El último abrazo/The last hug (ESP-ENG)
Hola amigos de #hivecuba, aunque soy miembro de esta hermosa comunidad, será la segunda vez que me presento y espero continuar haciéndolo en compañía de todos ustedes.
Cuba es una isla de contrastes, rica en cultura, historia y tradiciones, y ha sido testigo durante décadas de un fenómeno que ha marcado profundamente a su sociedad: la migración. Este proceso, impulsado por razones económicas, políticas y sociales, ha dejado cicatrices emocionales imborrables en quienes se van y quienes se quedan. Las despedidas, protagonistas silenciosas de este drama humano, son mucho más que simples adioses; son rupturas que transforman familias, comunidades y hasta el tejido social del país.
Pero detrás de cada viaje hay una historia de despedida. Familias rotas, amigos separados, padres que envían a sus hijos con la esperanza de que tengan una vida mejor, abuelos que nunca volverán a ver a sus nietos. Estas despedidas no son solo físicas; también son emocionales, psicológicas y, en muchos casos, permanentes.
Es cierto que el titulo que escogí para escribir lo que siento puede ser demasiado cursi. Si hubiera escogido otro como Cuando un amigo se va sería igual e intenso porque es un tema difícil y complejo, más en un país con tantas necesidades y precariedades actuales. Cuando un amigo se va es realmente el titulo de una canción de Alberto Cortez y Facundo Cabral, pero es también un sentir y una vivencia.
Cuando un amigo o una amiga se va con ese sabor migratorio en la despedida y sabes que el adiós viene con dos posibilidades: no volverse a ver jamas o solo verse a cuenta gotas cuando las posibilidades económicas del emigrado permiten regresar a la isla, es uno de los fenómenos socioculturales más recurrentes entre los cubanos.
Cuando esa persona tan allegada que puede ser como amigo, un hermano, un hijo, un padre o una madre, se despide de ti, lo hace sabiendo que aunque no quiera, se lleva la carga de la isla en su espalda y los ojos de aquellos que se quedan.
Cuando un amigo se pierde en la distancia, nos deja más que el vacío que muchos suelen contar. Desaparecen de un tajazo, el confidente, el atrevido, el de las ideas para crear las noches sin dormir, el que busca compartir sus logros y dolores contigo, los viajes sin hacer, así como el café o el ultimo cigarro de la fiesta.
Cuando tenía 12 años y un poco más de conciencia comencé a probar el sabor de la despedida cuando un amigo y compañero de equipo viajaba hacia los Estados Unidos por una nueva vida, desde entonces, la lista solo ha sabido más que crecer los instantes para las despedidas, sin importar que Nuevo lugar los acogerá.
A veces, estas situaciones son tan dolorosas que las personas simplemente evitan el adiós porque despedirse en Cuba es un acto cargado de simbolismo. No es simplemente decir "hasta luego"; es enfrentarse a la posibilidad de no volver a ver a un ser querido y los aeropuertos o las casas, se convierten en escenarios de lágrimas contenidas y abrazos prolongados, donde las palabras parecen insuficientes para expresar lo que se siente. Cada partida deja un vacío difícil de llenar, un eco de ausencia que resuena en las casas y en las conversaciones cotidianas.
Muchas veces, las cartas, llamadas telefónicas o videollamadas son los únicos hilos que mantienen vivos los lazos afectivos. Pero incluso estas conexiones están marcadas por la distancia y las diferencias culturales que inevitablemente surgen entre el "antes" y el "después".
Puede que en un futuro, tal vez distópico, estos espacios puedan ser llenado por el regreso de aquellos que ahora no están, pero es una idea tan difícil como que una gota de agua no se evapore bajo el ardiente sol de mi país, mientras solo queda esperar los días pactados y que la tecnología nos devuelva los rostros de aquellos que amamos.
El texto es libre de IA
La portada fue creada en Canvas
Las fotos fueron tomadas con mi teléfono
Hello friends of #hivecuba, although I am a member of this beautiful community, this will be my second time introducing myself, and I hope to continue doing so in the company of all of you.
Cuba is an island of contrasts, rich in culture, history, and traditions, and for decades has witnessed a phenomenon that has profoundly marked its society: migration. This process, driven by economic, political, and social reasons, has left indelible emotional scars on those who leave and those who stay. Farewells, silent protagonists of this human drama, are much more than simple goodbyes; they are ruptures that transform families, communities, and even the country's social fabric.
