MOVIE REVIEW: “Forgive Us Our Trespasses” (2022)

Synopsis: Peter is a young man with a physical disability (the absence of part of his right upper limb) who becomes a target of the Nazi army. In an attempt to escape a fate he refuses to accept, he finds a way to rebel against the oppressive system and save his own life.

"The proof of a society's morality is what it does for its children.", is how this very short (but very interesting and extremely provocative) Netflix feature movie begins its development, featuring a quote from German theologian Dietrich Bonhoeffer to spark some immediate reflection on how we all depend on each other, anywhere in the world. This thought was also purposefully used to pave the way for everything this project has to offer, within the magnitude of its morbid essence.

During periods like the World Wars, one of the minorities that receives little (or almost no) remembrance is the physically disabled. However, the fateful history of these individuals cannot be forgotten, and audiovisual projects like this one keep this "fire of memories" burning (even though it can be painful, especially for those with physical disabilities), reminding us of how terrible human beings can be to one another (and this is something of critical value even for today's society, which, for its part, miserably defends Nazism).

In 1939, Hitler implemented a mass murder program known as Akiton T4 (or Euthanasia). The program targeted people with some kind of physical disability, claiming the lives of 300,000 of them and sterilizing over 400,000. According to Hitler himself, during times of war it was necessary to remind everyone that these events were the best times to eliminate those patients who were considered incurable, and many Germans rejected the physically disabled because they were not compatible with the concept of a “superior race”.

This short movie (just over 10 minutes long) unfortunately fails to delve deeply into all the issues it raises as its main dilemmas. However, this isn't due to a lack of apparent quality. Quite the contrary: the script is intelligent, bold, and sad, yet simultaneously imbued with courage and poise, reliving painful moments during wartime. The biggest problem here was its lack of time, because this is the kind of subject matter that can be covered in a full-length movie (at least two hours long).

In the plot, a teacher has a physically disabled son who is discreetly bullied at school and must suppress feelings of pain while watching his own mother follow a teaching manual that crushes the disabled population by using them as negative references, for example, within the country's own economy (directly insinuating that families with physically disabled people cause massive financial losses). When the young man becomes a target of the Nazi army (which begins killing people with this type of disability), he finds a way to live.

The Akiton T4 project, which became a landmark for its use in the development of gas chambers used in World War II concentration camps, served as the main argument within this sensitive (and at the same time brutal) script, materializing the problems exposed. Small details reveal major events within the script's approach, which doesn't shy away from delivering a deeply moving story (even within such a short timeframe) and, incidentally, boasts stunning technical aspects (such as the cinematography and set design).

Personally speaking, I had no idea that a project as horrific as the Akiton T4 had ever existed, and this only reinforces my utter contempt for Hitler as a "human being" (and here, I certainly need endless quotation marks) and for any and all ideas he championed as a political figure (and also as a person, especially since there was no distinction between the two). This also sparked my curiosity to learn more about what happened, and it is precisely here that the Seventh Art plays a fundamental role, placing cinema in the position of an essential art.

Forgive Us Our Trespasses is the kind of movie that feels like a strong, accurate punch to the audience's gut, and this is evident not only in the story itself, but also in Knox Gibson's performance, which conveys a range of emotions both with his gaze and his physical movements (especially moments of agony). This is a work of remarkable and inspiring quality, skillfully written by Ashley Eakin and Shawn Lovering, with Eakin directing (and doing a very good job). You must see this movie.

Sinopsis: Peter es un joven con una discapacidad física (la ausencia de parte de su extremidad superior derecha) que se convierte en blanco del ejército nazi. En un intento por escapar de un destino que se niega a aceptar, encuentra la manera de rebelarse contra el sistema opresor y salvar su vida.

"La prueba de la moralidad de una sociedad es lo que hace por sus hijos.", así comienza este cortometraje de Netflix (pero muy interesante y extremadamente provocador), con una cita del teólogo alemán Dietrich Bonhoeffer que provoca una reflexión inmediata sobre cómo todos dependemos unos de otros, en cualquier parte del mundo. Esta idea también se utilizó deliberadamente para sentar las bases de todo lo que este proyecto ofrece, dentro de la magnitud de su esencia mórbida.

