Water + Agua. [Eng+Spa] Relato + Story.

I'm racing against time.

A few hours ago, I was desperately working, reviewing data from the analyzers once again. And I was completely lost, with no clues as to the cause of the disaster.

The reclamation process for the wastelands was going well, at least on the surface. And then, a health condition suddenly appeared among the workers on the construction crew in the residential areas.

We thought it was an illness due to the working and eating conditions, but it spiraled out of control very quickly. The effects were too bizarre, almost like something out of a bad teen horror movie.

The workers became extremely irritable, then violent, and finally attacked each other in a murderous frenzy.

The Epidemiology Department team arrived a few days after the first cases were detected. It's not common for us to be deployed so quickly, but it was due to so many sick leave cases suddenly appearing on the reclamation project. We weren't the only ones sent; superiors weren't sure if this was a matter of natural causes or an attack by an enemy government, so they also sent military investigators, counterterrorism response groups, and other divisions.

As soon as we arrived, we got to work, and the group leaders coordinated with each other. But we didn't expect the results. The madness exploded; the epidemic spread at a speed we never saw coming. And the most desperate thing was that at the beginning of the illness, people seemed normal, but they were developing paranoid or neurotic behaviors.

This led those in charge of communications for each group to destroy or jam the group's transmitters, to hide weapons, and finally to become delirious with the idea that it was all a conspiracy.

Those of us who realized this could no longer communicate with the outside world. We were trapped in a place run by paranoid, violent, and armed lunatics. You can imagine how bad the combination is, and its disastrous outcome.

After the initial wave of free-for-all destruction, those of us who were still sane managed to lock ourselves in one of the modular labs we had brought, and it's excellent that it's a bulletproof habitat. Those outside shot at us and screamed that they were sure it was all a conspiracy in which we were involved. It's a blessing that in their madness they destroyed the high-caliber weapons and only had light ammunition in their hands, so they couldn't hurt us.

Perhaps the only good thing about this madness is that the disease, when it reaches its stage of delirium and extreme violence, causes the death of the host in no more than 24 hours. And it's not like those bad zombie movies; here, those who fall dead, stay dead.

Once the first affected people died, the local population was reduced by more than 80%. We left the laboratory module in protective suits and worked collecting samples from the corpses. But we didn't know that most of us were already contaminated. Within a few days, while trying to repair the communications equipment, we noticed that some of us were becoming more irritable. But that could be normal in the situation we were in. It was our mistake not to take more precautions.

The second wave of madness hit. Again, those of us who were still sane locked ourselves in, but separately. 24 hours later, we went out to try to clarify what was happening or repair the communications antennas to call for help. Everything got worse, and in addition to the illness, there were cases of suicidal depression.

Now I'm alone, and I think I have the answer. It's not that the disease directly affects the brain and disrupts the mind, which is why we couldn't detect it at first. It was contamination with a rare radioactive isotope in the water… It was experimental waste that shouldn't be here.

The water was contaminated; the water vapor present in the air in the area was loaded with this isotope, but none of our equipment was calibrated to detect it. The effect wasn't directly on people's minds, but rather disrupted the human microbiota. To other people, it may sound crazy that changes in the bacterial flora of the human body could unleash this hell. But I'm experiencing it, and I know it's real, even if I don't fully understand the mechanisms that make it possible.

This is infuriating me… I'm losing control, I'm becoming irritable. This is bad!

I ran to the drone control post, entered the order to deploy 'Radioactive Contamination' warning signs at the water sources. And I ran to handcuff myself to a piece of scaffolding anchored to a wall. I hear drones flying overhead, and I think I see government transport ships in the distance. They must be coming because of the loss of communications. I just pray they see the drone signals, that they find me alive, and that they can develop some medicine to save my life.

How ironic! We always say water is life, and it turns out contaminated water can be such a strange and sudden death sentence.

I can't think straight anymore. I feel like my mouth is screaming, as if there's another person in my body and I can't control it anymore.

I've lost consciousness.

I'm waking up in an isolation capsule. I'm strapped to the bed, my body aches, and I hear muffled voices around me. I try to pay attention, and I can assure you that I never thought I would be so happy to hear those voices saying things like: “The treatment worked, keep him under observation, we will be able to save him.”

Estoy corriendo contra el tiempo.

Hace unas horas, yo estaba desesperado trabajando en la revisión de datos de los analizadores, una vez más. Y estaba completamente perdido, sin pistas de la causa del desastre.

El proceso de recuperación de las tierras baldías estaba funcionando bien, al menos en apariencia. Y entonces, apareció de pronto una afección de salud entre los trabajadores del equipo de construcción de las zonas residenciales.

Pensamos que era una enfermedad debida a las condiciones de trabajo y alimentación, pero esto se salió de escala muy rápidamente. Los efectos fueron demasiado raros, casi como sacados de una mala película de terror para adolescentes.

Los trabajadores se volvieron en extremo irritables, luego violentos, y finalmente se atacaron unos a otros con una locura asesina.

