In the 5th year of high school, there was always a meeting to plan and organize a trip for the students of that year, a kind of coexistence, which bore that name, by the way, it was about three years ago before I graduated that they decided to do it from third year onwards, to give everyone a chance to at least attend a coexistence. These used to take place on vacations and of course not everyone could, the rule was simple not to miss classes for a get-together that was also on Saturday and Sunday back.

We used to leave on Friday afternoons and we would arrive at night, jeeps would pick us up at the high school and from there we would take the road to a border state where they used to have the camp. It was a fairly large and well equipped house with a salt water pool, especially the view was spectacular, especially when the sun rose at dawn, the temperature dropped to 15 degrees Celsius, due to the altitude and being accustomed to average temperatures of 33 or 35 degrees Celsius with a sensation of 40 degrees it was quite refreshing.

That land was very large and next to the ball court there were some stairs that went down to an abandoned hut, so we were told by the owners of the house, there lived their son who had to leave the country a long time ago to look for a better quality of life. Since the son left, they took everything out of there and closed it, they did nothing more with it, the amount of dust and weeds was enormous, but we could never see what was inside, we could only go down at night.

Español

En 5to año del liceo, siempre se hacía una reunión para planificar y organizar un viaje para los estudiantes de ese año, una especie de convivencia, que llevaba ese nombre, por cierto, fue hace unos tres años atrás antes de graduarme que decidieron hacerlo desde tercer año en adelante, para que diera chance de que todos pudieran al menos asistir a una convivencia. Estas solían hacerse en vacaciones y por supuesto que no todos podían, la regla era simple no perderse clases por una convivencia que aparte era sábado y domingo de vuelta.

Solíamos salir los viernes en la tarde y llegábamos de noche, unos jeeps nos pasaban recogiendo por el liceo y de ahí agarrábamos camino parra un estado fronterizo donde solían hacer la convivencia. Era una casa bastante grande y bien equipada con piscina de agua salada, sobre todo la vista era espectacular más cuando amanecía y veía el sol saliendo, la temperatura bajaba hasta los 15 grados centígrados, debido a la altura y al estar acostumbrados a las temperaturas medias de 33 o 35 grados centígrados con sensación de 40 grados era bastante refrescante.

Ese terreno era muy grande y al lado de la cancha de bolas criollas había unas escaleras que bajaban hacia una cabaña abandonada, así nos dijeron los dueños de la casa, ahí vivía un hijo de ellos que se tuvo que ir del país hace mucho tiempo para buscar mejor calidad de vida. Desde que el hijo se fue ellos sacaron todo de ahí y la cerraron, no hicieron nada más con eso, la cantidad de polvo y maleza que había era descomunal, pero nunca pudimos ver que tenía dentro solo podíamos bajar de noche.