Durante períodos como las Guerras Mundiales, una de las minorías que recibe poco (o casi ningún) recuerdo son las personas con discapacidad física. Sin embargo, la fatídica historia de estas personas no puede olvidarse, y proyectos audiovisuales como este mantienen viva esta llama de la memoria (aunque pueda ser dolorosa, especialmente para quienes tienen discapacidad física), recordándonos lo terribles que pueden ser los seres humanos entre sí (y esto es algo de vital importancia incluso para la sociedad actual, que, por su parte, defiende con desdén el nazismo).

En 1939, Hitler implementó un programa de asesinatos en masa conocido como Akiton T4 (o Eutanasia). El programa se centró en personas con algún tipo de discapacidad física, cobrándose la vida de 300.000 de ellas y esterilizando a más de 400.000. Según el propio Hitler, en tiempos de guerra era necesario recordar a todos que estos eventos eran el mejor momento para eliminar a aquellos pacientes considerados incurables, y muchos alemanes rechazaban a las personas con discapacidad física porque no eran compatibles con el concepto de una "raza superior".

Este cortometraje (de poco más de 10 minutos de duración) lamentablemente no profundiza en todos los problemas que plantea como sus principales dilemas. Sin embargo, esto no se debe a una aparente falta de calidad. Todo lo contrario: el guion es inteligente, audaz y triste, pero a la vez está imbuido de valentía y aplomo, reviviendo momentos dolorosos de la guerra. El mayor problema fue la falta de tiempo, ya que este es el tipo de tema que puede abordarse en un largometraje (de al menos dos horas de duración).

En la trama, un profesor tiene un hijo con discapacidad física que sufre acoso escolar discretamente y debe reprimir su dolor mientras ve a su propia madre seguir un manual de enseñanza que aplasta a la población con discapacidad, usándola como referencia negativa, por ejemplo, dentro de la propia economía del país (insinuando directamente que las familias con personas con discapacidad física causan enormes pérdidas económicas). Cuando el joven se convierte en objetivo del ejército nazi (que comienza a matar a personas con este tipo de discapacidad), encuentra una manera de vivir.

El proyecto Akiton T4, que se convirtió en un hito por su uso en el desarrollo de las cámaras de gas utilizadas en los campos de concentración de la Segunda Guerra Mundial, sirvió como argumento principal de este sensible (y a la vez brutal) guion, materializando los problemas expuestos. Pequeños detalles revelan acontecimientos importantes dentro del enfoque del guion, que no rehúye ofrecer una historia profundamente conmovedora (incluso en un lapso de tiempo tan corto) y, por cierto, presume de impresionantes aspectos técnicos (como la fotografía y la escenografía).

Personalmente, no tenía ni idea de que existiera un proyecto tan horroroso como el Akiton T4, y esto no hace más que reforzar mi absoluto desprecio por Hitler como "ser humano" (y aquí, sin duda, necesito infinitas comillas) y por todas y cada una de las ideas que defendió como figura política (y también como persona, sobre todo porque no había distinción entre ambos). Esto también despertó mi curiosidad por saber más sobre lo sucedido, y es precisamente aquí donde el Séptimo Arte juega un papel fundamental, colocando al cine en la posición de un arte esencial.

Perdona nuestras ofensas es el tipo de película que se siente como un puñetazo fuerte y certero en el estómago del público, y esto se evidencia no solo en la historia en sí, sino también en la actuación de Knox Gibson, que transmite una gama de emociones tanto con su mirada como con sus movimientos físicos (especialmente en los momentos de agonía). Esta es una obra de una calidad notable e inspiradora, magistralmente escrita por Ashley Eakin y Shawn Lovering, con Eakin dirigiendo (y haciendo un excelente trabajo). Necesitas ver esta película.

Sinopse: Peter é um jovem com uma deficiência física (a ausência de parte do seu membro superior direito) que acaba se tornando um alvo do exército nazista. Na tentativa de fugir de um destino que ele não aceita, encontra uma maneira se rebelar contra o sistema opressor e salvar a própria vida.

“A prova da moralidade de uma sociedade é o que ela faz por suas crianças.”, é assim que esse curtíssimo (porém muito interessante e extremamente provocante) longa-metragem da Netflix inicia todo o seu desenvolvimento, trazendo uma frase do teólogo alemão Dietrich Bonhoeffer para despertar no público uma reflexão imediata sobre como todo todos nós dependemos uns dos outros, em qualquer lugar do mundo. Esse pensamento também foi propositalmente usado para pavimentar tudo o que esse projeto tem para oferecer ao público, dentro da magnitude da sua essência mórbida.

