TV SERIES REVIEW: “Body by Beth” (2024)

Synopsis: In the midst of an “industrial and technological revolution” that has been taking place in the gym world, the race for a fitness lifestyle is getting fiercer, instigating competition between two companies: one that represents the past, and the other, the present. Who will win this “war”?

One of the greatest qualities of Brazilian audiovisual products is the comedic content of the films and television series that easily make viewers laugh. The scripts are usually interesting, even if within somewhat artificial aspects (depending on the type of narrative being told, obviously). On the other hand, some themes are more comprehensive, and are fertile ground for developing new plots. Body by Beth had the best of both worlds in its favor (an interesting idea and a good cast), but it failed to take advantage of either of these qualities. The creative potential was there, but the execution of the idea is very empty, wasting practically all of its guidelines.

In the plot (set in the famous Copacabana neighborhood, Rio de Janeiro), a family tries to maintain a traditional neighborhood gym. The business is led by Beth Aguiar, a former fitness muse who, after falling into obscurity, tries to maintain the appearance of her gym under the perspective of a golden era that no longer exists. Any and all types of resistance to modernizing the company are rejected by Beth, who prefers to continue using her former “influence” to attract new clients. However, faced with imminent failure, she has no other choice: she has to change. However, how far is she willing to go to be part of the new generation under the command of these new trends?

Amidst the various situations that end up forcing Beth to accept this new reality, the most “threatening” of them was the arrival of a new gym, which will operate right across from her gym. A much more modern space, and at the same time, much better equipped. The “danger” is just across the street, and she will need to rethink her strategies to keep her old gym in full operation. With the help of her son, her ex-husband, her employees and some of her most loyal students, Beth has a huge challenge ahead of her: embracing her present, while keeping alive the memory of her glorious past (which seems more like a “ghost”, haunting her thoughts everywhere).

By introducing specific themes such as professional ostracism, ageism, predatory capitalism, and new standards of aesthetic beauty as “fuel” in each of its 10 episodes (with an average of 25 minutes each), the script “delve” into these themes in very superficial ways, which obviously ends up resulting in episodes with much weaker themes than expected (especially because the series is a comedy, and anyway it wouldn’t delve too deeply into these themes... but what this series does is something more artificial and even purposeless, by bringing disconnected plots).

Using Beth as the main character, the strength of the cast lies in actress Marisa Orth, who usually plays great comedic roles, but here, she is almost “invisible”. Unfortunately, the script has very weak jokes and situations with little physical comedic appeal (which are the non-verbal jokes). Orth wasn’t the only one affected; in fact, the entire cast here suffers from this same “illness”. Although the supporting cast is average, the script really makes everything worse. There is another funny scene, but it is just remnants of jokes that, for some reason, end up being more functional.

In general, the characters (with the exception of Beth) are very empty. There is no satisfactory development when we look at all of them within the project as a whole. Furthermore, there is no visible synergy when they share scenes, creating a “mechanized” atmosphere while they say their lines. The comic timing is very poor, not even taking advantage of the few good jokes that the script brings. All of this ends up making this television series somewhat “boring” to watch (even though it is short). It doesn’t even seem to be a Brazilian product.

Surprisingly, the “dramatic” side raises more interesting topics within the narrative. The biggest examples here are the fight against prejudice involving rigid beauty standards (which are raised by Carol, Beth's daughter and played by Verônica Debom... this is the only character who brings something more substantial and relevant to the plot, which ends up dialoguing very well with the emotional conflicts experienced by Beth) and the need to learn the best ways to converge between two distinct eras (past and present) within this “professional bubble”.

Body by Beth is a creation by Carolina Castro in partnership with Gabriel Meyohas, Cacau Hygino, Carolina Warchavsky, George Ferreira and Luciana Fregolante (which is frustrating, because there are no less than six people writing a script that is extremely lacking in comic inspiration) and has the duo formed by Gigi Soares and Alice Demier as directors (who, by the way, did a very problematic and consistently sloppy job in all the episodes, as if they were lost within the project). Technically, this production is also bad and does not inspire intrigue.

Sinopsis: En medio de una “revolución industrial y tecnológica” que se viene dando dentro del mundo de los gimnasios, la carrera por una vida fitness se vuelve más intensa, instigando la competencia entre dos empresas: una que representa el pasado, y la otra, el presente. ¿Quién ganará esta “guerra”?

Una de las mayores cualidades de los productos audiovisuales brasileños es el contenido cómico de películas y series de televisión que hacen reír fácilmente a los espectadores. Los guiones suelen ser interesantes, aunque sean algo artificiales en sus aspectos (dependiendo del tipo de narrativa que se cuente, obviamente). Por otro lado, algunos temas son más amplios y son terreno fértil para desarrollar nuevas tramas. Body by Beth tenía lo mejor de ambos mundos (una idea interesante y un buen elenco), pero no logró capitalizar ninguna de esas cualidades. El potencial creativo estaba ahí, pero la ejecución de la idea es muy vacía, desperdiciando prácticamente todas sus directrices.

