To give one's heart away || LOH Contest 267 [Eng/Esp]

For two days, the question asked by @elizabethbit has resonated even in the quietest spaces of my mind. I haven't stopped wondering what I should give to others and what I would want others to give me this Christmas. For two days I floated without finding a suitable answer, and I thought of various material things like a perfect book or a warm scarf, but nothing felt true.

That changed yesterday. The answer didn't arrive by magic, but in my daily Tuesday routine. I had just emerged from the bureaucratic maze of a bank, with a brutal fatigue taking hold of me, when my little girl called asking me to bring her something. Let me tell you, that is our oldest ritual. Since she was very small, she always asked me to bring her something home upon my return from work. It could be a flower, a sweet, a unique sticker, or a pencil. In reality, the object didn't matter; what mattered was that she knew she was always number one in my world.

On this particular occasion, I bought her a small bag of soft heart-shaped candies. When I arrived and gave them to her, her face transformed. It wasn't just happiness; it was a radiant and complete joy over those red and white hearts sprinkled with sugar. And right there, in the hallway, I had an epiphany. The answer to @elizabethbit 's question was that this Christmas, I want to give, above all, my heart.

This Christmas, I want to give my whole heart, beating and sometimes vulnerable but hopeful, and I want to deliver it through patience, through remembered details, and through hugs that last a second longer than necessary.

I want to give it to my father so he can see in my actions and hear in my words the strength of his legacy in me, and also give it to my mother, whose love has been the firm ground beneath my feet.

Of course, I will give it to my daughter so she knows that the smallest gift, like a piece of candy, is just a tiny symbol of the infinite love I give her daily. I will also give it to my sister for being a companion in history and an accomplice in life.

I will also give my heart to my friends, who are my chosen family, so they know they are the refuge and the celebration of my spirit, and to all the wonderful people who have woven, with threads of kindness, this year of my life.

Now, I also want something this Christmas. My deep Christmas wish is that they, in turn, keep me in their hearts, that they gift me, in return, a place in the sanctuary of their being. I want my mom and dad to keep me with that loving stillness that needs no words, and my daughter to carry me in the center of her chest with the certainty of my unconditional love. I want my sister to keep me as her eternal confidant and my friends as a safe harbor.

This Christmas, I will appreciate any gift, but the true ceremony, the magic, will be invisible. And the heart candies I brought my daughter were merely the trigger, reminding me that the simplest symbols sometimes carry the most complex truths.

Nothing more, friends of HIVE, this year I am going to give my heart with the sweetest hope of finding the hearts of the people I love, and may our exchange result in the only thing that truly multiplies when shared: love. That is my wish, my answer, and my Christmas.

_{✨ 𝑻𝒉𝒂𝒏𝒌𝒔 𝒇𝒐𝒓 𝒓𝒆𝒂𝒅𝒊𝒏𝒈! ✨
𝑰𝒇 𝒚𝒐𝒖 𝒅𝒐𝒏’𝒕 𝒌𝒏𝒐𝒘 𝒎𝒆 𝒚𝒆𝒕, 𝑰’𝒎 𝒂 𝑪𝒖𝒃𝒂𝒏 𝒏𝒆𝒖𝒓𝒐𝒍𝒐𝒈𝒊𝒔𝒕 𝒂𝒏𝒅 𝒘𝒓𝒊𝒕𝒆𝒓, 𝒂 𝒎𝒐𝒕𝒉𝒆𝒓, 𝒂 𝒘𝒐𝒎𝒂𝒏, 𝒂𝒏𝒅 𝒂 𝒅𝒓𝒆𝒂𝒎𝒆𝒓 𝒘𝒉𝒐’𝒔 𝒇𝒐𝒖𝒏𝒅 𝒊𝒏 𝑯𝒊𝒗𝒆 𝒂 𝒃𝒆𝒂𝒖𝒕𝒊𝒇𝒖𝒍 𝒔𝒑𝒂𝒄𝒆 𝒕𝒐 𝒔𝒐𝒂𝒓.
𝑨𝒍𝒍 𝒕𝒆𝒙𝒕 𝒂𝒏𝒅 𝒊𝒎𝒂𝒈𝒆𝒔 𝒂𝒓𝒆 𝒎𝒚 𝒐𝒓𝒊𝒈𝒊𝒏𝒂𝒍 𝒄𝒓𝒆𝒂𝒕𝒊𝒐𝒏𝒔, 100% 𝒉𝒖𝒎𝒂𝒏-𝒎𝒂𝒅𝒆 (𝒏𝒐 𝑨𝑰).
𝑩𝒂𝒏𝒏𝒆𝒓 𝒅𝒆𝒔𝒊𝒈𝒏𝒆𝒅 𝒃𝒚 𝑳𝒖𝒎𝒊𝒊.
𝑳𝒐𝒗𝒆𝒅 𝒕𝒉𝒊𝒔 𝒑𝒐𝒔𝒕? 𝑼𝒑𝒗𝒐𝒕𝒆, 𝒄𝒐𝒎𝒎𝒆𝒏𝒕, 𝒐𝒓 𝒓𝒆𝒃𝒍𝒐𝒈 𝒕𝒐 𝒔𝒑𝒓𝒆𝒂𝒅 𝒕𝒉𝒆 𝒘𝒊𝒏𝒈𝒔 𝒐𝒇 𝒄𝒓𝒆𝒂𝒕𝒊𝒗𝒊𝒕𝒚! 💛}

