Pront: Joya.

Yo recuerdo que cuando era pequeño, yo estaba enamorado de una joya familiar que era el anillo de graduación de mi papá y de unas esmeraldas que él le había regalado a mi mamá, y que ella las tenía guardadas en una cajita de joyas en la su cuarto.

En esa caja, mi mamá tenía un verdadero tesoro: anillos, perlas, gargantillas, collares, cadenas y anillos, ya que mi papá, siempre le regalaba joyas, y eso era, por una enseñanza que le dio un amigo de él, que era un señor de nacionalidad polaca y de religión judía.

Él siempre nos decía que debíamos guardar joyas, dinero en efectivo, y aprender un oficio. Y aunque él era un hombre muy amable y cariñoso, sobre todo con los niños, también nos dijo que debíamos aprender a pelear. Pero no para pelear en la calle, sino para defendernos, cuando ya no hubiese opción de dialogar.

Después de la muerte de mi padre, cuando vivíamos mi mamá, mi hermano y yo, nos robaron, varias veces, las personas que mi mamá contrataba para limpiar ya para cuidarnos a mí y a mi hermano, y así se fueron perdiendo buena parte de sus prendas.

Después, cuando mi mamá conoció a mi padrastro y hubo mayor estabilidad económica, la normalidad regresó y dejaron de perderse las cosas de la casa, ya que ahora ella estaba presente.

Un día, cuando yo ya era un hombre joven y estaba trabajando, empecé, al igual que lo hacía mi padre, a regalarle anillos y prendas de oro a mi mamá. Y cuando vino la desgracia económica a Venezuela, esas joyas nos ayudaron a salir adelante en los momentos más duros que vivimos, al igual que lo hizo el que yo aprendiera un oficio.

Pero ahora, después de viejo, después de haber tenido y perdido todo lo material, después de haber tenido y despedido mujeres, después de haber tenidos cargos gerenciales y de haber quedado en la calle, me he dado cuenta, que la joya más hermosa, valiosa, fuerte y duradera que tenido en mi vida es mi madre.

Ya que ella, siempre ha estado ahí, en las buenas y en las malas, en las alegrías y en las tristezas, en la pobreza y en la riqueza y en cada momento importante de la vida. Por eso, más que al oro, las esmeraldas, las piedras preciosas, la joya que uno más debe cuidar es a la madre y disfrutar de ella día a día, ya que nunca sabemos hasta cuándo estará con nosotros.

Muchas gracias, por leerme.

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