Halloween caníbal (Cannibal Halloween) [ES/EN]

Parte final

Melissa regresaba del baño y una bella sonrisa pintaba en su rostro. Alfred invitó a la chica a sentarse y le ofrecía la bebida. Ella pasó sus delicados dedos por el rostro del hombre, sus manos eran tan suaves como la más fina seda. «¿Me extrañaste?».

«Una eternidad, preciosa». Alfred tomaba la mano de ella y la acariciaba suavemente.

Melissa se acercó y le dio un gran beso a Alfred. Ambos se entregaban a la pasión del momento, entre el bullicio de la música y las tenues luces de colores que parpadeaban, la pasión hervía como el agua en el fogón. Los segundos pasaron a ser minutos mientras sus bocas bailaban al son del amor.

Alfred detuvo a Melissa sutilmente, «Bella Melissa, muero por ti y celebro tu belleza. Brindemos por ti y nuestro encuentro».

«Está bien, mi bello caballero. Propongo un brindis por esta noche, que sea inolvidable para los dos». Las copas chocaban haciendo ese sonido delicado y agudo.

Melissa bebía toda la copa sin hacer pausas. Alfred la veía y su mirada tenía ese toque de oscuridad, que intimidaba, en tanto, la chica había terminado de beber y miraba al hombre con un hambre apasionante.

«Ahora, ¿dime qué vamos a hacer?». Melissa miraba con travesura sensual.

«Podemos ir a mi apartamento, pero creo que no será necesario decirlo. Jaja». Una risa siniestra asomaba en el rostro de Alfred.

«¿Qué dijiste?». La chica lo miraba sorprendida.

«¡Feliz Halloween, deliciosa!». Alfred miraba su reloj.

Los ojos de Melissa le pesaban como un costal de plomo, las imágenes se hicieron borrosas y después todo se hizo oscuro. Tras un tiempo indeterminado, ella abría los ojos y miraba a su alrededor. La luz roja invadía el lugar, había muchos aparatos sadomasoquistas y ella estaba atada a una mesa en posición vertical, con una bola roja en su boca.

Aparecía Alfred de entre las tinieblas, vestido todo de negro y una máscara. «Hola, amor. ¿Te sorprende verme así?». Alfred movía el látigo con fuerza. «Te haré mi perra esta noche. Jaja». Una risa desquiciada dejaba escapar.

Alfred se acercaba y con un cuchillo recorría el bello rostro de Melissa. Luego bajaba hasta sus pechos y rompía el traje de diablita, dejando expuesto sus pechos con un adorable corpiño rojo. Melissa soltaba algunos susurros, Alfred la mirada y arrancaba la bola de la boca.

«No tienes que hacer esto, cariño». Melissa guiñaba un ojo. «Todo esto me excita mucho, déjame azotarte, ¿eso es lo que quieres, verdad, zorrita? ¿Te excita el dolor verdad?».

«Sí, me gusta mucho sentir el dolor, son orgasmos placenteros». Alfred hacía unos quejidos cerca del oído de Melissa.

«Desátame, perra, y te haré sentir mucho placer». Melissa se pasaba la lengua por los labios.

«¿No intentaras escapar?». Alfred miraba fijamente a la chica.

«Solo quiero hacerte mi perra y hacerte gozar. Créeme, cariño». La expresión de Melissa tenía algo que le hizo creerle.

«Te desataré, pero no hagas algo estúpido o te mataré». Alfred cortaba las amarras. «Quiero que me azotes, perra».

Melissa tomaba el látigo y empezaba a darle azotes a hombre, este se retorcía de placer. «Más, más, más, dame más». Alfred se quejaba de placer.

«Espera, mi perra». Melissa sacaba de su corpiño algo.

«¿Qué haces, estúpida?». Alfred sacaba un arma.

«Calma, mi perra, solo tengo resecos los labios». Ella se colocaba el labial carmesí sobre sus carnosos labios. «Ven, mi perra, quiero devorarte con besos».

Melissa tomaba el rostro de Alfred y le daba un beso apasionado, un largo beso apasionado, que hacía delirar al hombre. Luego, la chica lo empujó y sacó del labial una pastilla y se la trago. Alfred la mirada extrañado y después sintió que todo le daba vueltas, mientras veía a Melissa moviendo los dedos en son de despedida. El hombre cayó inconsciente.

«Por fin cayó ese estúpido». Melissa se limpiaba el labial. «Para la próxima colocar más veneno en el labial, casi me vomito besando a este engendro». Miraba al hombre muerto. «Dios, espero no se haya estropeado la carne con esos latigazos. ¿Ahora como llevaré a este delicioso aperitivo a casa?».

