MOVIE REVIEW: “Five Easy Pieces” (1970)

Synopsis: Robert Dupea is a former pianist who renounced his privileged life to pursue his own path. But when confronted with an unexpected return to his roots, far from the city where he currently lives, he ends up being "seduced" by the past he left behind when revisiting his family.
The 1970s are undoubtedly one of the greatest decades in cinema. Basically, because it was a time of great narrative experimentation, and one of them is reflected in this movie, where the plot is "enveloped" by sensitive, organic dramas that unfold without haste or grandiose gimmicks. Literally, it's life unfolding over the consequences of the choices of an individual who, in pursuit of freedom, ended up becoming "hostage" to what he didn't want. A good "case study" that has the power to make the audience reflect on the weight of their own choices, especially when the repercussions are felt beyond our own borders, also affecting others.


The script, though deliberately slow (so that everything being constructed on screen gains more weight and shape over time), is effective. After rejecting a life full of potential privileges, a former pianist finds himself unhappy with the path he's chosen. Working in a place he doesn't want to be, with friends he doesn't value, and experiencing a failed romantic relationship (full of betrayal), everything changes in Robert Dupea's life when he must revisit his past and return to his hometown. This is where a journey begins that felt like a constant escape, where the path is a large, repetitive "circle".
Once there, he is faced with situations beyond his control (such as his father's failing health, with whom he has not spoken for years, a sister who lacks attention and has lost her purpose as a professional, as well as a confrontation with his abandoned choices from the past and the birth of a new, troubled love), and the whirlwind of emotions that this ends up awakening is what lays the foundations of this movie, which is an interesting and intimate drama about the consequences of our actions and how we deal with them when we are put under pressure in situations that challenge our own nature (no matter how messy it may be for us or for others).


Paying close attention to the script, it's clear that the protagonist (who, incidentally, is a man built under a stupid bubble in which, as a human being, he manages to reject even himself as a person, as well as his own sexual adventures, potential new loves, and especially his family roots) is a difficult person. Far from being someone who cultivates bonds (however fleeting), Dupea seeks a unique way of life on his journey away from his commitments, but what he finds is only the emptiness of routine and the strength of that absence. There's a somewhat antagonistic approach here, but it's justifiable given the drama presented.
On the other hand, it's interesting to see how this seemingly accidental "road movie" manages to reinforce, within its own monotony (yes, there are some very boring moments in this movie... but they still don't completely ruin it), the damage that successive wrong choices (even without major consequences) can cause in people's lives, to the point of making them reflect on everything that isn't working in the process of maturation as the years and people pass before their eyes. The feeling of having no place in the world is quite latent, heightening the sense of emptiness that dwells within someone who disbelieves in moral values, even the simplest ones.


Given this scenario, Dupea could be seen as a bitter man (and indeed he is), but it's important to note that this "raw" portrayal in the movie reflects the very nature of someone who, in truth, has no aspirations, much less someone seeking redemption by returning to his roots (despite the movie trying to sell this idea... more specifically in its second half and third act, especially in the dialogue he has with his father, who is in a wheelchair). The problem here is the somewhat "soap opera" approach that frustrated me, because even the characters' lines, at times, seem to have been designed with this narrative bias in mind.
The script's weight is almost nonexistent, the plot is weak, but it's the cold nature of things that ends up becoming the center of attention in each event that unfolds. Almost as if it were an "intimate study," where the camera follows the path taken by a seemingly aimless person, but hoping to get somewhere. Jack Nicholson is the most prominent name in the cast, and at the beginning of his career, he ended up becoming the movie's showcase for his strong performance (alongside Karen Black). However, we're faced with boring characters with no good synergy between them, and they're not even seen as an essential part of the plot (they just come and go).


