Pront: Hacer o morir.

Cuando era adolescente, yo disfrutaba mucho irme al Ávila con los amigos, y pasar días en la montaña, siempre íbamos a lugares donde tuviésemos el agua cerca, y de verdad nos divertíamos bastante, además de que inventábamos mucho.

Había veces, que nos poníamos a seguir el lecho del río, y en más de una ocasión nos perdimos, pero hasta el estar perdido era algo que disfrutábamos, ya que nos hacía poner en práctica todo lo que habíamos aprendido en los Scout, en La Banda Ciudadana y en otros grupos de rescate.

De hecho, había llegado un momento, en el que ya no subíamos al cerro de día, sino que lo hacíamos de noche, y la mayoría de las veces lo hacíamos por un sector llamado el Estribo de Duarte, y en ocasiones, cuando subíamos en grupos separados, decidíamos encontrarnos en el cruce donde estaban los tanques australianos, y ahí, decidíamos a donde ir.

Lo cierto, es que nuestro grupo estaba muy cohesionado, tenía mucha experiencia y conocimiento de la zona, y el integrante que menos ascensos tenía con el grupo, había subido al cerro con nosotros unas 10 veces. Y después, además de subir al Ávila, habíamos ido a la gran sabana, a playas y del mismo modo habíamos realizado lo que llaman turismos de aventura en varios lugares.

Roberto, uno de los compañeros del grupo, se enamoró de una muchacha, y un día la invitó a subir con nosotros y su padre la dejó subir, si lo hacía con su hermana, y además de ellas dos subieron dos primos de ellas, es decir, teníamos a 4 personas nuevas en el grupo.

Y cuando comenzamos a subir, esos cuatro muchachos empezaron a dar problemas. Eran situaciones comunes para novatos, pero que ya molestaban a los veteranos. Lo primero, es que gracias a ellos tuvimos que subir de día, y como no tenían experiencia, lo hicimos por un camino suave, que fue el de Sebucán.

Y cuando empezaron a retrasarse, le dejamos a Roberto sus novatos, mientras seguíamos avanzando, y después, nos sentábamos a esperarlos, y un camino que hacíamos en pocas horas se nos estaba haciendo eterno. Roberto tenía que explicarle todo, a su grupo, y ahí había una muchacha, que era la hermana de la novia de Roberto, que era una persona insufrible, que se quejaba por todo.

Antes de llegar al cruce que va para la piedra del indio, comenzó a una brisa con mucha humedad y llovizna, y el cielo comenzó a oscurecerse, lo que indicaba que pronto llovería. Al ver esto, todo el grupo, incluyendo a Roberto, se desvió del camino, comenzó a desvestirse, colocó toda la ropa, en bolsas y nos vestimos solo con las botas, franelas y pantalones cortos.

Las muchachas del grupo, le dijeron a las muchachas del grupo de Roberto lo que debían hacer, pero ellas se negaron al igual que los primos, Roberto les pidió varias veces que hicieran lo mismo y que forraran las mochilas con el plástico que habían traído, y solo uno de los muchachos lo hizo, pero la nova de Roberto, su hermana y el otro primo se negaron.

Yo me molesté y les dije: "O lo hacen o se mueren en la noche". Y me salieron con una grosería, y ya nadie más les hizo caso. Efectivamente, llovió y fuerte, pero ni nuestro equipo, ni nuestras botas se mojaron, ya que tomamos las previsiones. En cambio, la novia de Roberto, su hermana y uno de sus primos tenían todo mojado.

Eso les provocó un aumento de peso que los desgastó, gracias al equipo y los sacos de dormir mojados totalmente. Cuando llegamos al lugar donde íbamos a hacer el campamento, se les dijo, que esperaran a que dejara de llover, para poner a secar las cosas y que rogaran que saliera el sol para que los ayudara. Sin embargo, el día se mantuvo nublado y ellos se quedaron mojados.

Finalmente, después de los insultos, las groserías y las actitudes de víctima que tomaron, los tres inadaptados al grupo. Roberto terminó con la novia y los tres se quedaron solos en su carpa, sufriendo por el frío y humedad, Roberto, se quedó con el primo que le hizo caso en la subida en una carpa pequeña.

Y al día siguiente, Roberto, tuvo que bajar a Caracas a los tres húmedos muchachos, que parecían unos zombis con las ojeras, y después volver a subir solo para pasar el fin de semana con nosotros en la montaña, y con el otro primo de su exnovia, que estaba encantado de la experiencia. Y que aprendió, que en la selva y en la montaña, se hace lo que dicen los expertos o se muere y se sufre a causa de la necedad.

Muchas gracias, por leerme.

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