After Preparing the Fire... || Después de Preparar el Fuego... [Eng/Esp]

After a long time preparing the fire, the long-awaited moment finally arrived: putting the meat on the grill. The smoke began to rise, thick and with that unmistakable aroma that draws everyone to check on the barbecue. We had brought everything: chorizo, blood sausage, ribs, bacon, chicken, and some offal that couldn't be missed. The grill's iron crackled as it touched the fat that dripped and sizzled on the embers.

While I was arranging the cuts, some friends were already chatting animatedly, beer in hand. One was blowing up a red balloon for the kids, and in the background, music mingled with laughter. The atmosphere was cool, perfect for gathering around the fire.

On a table to the side, we had everything we needed to put together: more meat, seasonings, and even a carton of juice that someone brought "just in case." The conversations became more enjoyable as the smell of the barbecue permeated our clothes and hunger grew stronger. There's no doubt that after lighting the fire, the best moment is this: watching the meat cook slowly, surrounded by friends, patiently waiting for that first bite, which is always worth it.

This is the ritual, this is how you enjoy a true barbecue.

Después de un buen rato preparando el fuego, por fin llegó el momento más esperado: poner la carne en la parrilla. El humo empezó a subir, denso y con ese aroma inconfundible que hace que todos se acerquen a ver cómo va el asado. Habíamos traído de todo: chorizos, morcillas, costillas, panceta, pollo, y algunas achuras que no pueden faltar. El hierro de la parrilla crujía al contacto con la grasa que caía y chispeaba sobre las brasas.

Mientras yo acomodaba los cortes, algunos amigos ya estaban con la charla animada y la cerveza en mano. Uno inflaba un globo rojo para los más chicos, y en el fondo se escuchaba la música mezclarse con las risas. El clima estaba fresco, ideal para reunirse alrededor del fuego.

En una mesa al costado, teníamos todo lo que faltaba por poner: más carne, condimentos, y hasta un cartón de jugo que alguien trajo "por si acaso". Las charlas se volvían más sabrosas conforme el olor a asado se impregnaba en la ropa y el hambre apretaba. No hay duda, después de prender el fuego, lo mejor es este momento: ver cómo la carne se cocina lentamente, rodeado de amigos, esperando con paciencia esa primera mordida que siempre vale la pena.

Así es el ritual, así se disfruta un verdadero asado.