Carolina, era la trabajadora más nueva de la empresa, y a diferencia de las otras personas, ella solía ser una persona muy callada y de poco salir en grupos. Y aunque ella trataba de ser cordial con todos los sus compañeros de trabajo, normalmente, se negaba a salir con ellos cuando había reuniones grupales.

Todos en el trabajo, le tenían cariño y respeto a Carolina, y era un cariño, bien ganado, debido a que ella apoyaba y ayudaba a sus compañeros de manera desinteresada. Pero en el trabajo, también había una supervisora, que le tenía mucha rabia y antipatía a Carolina, y esa era Laura, una de las supervisoras del área contable. Y ella, sin conocer a Carolina, ya la había catalogado, como una persona pedante y carente de empatía.

Sin embargo, Carolina, era lo contrario, era una persona amable, caritativa, y siempre estaba pendiente de ayudar a los demás, si es cierto que era una persona tímida, también es cierto que era cordial y amigable. Y la razón, por la que no salía a compartir con sus compañeros de trabajo, era debido, a dos situaciones, la primera es que ella estudiaba en la universidad y la segunda razón, es que ella vivía sola con su abuela.

Carolina salía del trabajo y se iba a corriendo a sus clases, y después se iba a cuidar y atender a su abuela. Esta realidad, la conocían sus compañeros más cercanos en el trabajo y su amiga Susana, que era la compañera de trabajo, con la que más camaradería y confianza tenía.

—Hola, mete la mano acá y saca uno de los papelitos. En el papel que saques, estará el nombre de la persona a la que vas a regalar, dentro de una semana, en el día del amigo secreto. — le dijo Susana a Carolina, con cara sonriente.

Carolina miró a Susana, le respondió con una mirada pícara, metió la mano en el pequeño saco, y al sacar el papel, miró el nombre, se sonrió, puso el papel, en forma de juego, en su corazón y suspiró con fuerza.

—Me toco Manuel. — Dijo con una sonrisa pícara, que fue respondida con risas y juegos por parte de Susana.

Laura, había observado la escena y estaba bastante molesta al ver y oír, el juego de insinuaciones, que tenían Carolina y Susana. La razón de esto, es que Manuel, había estado pretendiendo a Carolina, pero ella, no solo no estaba interesada en él, sino que, además, no le gustaba para nada.

Por otro lado, Laura, estaba perdidamente enamorada de Manuel, y después de los múltiples rechazos por parte de Carolina, Manuel, se fijó en Laura y empezó a salir con ella. Al ver Laura, el juego de las amigas, pensó, que Carolina, pensaba quitarle a su novio, y su odio y resentimiento hacia Carolina se hizo más grande.

—Laura, aprovecha que estás cerca y mete la mano en el saco. ¿Así, sabrás de una vez a quién le vas a regalar el día del amigo secreto? —dijo Susana contenta.

Laura llegó, saludó a las dos amigas con cortesía, pero con algo de distancia, metió la mano en el saco, movió su contenido un par de veces y sacó el papel, al leerlo, lo rompió de inmediato.

—¿Cuéntanos, quién te tocó?— comentó Susana alegre.

—Prefiero no decirles, no sea que se les escapé, y prefiero que se dé cuenta cuando le entregué su regalo el día final.— contestó Laura.

El tiempo hasta la entrega de los regalos del amigo secreto, paso normal, los compañeros de trabajo, se regalaban dulces, ponían recuerdos en los escritorios, y siguieron con el ritual del amigo secreto, como siempre lo habían hecho. Un día antes de la entrega de los regalos, Carolina, recibió unos dulces, pero además, le habían dejado otro regalo en el escritorio.

Carolina se lo comentó a Susana, y ella, como siempre haciendo escándalo por todo, hizo que Laura y otras personas que estaban cerca se enteraran del doble regalo. Cuando Carolina abrió el regalo, a Laura casi le dio una crisis de ira, al ver una pulsera, que ese día había comprado Manuel. En ese momento, Laura pensó que Manuel y Carolina estaban saliendo, y se imaginó, un poco de situaciones que no eran reales.

