Mensaje diario de 5 minutos. Entre la curiosidad y la violencia, un paseo por dos museos. Contenido original. Esp/En.

1 day ago (Edited)

Fuente/Source: Imagen realizada por IA para este texto./ Image made by AI for this text

Pront: “museo de cosas raras”.

Hace muchos años, recuerdo estar paseando por el centro de Caracas, y un día, cerca de la Plaza Bolívar, vi a una señora salir con unos niños de un local, y me llamó mucho la atención, la cantidad de preguntas que el niño le hacía a la señora. Y recuerdo mucho que la señora le comentó: esas, cosas raras que vez, son cosas viejas, que pertenecen al museo y que sirven para recordar la historia.

Y yo, realmente, me quedé sorprendido, al escuchar la respuesta de la señora, y esa sorpresa se debía, a que yo siempre pasaba por esa zona, y jamás me había dado cuenta de que hay había un museo. A sí, que al escuchar a la señora, me paré, e hice una revisión de las casas antiguas que tenía al frente, y me quedé con la boca abierta, y realmente algo impresionado.

Debido a que no había un museo, sino que había dos museos, uno al lado del otro, el primer museo era el museo del palacio arzobispal, y fue al primero que entre, y de verdad, creo que me parecía mucho al niño que salió con su madre del museo, ya que mi mente estaba llena de preguntas y de curiosidad.

En el museo, no había un empleado como tal, sino dos seminaristas, que estaban como encargados, que me dieron una explicación de cada uno de los objetos, supuestamente sagrados, que había ahí. De hecho, recuerdo que había una copa de comunión, donde se guardaban las hostias consagradas, que era de oro y de los años 1800.

Además, había sotanas, báculos de obispos y ese tipo de materiales, relacionados con la iglesia y con la fe. Pero, realmente, no era un museo con muchas cosas que mostrar. Sin embargo, me pareció bien interesante, y más interesante, y a la vez preocupante. Me parecía lo alejado que estaba de mi entorno, ya que pasaba a diario por ahí, al ir y venir del trabajo, y nunca me había fijado, que esos museos existían.

Después del museo, del palacio arzobispal, pasé al museo que estaba al lado, y hay si vi muchas cosas raras en ese museo, de hecho, hubo algunas exposiciones, que realmente me llamaron la atención, y otras que me causaron, cierto nivel de rechazo, tanto a nivel visual, como a nivel sentimental, por lo que significaban.

Ese museo de cosas raras, era el museo de la Policía Metropolitana. Hay vi un casco de policía, el cual había sido muy dañado, ya que le habían lanzado un ladrillo desde un edificio. Vi, las armas blancas, que preparaban los presos en las cárceles y los retenes, vi cachiporras, bastones de madera, bastones eléctricos, mezclados, con sillas de caballos, bozales de perro y otras cosas extrañas, como balas, caceras y cosas de ese estilo.

Al salir de ahí, estaba muy impresionado, y me recordé mucho del niño que salió con su madre, y cuya conversación, me hicieron ver que estaba al frente de dos museos. Y, me imaginé, que mi cara, era como la del niño, que en ese momento había descubierto, al igual que yo, una infinidad de objetos extraños en un museo.

Muchas gracias, por leerme.

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5-minute daily prompt: Between curiosity and violence, a walk through two museums. Original Content.

Pront: "Museum of rare things".

Many years ago, I remember being walking through the center of Caracas, and one day, near Bolivar Square, I saw a lady leaving a local with some children, and I was very struck by the number of questions that the boy asked the lady. And I remember a lot that the lady commented to him: those, rare things that you see, are old things, that belong to the museum and that serve to remember history.

And I was really surprised to hear the lady's answer, and that surprise was due to the fact that I always passed through that area, and I had never realized that there was a museum. A yes, that when I heard the lady, I stopped, and made a review of the old houses that I had in front, and I was left with my mouth open, and really somewhat impressed.

Because there was not a museum, but there were two museums, one next to the other, the first museum was the museum of the Archbishop's palace, and it was to the first that I entered, and really, I think I looked a lot like the boy who came out of the museum with his mother, because my mind was full of questions and curiosity.

In the museum, there was not an employee as such, but two seminarians, who were in charge, who gave me an explanation of each of the supposedly sacred objects that were there. In fact, I remember that there was a communion cup, where the consecrated hosts were kept, which was made of gold and from the 1800s.

In addition, there were cassocks, bishops' croziers and that kind of materials, related to the church and to the faith. But, really, it was not a museum with a lot of things to show. However, I found it quite interesting, and more interesting, and at the same time worrying. It seemed to me how far away I was from my surroundings, since I passed by there every day, coming and going from work, and I had never noticed that these museums existed.

After the museum, from the archbishop's palace, I went to the museum that was next door, and there are if I saw a lot of weird things in that museum, in fact, there were some exhibitions, which really caught my attention, and others that caused me, a certain level of rejection, both visually, and at a sentimental level, because of what they meant.

That museum of weird stuff, it was the Metropolitan Police Museum. There I saw a police helmet, which had been badly damaged, as a brick had been thrown at it from a building. I saw, the bladed weapons, which were prepared by the prisoners in the prisons and the checkpoints, I saw truncheons, wooden batons, electric batons, mixed, with horse saddles, dog muzzles and other strange things, such as bullets, hunting pots and things of that style.

When I left there, I was very impressed, and I remembered a lot about the boy who went out with his mother, and whose conversation, made me see that he was in front of two museums. And, I imagined, that my face was like that of the child, who at that moment had discovered, like me, an infinity of strange objects in a museum.

Thank you very much, for reading me.

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