Five Easy Pieces is like an "old printed photograph" that's nice to look at sometimes, but doesn't bring back many memories beyond its "blurred" image. Literally, this movie begins with nothing, continues that way throughout its run, and ends with a completely open-ended tone. Bob Rafelson did a decent job as director (and also as co-writer), even with a technically underwhelming production, and delivered a very sad ending, full of existential crises, as well as the essence of the protagonist himself (who, even surrounded by people, still saw himself as an even more empty person in his most personal moments). In a way, it's a somewhat distressing movie.
Sinopsis: Robert Dupea es un expianista que renunció a su vida privilegiada para seguir su propio camino. Pero al enfrentarse a un inesperado regreso a sus raíces, lejos de la ciudad donde reside actualmente, termina siendo "seducido" por el pasado que dejó atrás al reencontrarse con su familia.
La década de 1970 es, sin duda, una de las mejores del cine. Básicamente, porque fue una época de gran experimentación narrativa, y una de ellas se refleja en esta película, donde la trama se ve envuelta por dramas sensibles y orgánicos que se desarrollan sin prisas ni artificios grandilocuentes. Literalmente, es la vida que se desenvuelve sobre las consecuencias de las decisiones de un individuo que, en busca de la libertad, terminó convirtiéndose en "rehén" de lo que no quería. Un buen caso práctico que tiene el poder de hacer reflexionar al público sobre el peso de sus propias decisiones, especialmente cuando las repercusiones se sienten más allá de nuestras fronteras, afectando también a otros.
El guion, aunque deliberadamente lento (para que todo lo que se construye en pantalla cobre más fuerza y forma con el tiempo), es efectivo. Tras rechazar una vida llena de posibles privilegios, un ex pianista se siente insatisfecho con el camino que ha elegido. Trabajando en un lugar donde no quiere estar, con amigos que no valora y experimentando una relación romántica fallida (llena de traiciones), todo cambia en la vida de Robert Dupea cuando debe revivir su pasado y regresar a su ciudad natal. Aquí comienza un viaje que se siente como una huida constante, donde el camino es un gran "círculo" repetitivo.
Una vez allí, se enfrenta a situaciones que escapan a su control (como la frágil salud de su padre, con quien no habla desde hace años, una hermana que carece de atención y ha perdido su propósito como profesional, así como una confrontación con sus elecciones abandonadas del pasado y el nacimiento de un nuevo amor atribulado), y el torbellino de emociones que esto acaba despertando es lo que sienta las bases de esta película, que es un drama interesante e íntimo sobre las consecuencias de nuestros actos y cómo lidiamos con ellos cuando nos vemos sometidos a presión en situaciones que desafían nuestra propia naturaleza (por muy desordenadas que sean para nosotros o para los demás).
Al observar con atención el guion, queda claro que el protagonista (quien, por cierto, es un hombre construido bajo una burbuja de estupidez en la que, como ser humano, logra rechazarse incluso a sí mismo como persona, así como sus propias aventuras sexuales, posibles nuevos amores y, sobre todo, sus raíces familiares) es una persona difícil. Lejos de cultivar vínculos (por fugaces que sean), Dupea busca una forma de vida única en su viaje lejos de sus compromisos, pero lo que encuentra es solo el vacío de la rutina y la fuerza de esa ausencia. Hay un enfoque algo antagónico, pero justificable dado el drama que presenta.
Por otro lado, es interesante ver cómo esta "road movie" aparentemente accidental logra reforzar, dentro de su propia monotonía (sí, hay momentos muy aburridos en esta película... pero aun así no la arruinan por completo), el daño que las sucesivas decisiones erróneas (incluso sin consecuencias importantes) pueden causar en la vida de las personas, hasta el punto de hacerles reflexionar sobre todo lo que no funciona en el proceso de maduración a medida que los años y las personas pasan ante sus ojos. La sensación de no tener un lugar en el mundo es bastante latente, acentuando la sensación de vacío que habita en quien no cree en los valores morales, ni siquiera en los más simples.
