nombre.

Camagüeyana de las que disfruta los adoquines, crecí en una familia en dónde estudiar era lo primero, lo segundo, lo tercero, y dónde además los libros eran sagrado refugio.

A los tres años ya mi mamá me había enseñado a leer, escribir y las funciones matemáticas básicas por lo que en el prescolar, en vez de jugar con plastilinas y construir edificios con figuras básicas, mi maestra me prestaba libros de cuentos. Tanto así que debí abandonar mi grupo de clase y avanzar a un grado superior...

Una extraña fascinación hacia los libros me acompañó desde entonces. Cuando nadie visitaba la biblioteca, yo gastaba mi tiempo libre y los fines de semana en rebuscar enciclopedias y libros raros. El dinero destinado para la merienda iba a las arcas de la librerías locales y lo comprado permanecía oculto hasta que la fechoría fuera olvidada y absuelta por falta de pruebas.

La decisión estaba tomada, estudiaría Letras, pero en ese destino de mujer ancla, mujer árbol, me fue imposible ir a estudiar hasta otra provincia y así quedé convertida en lo que hoy me anuncia: una Neuróloga que comparte corazón con los versos y las artimañas de las palabras.

¿Más neuróloga que poeta? ¿Más verso que ciencia? Lo cierto es que desde que comencé a estudiar Medicina supe que al cerebro y su estudio dedicaría parte de mi vida.

Entre esas fórmulas desnaturalizadas y muy mías me sueño, me ando y hasta me permiten volar sobre las plantas que he ido atesorando en mi jardín (a las que le he puesto nombres e historias) y mis tejidos a crochet... un microcosmos en el que me pregunto si algún otro ser podría sobrevivir.

Con una plaquette de poesía publicada y tres libros en proceso editorial, hoy mis dias comienzan con la promesa de escribir mi mejor estrofa.mientras termino besando a un pequeño paciente en la cabeza y prometo que jamás la poesía debería ser solo la suma de palabras en un fondo blanco...

Las preguntas que nunca tardo en responder...

¿Mi suerte? Aún no haberme encontrado el final de las alas.
¿Mi sueño? Verle el ojo al último poema sin el regalo de la lágrima.
¿Esperanzas? Un montón sobrevolando el tiempo.
¿Dudas? Las que están pero aún no me escuchan y las que no vendrán porque les suelo dar la espalda.
¿Mi amor? Una fierecilla con nombre de ángel que me nació un verano y que me permite hoy, maquillar el mundo en tornasol.

Gracias @ecency, en el día de hoy y en los mañanas que no he escrito. Seré cómplice.

Este post fue redactado sin el uso de IA. Las imágenes me pertenecen y los banners fueron creados en Banner Maker.

I wish I could have told the steps that have brought me here, but no. On the other hand, I can tell the hands that today present me to this community in which I begin my first breaths, and those hands are those of @yuraimatc and @marpasifico with which I promise not to fall.

A few decades ago, not so many, I was born among these same four walls that still house my dreams. I am something similar to an anchor woman or a tree woman. I sleep even in the room in which once, several decades ago, my mother decided my name.

Camagüeyana that enjoys the cobblestones, I grew up in a family where to study was the first, the second, the third, and where the books were sacred refuge.

At three years old, my mother had taught me to read, write and the basic mathematical functions so in the preschool, instead of playing with plasticine and building buildings with basic figures, my teacher lent me stories books. So much so that I had to abandon my class group and advance to a higher degree ...

A strange fascination towards books accompanied me since then. When no one visited the library, I spent my free time and on weekends to search encyclopedias and rare books. The money destined for the snack went to the coffers of the local bookstores and the bought books remained hidden until the deceased was forgotten and acquitted due to lack of evidence.

The decision was taken, I would study letters, but in that destination as an anchor, woman tree, it was impossible for me to study to another province and thus I became what today announces: a neurologist who shares heart with the verses and the tricks of the words.

More neurologist than poet? More verse than science? The truth is that since I started studying medicine I knew that the brain and its study would dedicate part of my life.

Among those denatured formulas and very mine dream of me, I walk and even allow me to fly over the plants that I have been treasured in my garden (to which I have put names and stories) and my crochet fabrics ... a microcosm in which I wonder if any other being could survive.

With a poetry platelet published and three books in editorial process, today my days begin with the promise of writing my best stanza. While I finish kissing a little patient in the head and I promise that poetry should never be just the sum of words on a white background ...

The questions that never soon answer ...

My luck? I still haven't found the end of the wings.
My dream? See the eye to the last poem without the gift of tear.
Hope? A lot fly over time.
Doubts? Those who are but still do not listen to me and those that will not come because they usually turn their backs.
My love? A fierecilla with an angel's name that was born a summer and that allows me today, make up the world in turnsol.

Thank you @ecency, today and in the mornings that I have not written. I will be complicit.

"This post was written without the use of AI. The images belong to me, and the banners were created in Banner Maker."