El equipo del Departamento de Epidemiología llegó a los pocos días de detectarse los primeros casos. No es común que nos desplieguen tan rápido, pero de debió a que se presentaron de pronto demasiados casos de permisos por enfermedad en el proyecto de recuperación. No fuimos los únicos enviados, los superiores no estaban seguros de qué esto fuera una cuestión de causa natural o un ataque de algún gobierno enemigo, así que también mandaron investigadores militares, grupos de respuesta antiterroristas, y otras divisiones más.

En cuanto llegamos nos pusimos a trabajar y los jefes de grupos se coordinaron entre sí. Pero, no esperábamos los resultados. La locura explotó, la epidemia se propagó a una velocidad que nunca vimos venir. Y lo más desesperante es que al inicio de la enfermedad las personas parecían normales, pero estaban desarrollando comportamientos paranoicos o neuróticos.

Esto llevó a que los encargados de las comunicaciones de cada grupo destruyeran o bloquearan los transmisores de los grupos, que escondieran armas, y finalmente que deliraran con la idea de que todo era una conspiración.

Los que nos dimos cuenta, ya no podíamos comunicarnos con la zona externa. Nos quedamos atrapados en un sitio de locos paranoicos, violentos y armados. Ya puedes imaginar que tan mala es la combinación, y su resultado nefasto.

Luego de la ola inicial de destrucción de “todos contra todos”, los que aún estábamos cuerdos nos logramos encerrar en uno de los laboratorios modulares que habíamos traído, y es excelente que sea un habitad blindado. Los que estaban afuera nos dispararon y gritaban que estaban seguros de que todo era una conspiración en la que nosotros estábamos involucrados. Es una bendición que (en su locura) destruyeron las armas de alto calibre, y solo tenían munición ligera en sus manos, así que no pudieron hacernos daño.

Quizás lo único bueno de esta locura es que la enfermedad, al llegar a su etapa de delirios y violencia extrema, causa la muerte del anfitrión en no más de 24 horas. Y no es como las malas películas de zombis, aquí los que caen muertos, quedan bien muertos.

Ya muertos los primeros afectados, la población local se redujo en más de un 80%. Salimos del módulo de laboratorio con los trajes de protección, y trabajamos recolectando muestras de los cadáveres. Pero no sabíamos que ya la mayoría de nosotros estábamos contaminados. En pocos días, tratando de reparar los equipos de comunicación, notamos que algunos de nosotros teníamos mayor irritabilidad. Pero, eso podría ser normal en la situación que estábamos. Fue nuestro error no tomar más precauciones.

Vino la segunda ola de locura. Nuevamente, los que aún estábamos cuerdos nos encerramos, pero por separado. 24 horas después, salimos a tratar de esclarecer lo que sucedía o reparar las antenas de comunicación para pedir auxilio. Todo fue a peor, sumado a la enfermedad, se presentaron casos de depresión suicida.

Ahora quedo yo solamente, y creo que tengo la respuesta. No es que la enfermedad afecte directamente el cerebro y trastorne la mente, por eso no lográbamos detectarlo en un inicio. Se trataba de una contaminación con un raro isótopo radioactivo en el agua… Era un residuo experimental que no debería estar aquí.

El agua estaba contaminada, el vapor de agua presente en el aire de la zona estaba cargado con este isótopo, pero ninguno de nuestros equipos estaba calibrado para detectarlo. El efecto no era sobre la mente de las personas directamente, sino que trastornaba la microbiota humana. Para otras personas puede sonar loco que cambios en la Flora Bacteriana del cuerpo humano pudiera desatar este infierno. Pero yo lo estoy viviendo, y sé que es real, incluso si no termino de entender los mecanismos que lo hacen posible.

Esto me enfurece… Estoy perdiendo el control, me estoy volviendo irritable. ¡Esto es malo!

Corrí al puesto de control de los drones, cargué la orden de desplegar en las fuentes de agua carteles de señalización de ‘Contaminación Radioactiva’. Y corrí a esposarme a un andamiaje buen anclado en una pared. Escucho los drones volando, y creo que veo a lo lejos naves de transporte del gobierno. Deben venir por la pérdida de comunicaciones. Solo ruego que vean las señales de los drones, que me encuentren vivo, y que puedan desarrollar algún medicamento que me salve la vida.

¡Qué ironía! Siempre decimos que el agua es vida, y resulta que un agua contaminada puede ser una sentencia de muerte tan rara y fulminante.

Ya no puedo pensar con claridad. Siento que mi boca grita, como si hubiera otra persona en mi cuerpo y yo no lo manejara más.

Perdí la conciencia de mí mismo.

Estoy despertando en una cápsula aislada. Estoy sujeto a la cama, mi cuerpo duele, y escucho voces apagadas a mi alrededor. Trato de prestar atención, y puedo asegurar que nunca pensé que sería tan feliz de escuchar esas voces que decían cosas como: “El tratamiento funcionó, manténganlo en observación, lo lograremos.”