A sigh of time. || Un suspiro en el Tiempo [Eng/Esp]

The morning had awakened with an icy sigh, the kind that covers the ground with a delicate layer of frost as if the night had woven a blanket of tiny crystals. Between the tall, silent eucalyptus trees, sunlight filtered timidly, as if asking permission to warm the earth.

It was early. A few birds had just begun their song, and a fine mist rose from the still-dormant grass. The scene seemed suspended in a moment of absolute peace, as if the entire world were holding its breath. In the distance, a path wound toward the unknown, surrounded by trees and signs that marked not destinations, but memories.

There, between shadows and light, someone had recently passed by. Perhaps an early morning walker, perhaps a soul in search of answers. That place, hidden between the mist and the golden rays, was a threshold: not only between the forest and the countryside, but between the present and what once was.

In that sacred stillness, nature whispered truths that only the attentive know how to hear. And photography, more than capturing an image, captured a sigh of time.

La mañana se había despertado con un suspiro helado, de esos que cubren el suelo con una delicada capa de escarcha como si la noche hubiese tejido un manto de cristales diminutos. Entre los eucaliptos altos y silenciosos, la luz del sol se filtraba tímidamente, como pidiendo permiso para calentar la tierra.

Era temprano. Apenas algunos pájaros comenzaban su canto y un fino vapor se levantaba desde la hierba aún dormida. La escena parecía suspendida en un instante de paz absoluta, como si el mundo entero contuviera el aliento. A lo lejos, un camino serpenteaba hacia lo desconocido, rodeado de árboles y señales que no marcaban destinos, sino memorias.

Allí, entre sombras y luz, alguien había pasado hace poco. Tal vez un caminante madrugador, tal vez un alma en busca de respuestas. Ese lugar, escondido entre la bruma y los rayos dorados, era un umbral: no solo entre el bosque y el campo, sino entre el presente y lo que alguna vez fue.

En esa quietud sagrada, la naturaleza susurraba verdades que solo los atentos saben escuchar. Y la fotografía, más que capturar una imagen, atrapó un suspiro del tiempo.