Miró una carretilla y subió el cuerpo. Por la calle bañada por la luna llena, Melissa llevaba su cena para la casa, en tanto, iba silbando una canción y luego soltó unas palabras al viento, «Feliz Halloween. Ñaca, ñaca».

English

Cannibal Halloween

Final part

Melissa returned from the bathroom with a beautiful smile on her face. Alfred invited her to sit down and offered her a drink. She ran her delicate fingers across his face, her hands as soft as the finest silk. “Did you miss me?”

“For an eternity, my darling.” Alfred took her hand and caressed it gently.

Melissa leaned in and gave Alfred a big kiss. They both gave in to the passion of the moment. Amidst the bustle of the music and the dim, flashing colored lights, their passion boiled like water on the stove. Seconds turned into minutes as their mouths danced to the rhythm of love.

Alfred subtly stopped Melissa, “Beautiful Melissa, I am dying for you and I celebrate your beauty. Let's toast to you and our meeting.”

“All right, my handsome knight. I propose a toast to tonight, may it be unforgettable for both of us.” The glasses clinked together, making that delicate, high-pitched sound.

Melissa drank the entire glass without pausing. Alfred watched her, his gaze tinged with a hint of darkness that was intimidating, while the girl finished her drink and looked at the man with passionate hunger.

“Now, tell me what we're going to do.” Melissa looked at him with sensual mischief.

“We can go to my apartment, but I don't think it's necessary to say that. Haha.” A sinister laugh appeared on Alfred's face.

“What did you say?” The girl looked at him in surprise.

“Happy Halloween, delicious!” Alfred looked at his watch.

Melissa's eyes felt heavy as a sack of lead, the images became blurry, and then everything went dark. After an indeterminate amount of time, she opened her eyes and looked around. Red light flooded the room, there were many sadomasochistic devices, and she was tied to a table in an upright position, with a red ball in her mouth.

Alfred appeared out of the darkness, dressed all in black and wearing a mask. “Hello, love. Are you surprised to see me like this?” Alfred swung the whip hard. “I'm going to make you my bitch tonight. Haha.” A deranged laugh escaped him.

Alfred approached and ran a knife across Melissa's beautiful face. Then he moved down to her breasts and ripped open her devil costume, exposing her breasts in an adorable red bra. Melissa let out a few whispers, Alfred looked at her and ripped the ball out of her mouth.

“You don't have to do this, honey.” Melissa winked. “All this turns me on so much, let me whip you, that's what you want, right, you little slut? Pain turns you on, doesn't it?”

“Yes, I really like feeling pain, they're pleasurable orgasms.” Alfred moaned close to Melissa's ear.

“Untie me, bitch, and I'll make you feel so much pleasure.” Melissa ran her tongue over her lips.

“You won't try to escape?” Alfred stared at the girl.

“I just want to make you my bitch and make you enjoy it. Believe me, honey.” There was something about Melissa's expression that made him believe her.

“I'll untie you, but don't do anything stupid or I'll kill you.” Alfred cut the ropes. “I want you to whip me, bitch.”

Melissa took the whip and began to whip the man, who writhed with pleasure. “More, more, more, give me more.” Alfred moaned with pleasure.

“Wait, my bitch.” Melissa took something out of her bodice.

“What are you doing, stupid?” Alfred pulled out a gun.

“Calm down, my bitch, my lips are just dry.” She applied crimson lipstick to her full lips. “Come here, my bitch, I want to devour you with kisses.”

Melissa took Alfred's face and gave him a passionate kiss, a long passionate kiss that drove the man wild. Then the girl pushed him away, took a pill out of the lipstick, and swallowed it. Alfred looked at her strangely and then felt everything spinning as he watched Melissa waving her fingers in farewell. The man fell unconscious.

“That idiot finally fell.” Melissa wiped her lipstick. “Next time, put more poison in the lipstick. I almost threw up kissing this monster.” She looked at the dead man. “God, I hope the meat hasn't been ruined by those lashes. Now how am I going to get this delicious appetizer home?”

She looked at a wheelbarrow and lifted the body into it. Down the street bathed in moonlight, Melissa carried her dinner home, whistling a song and then shouting a few words into the wind, “Happy Halloween! Ñaca, ñaca!”

Link del capítulo anterior.
Part 1

Fuentes de la imagen de portada:
Fuente 1
Fuente 2
Fuente 3

Edición Rincón Poético

La traducción del texto fue hecha con la herramienta

gratuita DeepL

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