En la trama (ambientada en el famoso barrio de Copacabana, Río de Janeiro), una familia intenta mantener un gimnasio de barrio al estilo tradicional. El emprendimiento está liderado por Beth Aguiar, una ex musa del fitness, quien tras caer en el ostracismo, intenta mantener la apariencia de su gimnasio bajo la óptica de una época dorada que ya no existe. Cualquier tipo de resistencia a la modernización de la empresa es rechazada por Beth, que prefiere seguir utilizando su “influencia” pasada para atraer nuevos clientes. Sin embargo, ante el fracaso inminente, no tiene otra opción: debe cambiar. Pero ¿hasta dónde está dispuesta a llegar para ser parte de la nueva generación bajo el mando de estas nuevas tendencias?

En medio de las diversas situaciones que terminan obligando a Beth a aceptar esta nueva realidad, la más “amenazante” de ellas fue la llegada de un nuevo gimnasio, que funcionará justo frente al suyo. Un espacio mucho más moderno, y a la vez, mucho mejor equipado. El “peligro” está al otro lado de la calle y tendrás que revisar tus estrategias para mantener tu antiguo gimnasio en pleno funcionamiento. Con la ayuda de su hijo, su ex marido, sus empleados y algunos de sus alumnos más fieles, Beth tiene un enorme reto por delante: abrazar su presente, manteniendo vivo el recuerdo de su glorioso pasado (que parece más bien un “fantasma” que ronda sus pensamientos por todas partes).

Al insertar temas específicos como el ostracismo profesional, el edadismo, el capitalismo depredador y los nuevos estándares de belleza estética como “combustible” en cada uno de sus 10 episodios (con una media de 25 minutos cada uno), el guion se “sumerge” en estos temas de formas muy superficiales, lo que obviamente acaba resultando en episodios con temas mucho más débiles de lo esperado (incluso porque la serie es una comedia, y de todos modos no profundizaría demasiado en estos temas… pero lo que hace esta serie es algo más artificial e incluso sin un propósito, al traer tramas desconectadas).

Con Beth como protagonista, la fuerza del reparto reside en la actriz Marisa Orth, que habitualmente interpreta grandes papeles cómicos, pero aquí resulta casi “invisible”. Desafortunadamente, el guión tiene chistes muy débiles y situaciones con poco atractivo cómico físico (que son los chistes no verbales). Orth no fue el único afectado, de hecho, todo el elenco aquí sufre de esta misma “enfermedad”. Si bien el reparto secundario es promedio, el guión en realidad lo empeora. Hay otra escena divertida, pero son sólo restos de chistes que, por alguna razón, terminan siendo más funcionales.

En general, los personajes (con la excepción de Beth) están muy vacíos. No hay un desarrollo satisfactorio si los consideramos todos dentro del proyecto en su conjunto. Además, no hay ninguna sinergia visible cuando comparten escenas, lo que crea una atmósfera “mecanizada” mientras dicen sus líneas. El ritmo cómico es muy flojo, ni siquiera aprovecha los pocos buenos chistes que tiene el guión. Todo esto acaba haciendo que esta serie de televisión sea algo “aburrida” de ver (a pesar de ser corta). Ni siquiera parece ser un producto de Brasil.

Sorprendentemente, el lado “dramático” plantea temas más interesantes dentro de la narrativa. Los mayores ejemplos aquí son la lucha contra los prejuicios que involucran estándares rígidos de belleza (que son planteados por Carol, la hija de Beth e interpretada por Verônica Debom... este es el único personaje que aporta algo más sustancial y relevante a la trama, que acaba dialogando muy bien con los conflictos emocionales vividos por Beth) y la necesidad de aprender las mejores maneras de converger entre dos épocas distintas (pasada y presente) dentro de esta “burbuja profesional”.

Body by Beth es uma creación de Carolina Castro en sociedad con Gabriel Meyohas, Cacau Hygino, Carolina Warchavsky, George Ferreira y Luciana Fregolante (lo cual es frustrante, porque son nada menos que seis personas escribiendo un guión extremadamente falto de inspiración cómica) y tiene como directoras a la dupla formada por Gigi Soares y Alice Demier (quienes, por cierto, hicieron un trabajo muy problemático y consistentemente descuidado en todos los episodios, como si estuvieran perdidos dentro del proyecto). Técnicamente, esta producción también es mala y no inspira intriga.

Sinopse: Em meio a uma “revolução industrial e tecnológica” que vem acontecendo dentro do universo das academias, a corrida por uma vida fitness fica mais acirrada, instigando a competição entre duas empresas: uma que representa o passado, e outra, o presente. Quem irá vencer essa “guerra”?