Como venganza, Laura le pidió a una vecina, que era bruja, que le hiciera un maleficio a Carolina, a través del obsequio que ella le iba a dar. En ese momento, Laura le dio a la bruja, la cajita de prendas, que le iba a regalar a Carolina.

La bruja hizo lo suyo, realizó un maleficio, para que Carolina fuese atormentada, por amar a Manuel. En el hechizo, la bruja, pidió que se atormentara a la mujer que amaba a Manuel, sin que él no le correspondiera. El hechizo que hicieron la bruja y Laura, lo hicieron con ritual, velas negras, cánticos, y en el medio del altar de velas, la bruja, había colocado la caja de prendas.

El día de la entrega de los regalos, todos recibieron los regalos, compartieron, comieron, y pasaron un rato agradable en la oficina. Cuando Carolina, recibió el regalo de Laura, quedó encantada, al ver la cajita de prendas. Era una cajita de madera labrada, con hermosos adornos de flores, y al abrirla, se levantaba una pequeña muñequita de porcelana, a la que se le podía poner a dar vueltas, mientras se escuchaba algo de música si se le daba cuerdas.

Carolina le mostró el regalo a todos los presentes, y les mostraba la muñequita danzando, cuando abría la cajita, para mostrar sus compartimientos. Al final de la reunión, Carolina estaba hablando con Laura. Cuando llegó Manuel, a saludar y para dar de nuevo las gracias por el perfume recibido en el intercambio de regalos.

Y en ese momento, Manuel se le insinuó a Carolina. Y ella, al ver esto, le dio un desplante horrible y le exigió que la respetara a ella y a Laura, que era su novia. Luego, se despidió de Laura y se fue a la universidad. Mientras que Laura y Manuel, terminaron la tarde con una pelea, por la falta de respeto de Manuel.

En la noche, Carolina, le mostró a su abuela el regalo que recibió el día del amigo secreto, y después colocó su cajita de música en su peinadora. Carolina durmió toda la noche como nunca antes lo había hecho.

Pero en el caso de Laura, no fue así, ella se acostó a dormir y tuvo una pesadilla horrible. Sintió, que alguien se montaba en su cama y trataba de someterla por los brazos. Eso hizo que se levantara angustiada.

Después de un rato, Laura quedó vencida por el sueño. Pero se despertó asustada, sentía ganas de gritar, pero no podía, algo no se lo permitía, y vio como una sombra deforme y espantosa, que se reflejaba a través de la luz de la luna, en la pared de su cuarto, se presentó, se acercó a su cama y comenzó a halarla por los pies, atrayéndola hacia la parte más oscura de la sombra.

Laura, en ese momento, comenzó a rezar y a decir mentalmente todas las oraciones que se sabía, y después de unos segundos, que para ella fue un tiempo enorme, pudo moverse y comenzar a gritar de manera desesperada. La hermana de Laura entró al cuarto, encendió la luz, y se consiguió con una Laura, histérica, aterrada y llena de temor.

Lo mismo pasó, por tres días seguidos, el nivel de miedo de Laura era tan grande, que su hermana Fernanda, decidió dormir con ella. Pero ese día, el tercero, ambas hermanas vieron la sombra en el cuarto, y escucharon una voz que les decía: "Es hora de que vengas a jugar conmigo por toda la eternidad".

Ahora ambas hermanas estaban histéricas, y asustadas. Y ambas decidieron ir a ver a la amiga de Laura, a la bruja. Cuando la vieron y le contaron lo que les pasaba, ella le dijo:, "Es el hechizo que hicimos. Recuerdas, que debía ser atacada el alma de la mujer que amara a Manuel, y que él, no le correspondiera. Lo que pasa es eso, Laura, que tú lo amas, pero él no te ama a ti, y el demonio del hechizo viene por ti, debido a que la otra muchacha, no siente nada por él".

—¿Qué debo hacer, para acabar con este martirio? — dijo Laura, angustiada a la bruja.