But behind every journey is a story of farewell. Broken families, separated friends, parents sending their children away in the hopes of a better life, grandparents who will never see their grandchildren again. These goodbyes aren't just physical; they're also emotional, psychological, and, in many cases, permanent.
It's true that the title I chose to write what I feel might be too corny. If I had chosen another title like "When a Friend Leaves," it would be just as intense because it's a difficult and complex topic, even more so in a country with so many current needs and precarious situations. When a Friend Leaves is actually the title of a song by Alberto Cortez and Facundo Cabral, but it's also a feeling and an experience.
When a friend leaves with that migratory aftertaste, and you know that goodbye comes with two possibilities: never seeing each other again, or only seeing each other in spurts when the emigrant's financial means allow him or her to return to the island, it is one of the most recurrent sociocultural phenomena among Cubans.
When that person so close to you, who could be like a friend, a brother, a son, a father or a mother, says goodbye to you, they do so knowing that, even if they don't want to, they carry the burden of the island on their back and the eyes of those who remain.
When a friend disappears into the distance, they leave us with more than the emptiness many often describe. Gone in a flash are the confidant, the daring one, the one with the ideas to inspire sleepless nights, the one who seeks to share their triumphs and sorrows with you, the trips they missed, as well as the coffee or the last cigarette of the party.
When I was 12 years old and a little more aware, I began to taste the flavor of goodbye when a friend and teammate traveled to the United States for a new life. Since then, the list has only known how to grow the moments for goodbyes, no matter what new place will host them.
Sometimes these situations are so painful that people simply avoid saying goodbye because saying goodbye in Cuba is an act laden with symbolism. It's not simply saying "see you later"; it's facing the possibility of never seeing a loved one again, and airports and homes become scenes of unshed tears and lingering hugs, where words seem insufficient to express what one feels. Each departure leaves a void that is difficult to fill, an echo of absence that resonates in homes and in everyday conversations.
Often, letters, phone calls, or video chats are the only threads that keep emotional ties alive. But even these connections are marked by the distance and cultural differences that inevitably arise between the "before" and the "after."
Perhaps in a future, perhaps a dystopian one, these spaces could be filled by the return of those who are no longer here, but it's an idea as difficult as preventing a drop of water from evaporating under the blazing sun of my country. All that remains is to wait for the agreed days and for technology to return the faces of those we love to us.
The text is AI-free
The cover was created in Canvas
The photos were taken with my phone
Así es, las despedidas parecen una suerte de aguacero que nunca terminara. Hace un tiempo me encontré en Cienfuegos con un compañero de estudios del preuniversitario y haciendo memoria entre los dos no fuimos capaces de enumerarndiez personas de aquel año que siguieran aquí. Las despedidas nunca cesan en realidad.
Esa es la realidad cada segundo son más las despedidas sin posible retorno.
Has tocado mi corazón con la sensibilidad de tu post. Tengo muchos amigos y familiares que han partido, y la más reciente fue mi hija. Es duro y triste, y ambas partes sufren.
Este es uno de los problemas más dolorosos que actualmente está en la mente y el corazón de muchos cubanos.
😥🙏
Siempre nos dolerá aquello que acompaña el proceso migratorio...
Hermosas y sentidas palabras que abrazo hermano.
son cientos de abrazos y despedidas que no terminan.
Tristemente así es…
Este es un tiempo de pérdidas, de despedidas... Hace tres años que venimos perdiendo personas, gente querida... Perdemos todo menos el dolor que se queda allí, igualito o más grande.
Bueno yo desde que tengo uso de razón estoy viviendo las perdidas y como dices don dolorosas
Te entiendo. Yo soy pésima en las despedidas, no estoy apta para decir adiós...
Lo malo es que ellas siempre llegan.
Siiii, 😥
Tremendo y desgarrador. Tengo amigos cubanos a quienes conocí en mi pais Paraguay, ellos solo están en mi pais por un corto tiempo para volar más tarde a Los Estados Unidos, y otros ya se quedan acá porque se enamoran de mi tierra.
La realidad de Cuba tiene solución?
No sé si está realidad tendrá solución algún día. Al menos mi generación y otras más jóvenes lo ven muy muy lejano.
❤️