The messages that drive me to continue / Los mensajes que me impulsan a seguir (eng-esp)

Hello, dear Green Zone members

My friend @neuropoeta introduces me to a magical nostalgia with her Sunday Miracles initiative. Those miraculous messages, my friends, are what drove me, supported me, and have continued to do so for a long time.

Five years ago, when I arrived in Spain, the strength to continue didn't always come from me. I wasn't a child or a young man when I touched Spanish soil. Therefore, I didn't have the energy and strength that youth brings.
If I was able to move forward in my destiny, it was thanks to the encouragement of my friends' messages. Those messages became the impetus I needed when doubt and nostalgia wanted to gain (or were gaining) ground.

At first, I missed my homeland constantly. Everything reminded me of what I'd left behind. In those moments of weakness, a notification would sound on my phone. It was them. Their questions seemed simple: How are you?, What are you doing?, What are you planning to do?.
It might have seemed like simple curiosity, but it wasn't just that. I know them, and they know me. I know it was a nameless survival strategy.

Those questions, especially the last one, forced me to think about the future when I only wanted to remain anchored in the past. When it was hard for me to move and leave my comfort zone.
With What are you planning to do? they forced me to make plans when I didn't have any, when I didn't even feel like having them. They didn't understand when I told them I hadn't thought of anything. They immediately gave me dozens of ideas and reminded me what I'm doing here. Why I came.

They wouldn't let me remain paralyzed. I had to give them an answer, and for that I needed to have a project, however small. So, without realizing it, I was building a new life here.
And that's what I did. And that's what I do every day.

Those messages prevented the break from my homeland from being abrupt. They didn't cut the bond suddenly. In fact, I don't think I severed it; rather, they transformed it. My friends weren't a reminder of what I'd lost, but a bridge that connected me to my origins while pushing me to put down roots here.
Their constant interest and daily messages (written or by phone) showed me I could belong in two places at once.

Today, five years later, those messages keep coming. They're no longer a lifeline, but they're still a driving force. They remind me that there are people who, even from a distance, believe in me. Those three simple questions have become the impetus that keeps me going.

They force me to evaluate my present and plan for my future. They are proof that the most powerful force sometimes comes from the simple insistence of those who love you. That insistence brought me here and is what drives me to continue.

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En español

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Hola, estimados de Green Zone

La amiga @neuropoeta me introduce a una nostalgia mágica con su iniciativa de los Milagros del domingo. Esos milagrosos mensajes, amigos míos, son los que me impulsaron, apoyaron y aún lo siguen haciendo desde hace mucho tiempo.

Hace cinco años, cuando llegué a España, la fuerza para seguir no siempre vino de mí. No era un niño ni un jovencito cuando toqué tierra española. Por lo tanto, no tenía esa energía y fuerza que trae la juventud.
Si pude avanzar en mi destino, fue por el empuje de los mensajes de mis amigos. Esos mensajes se convirtieron en el impulso que necesitaba cuando la duda y la nostalgia querían ganar (o ganaban) terreno.

Al principio, extrañaba mi tierra constantemente. Todo me recordaba lo que había dejado atrás. En esos momentos de debilidad, sonaba una notificación en mi teléfono. Eran ellos. Sus preguntas parecían simples: ¿Cómo estás?, ¿Qué estás haciendo?, ¿Qué piensas hacer?.
Podría parecer que era simple curiosidad, pero no era solo eso. Los conozco y me conocen. Sé que era una estrategia de supervivencia sin nombre.

Esas preguntas, especialmente la última, me obligaban a pensar en el futuro cuando yo solo quería anclarme en el pasado. Cuando me costaba mucho moverme y salir de mi zona de confort.
Con el ¿Qué piensas hacer? me forzaban a crear planes cuando no tenía ninguno, cuando ni siquiera tenía ganas de tenerlos. No entendían que les dijera que no había pensado en nada. Enseguida me daban decenas de ideas y me recordaban qué hago aquí. Para qué vine.

No me permitían quedarme paralizado. Tenía que darles una respuesta, y para eso necesitaba tener un proyecto, por pequeño que fuera. Así, sin darme cuenta, estaba construyendo una vida nueva aquí.
Y eso hice. Y eso hago cada día.

Esos mensajes evitaron que la ruptura con mi tierra fuera brusca. No cortaron el vínculo de golpe. De hecho, no creo que lo haya cortado, sino que ellos lo transformaron. Mis amigos no eran un recordatorio de lo que había perdido, sino un puente que me unía a mi origen mientras me empujaban a echar raíces aquí.
Su interés constante y sus mensajes diarios (escritos o por llamada) me demostraba que podía pertenecer a dos lugares a la vez.

Hoy, cinco años después, esos mensajes siguen llegando. Ya no son un salvavidas, pero siguen siendo un motor. Me recuerdan que hay personas que, desde la distancia, creen en mí. Esas tres preguntas simples se han convertido en el impulso que me mantiene en movimiento.

Me obligan a evaluar mi presente y a proyectar mi futuro. Son la prueba de que la fuerza más poderosa a veces viene de la insistencia sencilla de quienes te quieren bien. Esa insistencia me trajo hasta aquí y es la que me impulsa a seguir.