Ante este escenario, Dupea podría ser visto como un hombre amargado (y de hecho lo es), pero es importante destacar que esta cruda representación en la película refleja la naturaleza misma de alguien que, en realidad, no tiene aspiraciones, y mucho menos busca la redención volviendo a sus raíces (a pesar de que la película intenta vender esta idea... más específicamente en la segunda mitad y el tercer acto, sobre todo en el diálogo que mantiene con su padre, quien está en silla de ruedas). El problema aquí es el enfoque, casi de telenovela, que me frustró, porque incluso los diálogos de los personajes, a veces, parecen haber sido diseñados con este sesgo narrativo en mente.
El guion es casi inexistente, la trama es floja, pero es la frialdad de las cosas la que acaba convirtiéndose en el centro de atención en cada suceso. Casi como un "estudio íntimo", donde la cámara sigue el camino de una persona aparentemente sin rumbo, pero con la esperanza de llegar a alguna parte. Jack Nicholson es el nombre más destacado del reparto y, al principio de su carrera, se convirtió en el escaparate de la película gracias a su sólida actuación (junto a Karen Black). Sin embargo, nos encontramos con personajes aburridos, sin buena sinergia entre ellos, y ni siquiera se consideran una parte esencial de la trama (simplemente aparecen y desaparecen).
Mi vida es mi vida es como una "vieja fotografía impresa" que a veces resulta agradable de ver, pero que no evoca muchos recuerdos más allá de su imagen "borrosa". Literalmente, esta película empieza sin nada, continúa así a lo largo de su recorrido y termina con un tono completamente abierto. Bob Rafelson hizo un buen trabajo como director (y también como coguionista), incluso con una producción técnicamente decepcionante, y ofreció un final muy triste, lleno de crisis existenciales, así como de la esencia del propio protagonista (quien, incluso rodeado de gente, se veía aún más vacío en sus momentos más íntimos). En cierto modo, es una película un tanto angustiosa.
Sinopse: Robert Dupea é um ex-pianista que renunciou à sua vida privilegiada para seguir o seu próprio caminho, mas ao ser confrontado com um inesperado retorno às suas origens, longe da cidade onde vive atualmente, ele acaba sendo “seduzido” pelo passado que deixou para trás ao revisitar sua família.
A década de 70 é, sem dúvidas, uma das melhores décadas cinematográficas. Basicamente, porque foi uma época de grandes experimentações narrativas, e uma delas é traduzida por este filme, onde a trama é “envelopada” por dramas sensíveis, orgânicos e que são desenvolvidos sem pressa ou grandes truques. Literalmente, é à vida acontecendo sobre as consequências das escolhas de um indivíduo que, buscando pela liberdade, acabou se tornando “refém” do que não queria. Um bom “estudo de caso”, que tem o poder de fazer a audiência pensar sobre o peso das suas próprias escolhas, principalmente quando o reflexo disso é sentido para além das nossas próprias fronteiras, afetando também os outros.
O roteiro, ainda que seja propositalmente lento (para que tudo o que esteja sendo construído na tela ganhe mais peso e mais forma ao longo da sua projeção), é eficiente. Na trama, após rejeitar uma vida repleta possíveis privilégios, um ex-pianista se encontra infeliz com os rumos que ele mesmo escolheu. Trabalhando em um local onde ele não quer, ao lado de amigos aos quais ele não valoriza e vivendo um relacionamento amoroso fracassado (e cheio de traições), tudo acaba mudando na vida de Robert Dupea quando ele precisa revisitar todo seu passado voltando até sua cidade natal. Aqui se inicia uma jornada que me pareceu ser uma constante fuga, onde o caminho é um grande e repetitivo “círculo”.
Uma vez chegando lá, ele se depara com situações alheias às suas escolhas (como a saúde debilitada do seu pai; com quem já não falava há anos, uma irmã carente de atenção e perdida no seu propósito enquanto profissional, além de um confronto com suas escolhas abandonadas do passado e o nascimento um novo amor conturbado), e o turbilhão de emoções que isso acaba despertando é o que fundamenta os alicerces deste filme, que é um drama interessante e intimista sobre as consequências das nossas ações e como nós lidamos com isso quando somos colocados sob pressão diante de situações que desafiam nossa própria natureza (por mais bagunçada que ela seja para nós ou para os outros).