Em períodos como as Guerras Mundiais, uma das minorias que são pouco (ou quase nada) lembradas são os deficientes físicos. No entanto, a história fatídica dessas pessoas não pode ser esquecida, e projetos audiovisuais como este trazem uma chama para manter essa “fogueira de memórias” acesa (ainda que isso seja algo doloroso, em especial, para quem é deficiente físico), nos lembrando de como os seres humanos podem ser terríveis uns com os outros (e isso é algo de valor crítico até para a sociedade que temos no mundo de hoje, que em sua parte, miseravelmente defende o nazismo).

Precisamente em 1939, Hitler implementou um programa de assassinato em massa que ficou conhecido como Akiton T4 (ou Eutanásia). O programa foi pensado em pessoas com alguma deficiência física, ceifando à vida de 300 mil delas, além de esterilizar mais de 400 mil. Segundo o próprio Hitler, em períodos de guerra era preciso lembrar a todos que esses eventos eram os melhores momentos para se eliminar aqueles doentes que eram considerados como incuráveis, e muitos alemães rejeitavam os deficientes físicos porque eles não eram compatíveis com o conceito de “raça superior”.

Este pequeno curta-metragem (que tem pouco mais de 10 minutos de duração) infelizmente não consegue ser muito profundo em todas as questões que traz como seus principais dilemas. No entanto, isso não acontece pela falta de um aspecto de qualidade aparente. Muito pelo contrário, o roteiro é inteligente, é ousado, é triste e ao mesmo tempo, se reveste de coragem e atitude para reviver momentos dolorosos em tempos de guerra. O grande problema aqui foi sua falta de tempo, porque esse é o tipo de assunto que rende um filme completo (com no mínimo duas horas de duração).

Na trama, uma professora tem um filho deficiente físico, que é discretamente hostilizado na escola e precisa reprimir sentimentos de dor enquanto vê à sua própria mãe seguir uma cartilha de ensino que esmaga a população deficiente quando os usa como referências negativas, por exemplo, dentro da economia do próprio país (insinuando diretamente que as famílias que tem pessoas com deficiência física trazem prejuízos financeiros massivos). Quando o jovem se torna alvo do exército nazista (que começa a matar pessoas com esse tipo de deficiência), ele encontra uma maneira de viver.

O projeto Akiton T4, que se tornou uma referência por ter sido usado no desenvolvimento das câmaras de gás usadas nos campos de concentração da Segunda Guerra Mundial, funcionou dentro desse roteiro sensível (e ao mesmo tempo brutal) como o principal argumento materializar os problemas expostos. Pequenos detalhes revelam grandes eventos dentro da abordagem do roteiro, que não se priva de entregar ao público uma história muito comovente (mesmo que dentro de um período de duração tão curto), e que aliás, tem aspectos técnicos lindos (como a fotografia e cenografia).

Particularmente falando, eu não sabia que um projeto tão medonho quanto o Akiton T4 havia existido, e isso só reforça o meu completo desprezo porque Hitler foi enquanto “ser humano” (e aqui com certeza cabem aspas intermináveis) e por todos e quaisquer ideias que ele defendia enquanto figura política (e também como pessoa, até porque não havia qualquer distinção entre os dois lados). Isso despertou também a minha curiosidade em saber mais sobre o que houve, e precisamente aqui a Sétima Arte assume um papel fundamental, colocando o cinema numa posição de arte essencial.

Perdoai-nos as Nossas Ofensas é aquele tipo de filme que soa como um soco forte e certeiro no estômago do público, e isso fica evidente não apenas pela história em si, mas também pela atuação de Knox Gibson, que transparece diversos tipos de sentimentos tanto com seu olhar quanto com seus movimentos físicos (principalmente momentos de agonia). Eis aqui um trabalho de qualidade notória e inspiradora, que foi habilmente escrito pela dupla Ashley Eakin e Shawn Lovering, com Eakin tomando à frente da direção (e fazendo um trabalho muito bom). Você precisa assistir a este filme.