Starting on Friday || Empezando el Viernes [Eng /Esp]

This day, Friday, July 11th, began with that grayish hue so typical of Buenos Aires winter, where the sky turns a dull blue and the bare trees cast thin shadows on the sidewalks. I walked through downtown, hands in my pockets, breath marking the rhythm of each step. The day was just dawning, but the city was already in a hurry.

In front of me, the lights of the "Coffee Shop" shone like a refuge. Inside, the aroma of roasted coffee mingled with the murmur of early conversations and the clatter of cups against saucers. For a moment, the cold was left behind. A warm coffee in my hands and the feeling that, despite the rush, Friday held something different. Something promising.

The streets, although already crowded with cars and pedestrians, still held a certain calm. The sunlight was just beginning to filter between the tall buildings, giving the scene the air of an old movie. Some were walking to work, others seemed to simply stroll leisurely, as if they knew this Friday was special just for being Friday.

And so the day began: amidst the comforting coffee, the awakening cold, and the silent hope that, perhaps, this Friday would bring something more than routine. Perhaps a reunion, some good news... or simply the gift of experiencing another day in this city that never.

Este día, viernes 11 de julio, empezó con ese tono grisáceo tan típico del invierno porteño, donde el cielo se tiñe de azul apagado y los árboles desnudos dibujan sombras finas sobre las veredas. Caminaba por el centro, con las manos en los bolsillos y el aliento marcando el ritmo de cada paso. El día recién despertaba, pero la ciudad ya tenía prisa.

Frente a mí, las luces de la “Tienda de Café” brillaban como un refugio. Adentro, el aroma a café tostado se mezclaba con el murmullo de conversaciones tempranas y el repiquetear de tazas contra los platitos. Por un instante, el frío quedó atrás. Un café caliente entre las manos y la sensación de que, a pesar del apuro, el viernes tenía algo distinto. Algo prometedor.

Las calles, aunque ya recorridas por autos y transeúntes, aún guardaban cierta calma. La luz del sol apenas comenzaba a filtrarse entre los edificios altos, dándole a la escena un aire de película antigua. Algunos caminaban hacia el trabajo, otros simplemente parecían pasear sin apuro, como si supieran que este viernes era especial solo por ser viernes.

Y así comenzó el día: entre el café que reconforta, el frío que despierta y la esperanza silenciosa de que, quizás, este viernes traiga algo más que rutina. Tal vez un reencuentro, una buena noticia… o simplemente el regalo de vivir otra jornada en esta ciudad que nunca se detiene.