Prestando bem atenção no roteiro, é possível perceber que o protagonista (que por sinal, é um homem construído sob uma redoma estúpida na qual, enquanto ser humano ele consegue rejeitar até a si mesmo enquanto pessoa, além das suas próprias aventuras sexuais, possíveis novos amores e principalmente as suas raízes familiares) é uma pessoa difícil. Longe de ser alguém que cultiva laços (por mais fugazes que eles sejam), Dupea busca na sua jornada ausente dos seus compromissos um modo próprio de viver, mas o que consegue encontrar é só o vazio da rotina e a força dessa ausência. Existe aqui uma abordagem um tanto quanto antagônica, mas que é justificável mediante ao drama que é apresentado.
Por outro lado, é interessante ver como esse “road movie” aparentemente acidental consegue reforçar, dentro da sua própria monotonia (sim, há momentos muito chatos neste filme... mas que ainda sim não o prejudicam por completo), os danos que sucessivas escolhas erradas (ainda que sem maiores consequências) podem causar na vida das pessoas, a ponto de fazê-las refletir sobre tudo o que não está funcionando no processo de amadurecimento enquanto os anos e pessoas vão passando diante dos seus olhos. A sensação de não ter lugar no mundo é bastante latente, aumentando a sensação de vazio que habita dentro de alguém que é descrente de valores morais, até mesmo os mais simples dele.
Diante desse cenário, Dupea pode ser visto como um homem amargurado (e de fato ele seja), mas é preciso observar que esse retrato “cru” trazido no filme seja o reflexo da própria natureza de alguém que, na verdade, não tem nenhuma aspiração, e muito menos alguém que busca redenção ao retornar às suas origens (apesar do filme tentar vender essa ideia... mais precisamente na sua segunda parte e no seu terceiro ato, em especial, no diálogo que ele tem com o seu pai, que está em uma cadeira de rodas). O problema aqui é a abordagem um tanto quanto “novelesca” que me frustrou, porque até mesmo as falas dos personagens, em certos momentos, parecem ter sido pensadas com este viés narrativo.
O peso do roteiro é quase inexistente, a trama é fraca, mas é a natureza fria das coisas que acaba se tornando o centro das atenções em cada evento que acontece. Quase como se fosse um “estudo intimista”, onde a câmera vai seguindo o caminho trilhado por uma pessoa aparentemente sem rumo, mas que espera chegar em algum lugar. Jack Nicholson é o nome mais relevante do elenco, e estando em início de carreira, ele acabou se tornando a vitrine do filme pela grande atuação que entregou (ao lado de Karen Black). No entanto, estamos diante de personagens entediantes e sem uma boa sinergia entre eles, além deles nem serem vistos como uma parte essencial da trama (eles apenas vêm e vão).
Cada um Vive como Quer é como uma “fotografia velha impressa” que é legal de ver às vezes, mas que não traz muitas recordações além da sua imagem “fosca”. Literalmente, esse filme começa do nada, segue assim durante à sua projeção e termina de uma maneira totalmente aberta. Bob Rafelson fez um trabalho decente como diretor (e também como o co-roteirista), mesmo com uma produção técnica de potencial reduzido, e entregou ao público um desfecho bem triste e repleto de crises existenciais, como à essência do próprio protagonista (que mesmo cercado de pessoas, ainda se via como uma pessoa ainda mais vazia nos seus momentos mais pessoais). De certa maneira, é um filme meio angustiante.
Posted Using INLEO
Obrigado por promover a comunidade Hive-BR em suas postagens.
Vamos seguir fortalecendo a Hive
Congratulations @wiseagent! You have completed the following achievement on the Hive blockchain And have been rewarded with New badge(s)
You can view your badges on your board and compare yourself to others in the Ranking
If you no longer want to receive notifications, reply to this comment with the word
STOP
Check out our last posts:
Never heard of this one, thanks for putting it on my radar as it is one I might give a chance one day.