¡Un saludo a todos los usuarios de Hive y a los atletas de la SWC! Espero que estén disfrutando de un excelente día. En esta ocasión, quiero compartir con ustedes una tarde de entrenamiento donde la intensidad y la dedicación fueron los protagonistas, uniendo a mis alumnos y a mí en una sesión muy productiva. ¡Espero que les guste!

Apreciados lectores, la tarde se presentó con un calor intenso, un clima que invitaba a darlo todo en el parque de barras. Apenas me encontré con mis alumnos, decidimos enfocarnos al 100% en nuestras respectivas rutinas. La energía era alta, y cada uno tenía un objetivo claro en mente. Aunque nuestros ejercicios eran muy diferentes, la misma pasión por la disciplina nos unía.

Por mi parte, me dispuse a trabajar en uno de mis elementos estáticos favoritos: la straddle planche en mini-paralelas. Este es un skill que exige una combinación brutal de fuerza, equilibrio y control. Hice varios intentos y holds, concentrándome en la protracción escapular y en la alineación perfecta del cuerpo. Cada segundo que lograba sostenerme en el aire era una pequeña victoria, un paso más cerca de la maestría total de este movimiento.

Mientras tanto, mis alumnos se dedicaron a sus propias progresiones. Uno de ellos, enfocado en construir una base sólida de fuerza en el core, se concentró en el plank hold. Un ejercicio simple en apariencia, pero que exige una resistencia mental y física increíble para mantener la forma correcta durante segundos, e incluso minutos. Al otro lado, mi otro alumno trabajaba en sus piernas, realizando varias series de zancadas con mancuernas. La fuerza en las piernas es fundamental en la calistenia, y este ejercicio es un pilar para construirla.

La escena era una representación perfecta de la versatilidad de la calistenia. Yo luchando por mantener la plancha, mi alumno temblando en el plank hold, y el otro trabajando con el peso de las mancuernas. A pesar de la diferencia en los ejercicios, nos manteníamos motivados mutuamente, dándonos ánimos y recordándonos la importancia de la técnica en cada repetición. La energía colectiva era tan fuerte que la fatiga se sentía menos pesada.

Al final, todos terminamos exhaustos, pero con una gran sensación de satisfacción. Fue una tarde productiva donde cada uno logró un avance en su propio camino. La calistenia, más allá de la fuerza, es una comunidad de apoyo donde cada progreso, ya sea en un skill avanzado o en un ejercicio básico, es valorado. Nos retiramos del parque con la satisfacción del deber cumplido.

Sin más que agregar me despido, estén atentos a los próximos post ¡Hasta la Próxima!