—Debes buscar la caja, después debemos hacer un ritual, y después, debes dar un pago al demonio, y finalmente, debes enterrar lo que quede de la caja, después de destruirla, en un lugar que debes bendecir con agua bendita, para que el demonio no te moleste nunca más.— dijo con mucha seriedad y seguridad la bruja.

Esa noche, fue infernal para Laura y para su hermana Fernanda que la acompañaba. Al día siguiente, Laura fue a la casa de Carolina, y le contó todo lo que sucedió. Carolina le entregó la caja, sin hacer preguntas. Y Laura y Fernanda, fueron a la casa de la bruja, donde hicieron un ritual, muy largo, con velas, oraciones, incienso, ramas y otras cosas.

En el proceso del ritual, el ayudante de la bruja, cayó en trance, y comenzó a hablar con una voz horrible, y el cuarto, donde estaban haciendo el ritual, se llenó de un olor nauseabundo, y comenzaron a aparecer sombras, y algunas velas se apagaron. Mientras eso pasaba, la bruja, seguía fumando su tabaco, y diciendo palabras, hechizos u oraciones. Ni Laura, ni Fernanda, la entendían, ambas estaban agarradas y temblando de terror.

La bruja le ordenó a las muchachas que prendieran las velas apagadas, y que no dejaran que se apagaran todas las velas encendidas. Después de prender todas las velas y de colocar los inciensos, el ayudante, que estaba en trance, dijo con una voz horrible "Te dejaré ir, pero pagarás con dolor".

Laura, en medio del terror, dijo, "Sí, te pagaré con dolor, pero déjame en paz". Después de unos minutos de ese ritual de despojo y purificación, el olor comenzó a irse y el ambiente comenzó a sentirse relajado.

Después de terminar el ritual, la bruja, hizo un altar de velas blancas, y colocó en el medio la caja, la roció con agua bendita, hizo unas oraciones y finalmente, destruyó, a golpes, la cajita de madera y cerámica.

Finalmente, la bruja envolvió todas las partes de la cajita de prendas en una tela negra, y después la envolvió en una tela blanca, para finalmente entregarle los restos de la caja a Laura.

Laura y Fernanda, salieron de la casa de la bruja y se fueron a la iglesia que estaba cerca de su casa, donde estaban haciendo la construcción de un colegio. Y lanzaron en uno de los huecos que habían realizado los obreros para realizar las fundaciones del edificio, los restos de la cajita. De hecho, la lanzaron, entre unas cabillas, después, echaron agua bendita, lanzaron un poco de tierra, luego agua bendita de nuevo y después hicieron unas oraciones y se fueron, de ahí.

A los pocos días, Laura estaba en el trabajo, pero estaba diferente. Ahora compartía con Carolina, y era más amable y menos exigente con las personas. Además, ella había terminado con Manuel, y realmente se sentía libre. Un día, ella pasó por la cafetera de la oficina, y sin que nadie supiera cómo, la jarra de vidrio se explotó y el agua caliente quemó a Laura en el brazo y la pierna.

La quemada fue muy fuerte, y terminaron llevando a la clínica. El médico, que la revisó, le dijo que tenía una quemada de segundo grado en el brazo y que debía limpiar la herida. El tratamiento fue extremadamente doloroso. Y al final el médico, le dijo: "Sé que fue muy doloroso, pero si me haces caso y haces el tratamiento, es muy posible que no te queden marcas, y solo tendrás el mal recuerdo del dolor".

Laura supo, en ese momento, que había pagado su deuda con el demonio. Después de un año, llegó la época de diciembre de nuevo a la oficina. Y Laura, se puso muy nerviosa, cuando una compañera de trabajo se paró frente a ella con un saquito y le dijo: "Por favor, mete la mano para que escojas quién será tu amigo secreto".

Y todos, vieron cómo la mano de Laura temblaba sin poder parar, y sus ojos estaban llenos de lágrimas, al meter la mano en el saco, sin que nadie, solamente Carolina, que colocó su mano en el hombro de Laura, para darle valor, supiese la razón.

Gracias por leerme.