Uma das maiores qualidades dos produtos audiovisuais brasileiros é o teor cômico dos filmes e séries de televisão que causam riso fácil nos telespectadores. Os roteiros costumam ser interessantes, ainda que dentro de aspectos um tanto quanto artificiais (dependendo do tipo de narrativa que está sendo contado, obviamente). Por outro lado, alguns temas são mais abrangentes, e são um terreno fértil para desenvolver novas tramas. Body by Beth tinha o melhor desses dois mundos a seu favor (ideia interessante, e um bom elenco), mas não conseguiu aproveitar nenhuma dessas qualidades. O potencial criativo estava lá, mas a execução da ideia é muito vazia, desperdiçando praticamente todas as suas pautas.

Na trama (ambientada no famoso bairro de Copacabana, Rio de Janeiro), uma família tenta manter uma academia de bairro no estilo tradicional. O empreendimento é liderado por Beth, uma ex-musa fitness, que após cair no ostracismo, tenta manter as aparências de sua academia sob a ótica de era de ouro que já não existe mais. Todos e quaisquer tipos de resistências em modernizar a empresa são rejeitados por Beth, que prefere continuar usando à sua “influência” de outrora para atrair novos clientes. No entanto, diante do fracasso iminente, ela não tem outra escolha: é preciso mudar. No entanto, até onde ela está disposta a ir para fazer parte da nova geração sob os comandos dessas novas tendências?

Em meio as diversas situações que acabam forçando Beth Aguiar a aceitar essa nova realidade, a mais “ameaçadora” delas foi a chegada de uma nova academia, que irá funcionar logo em frente a academia dela. Um espaço muito mais moderno, e ao mesmo tempo, muito mais bem equipado. O “perigo” está do outro lado da rua, e será preciso rever as estratégias para manter à sua antiga academia em pleno funcionamento. Contando com a ajuda do seu filho, seu ex-marido, seus funcionários e alguns alunos mais fiéis, Beth tem um enorme desafio pela frente: abraçar seu presente, mantendo viva à sua memória do seu passado glorioso (que mais parece um “fantasma”, rondando seus pensamentos em todo lugar).

Inserindo temas específicos como ostracismo profissional, etarismo, capitalismo predatório, e novos padrões de beleza estética como “combustível” em cada um dos seus 10 episódios (com média de 25 minutos cada), o roteiro “mergulha” nesses temas de maneiras muito superficiais, o que obviamente acaba resultando em episódios com temáticas muito mais fracas do que o esperado (até porque a série é de comédia, e de qualquer maneira não iria se aprofundar muito nesses temas... mas o que essa série faz é algo mais artificial e até sem um propósito, por trazer tramas desconectadas).

Usando Beth como personagem principal, a força do elenco reside na atriz Marisa Orth, que geralmente costuma fazer ótimos papéis cômicos, mas aqui, está quase “invisível”. Infelizmente, o roteiro tem piadas muito fracas e situações de pouco apelo físico cômico (que são as piadas não verbais). Orth não foi a única prejudicada, na verdade, todo o elenco aqui sofre com esse mesmo “mal”. Embora o elenco de apoio seja mediano, o roteiro realmente torna tudo pior. Há uma outra cena engraçada, mas são apenas resquícios de piadas que, por alguma razão, acabam sendo mais funcionais.

De um modo geral, os personagens (com exceção de Beth) são muito vazios. Não há um desenvolvimento satisfatório quando olhamos todos eles dentro do projeto por inteiro. Além disso, não há uma sinergia visível quando eles dividem as cenas, criando uma atmosfera “mecanizada” enquanto eles dizem suas falas. O timing cômico é muito fraco, não se aproveita nem mesmo das boas poucas piadas que o roteiro traz. Tudo isso acaba tornando essa série de televisão em algo meio “maçante” de ser assistido (mesmo tendo o tempo de duração curto). Nem parece ser um produto do Brasil.

Surpreendentemente, o lado “dramático” levanta pautas mais interessantes dentro da narrativa. Os maiores exemplos aqui são a luta contra o preconceito envolvendo rígidos padrões de beleza (que são levantados por Carol, filha de Beth e interpretada por Verônica Debom... essa é a única personagem que traz algo mais substancial e relevante para a trama, que acaba dialogando muito bem com os conflitos emocionais vividos por Beth) e necessidade de aprender as melhores maneiras de convergir entre duas épocas distintas (passado e presente) dentro dessa “redoma profissional”.

Body by Beth é uma criação de Carolina Castro em parceira com Gabriel Meyohas, Cacau Hygino, Carolina Warchavsky, George Ferreira e Luciana Fregolante (o que deixa frustrado, porque são nada menos do que seis pessoas escrevendo um roteiro extremamente carente de inspiração cômica) e tem a dupla formada por Gigi Soares e Alice Demier como diretoras (que por sinal, fizeram um trabalho bem problemático e consistentemente desleixado em todos os episódios, como se estivessem perdidas dentro do projeto). Tecnicamente, essa produção também é ruim e não inspira instigação.