VERSIÓN EN ESPAÑOL

Regalar el corazón

Durante dos días, la pregunta que nos hace @elizabethbit ha resonado hasta en los espacios más silenciosos de mi mente. No he parado de preguntarme qué debería regalar a los demás y qué quería que me regalaran a mí en estas Navidades. Dos días flotando sin encontrar una respuesta adecuada, y pensé en varias cosas materiales como un libro perfecto o una cálida bufanda, pero nada se sentía verdadero.

Eso cambió ayer. La respuesta no llegó por arte de magia, sino en mi rutina diaria de martes. Acababa de salir del laberinto de burocracias de un banco, con un brutal cansancio apoderándose de mí, cuando mi niña me llamó pidiéndome que le llevara algo. Les cuento que ese es nuestro ritual más antiguo. Desde bien pequeña siempre me pedía que le llevara algo a casa, a mi regreso del trabajo; bien podía ser una flor, un dulce, una pegatina singular o un lápiz. En realidad, el objeto no importaba; importaba que ella supiera que siempre era el número uno en mi mundo.

Precisamente en esta ocasión le compré una pequeña bolsita de caramelos blandos en forma de corazones. Cuando llegué y se la di, su rostro se transformó. No solo era felicidad; era una alegría radiante y completa por aquellos corazones rojos y blancos espolvoreados con azúcar. Y justamente allí, en el pasillo, tuve una epifanía. La respuesta a la pregunta de @elizabethbit era que en esta Navidad quiero regalar, ante todo, mi corazón.

En estas Navidades quiero dar mi corazón entero, palpitante y a veces vulnerable pero esperanzado, y quiero entregarlo a través de la paciencia, de los detalles recordados y de los abrazos que duran un segundo más de lo necesario.

Quiero regalárselo a mi padre para que pueda ver en mis acciones y oír en mis palabras la fortaleza de su legado en mí, y también dárselo a mi madre, cuyo amor ha sido el suelo firme bajo mis pies.

Claro que se lo regalaré a mi hija para que sepa que el regalo más pequeño, como un caramelo, es solo un símbolo diminuto del amor infinito que le entrego a diario. A mi hermana también se lo regalaré por ser compañera de historia y cómplice de vida.

También le regalaré mi corazón a mis amigos, que son mi familia elegida, para que sepan que son el refugio y la fiesta de mi espíritu, y así a toda la gente linda que ha tejido, con hilos de bondad, este año de mi vida.

Ahora bien, yo también quiero algo en estas Navidades. Mi profundo anhelo navideño es que ellos, a su vez, me guarden en sus corazones, que me regalen, correspondiendo, un lugar en el santuario de su ser. Quiero que mi mamá y mi papá me guarden con esa quietud amorosa que no necesita palabras, y que mi hija me lleve en el centro del pecho con la certeza de mi amor incondicional. Quiero que mi hermana me guarde como su confidente eterna y mis amigos como un puerto seguro.

En esta Navidad apreciaré cualquier regalo, pero la verdadera ceremonia, la magia, esa será invisible. Y los caramelos de corazón que llevé a mi hija fueron solo el detonante, al recordarme que los símbolos más simples a veces llevan las verdades más complejas.

Nada más, amigas de HIVE, este año voy a regalar mi corazón con la esperanza más dulce de encontrar los de las personas que amo, y que nuestro intercambio tenga por resultado la única cosa que realmente se multiplica cuando se reparte: el amor. Ese es mi deseo, mi respuesta y mi Navidad.

_{✨¡𝑮𝒓𝒂𝒄𝒊𝒂𝒔 𝒑𝒐𝒓 𝒍𝒆𝒆𝒓! ✨
𝑺𝒊 𝒂ú𝒏 𝒏𝒐 𝒎𝒆 𝒄𝒐𝒏𝒐𝒄𝒆𝒔: 𝒔𝒐𝒚 𝒏𝒆𝒖𝒓ó𝒍𝒐𝒈𝒂 𝒚 𝒆𝒔𝒄𝒓𝒊𝒕𝒐𝒓𝒂 𝒄𝒖𝒃𝒂𝒏𝒂, 𝒎𝒂𝒅𝒓𝒆, 𝒎𝒖𝒋𝒆𝒓 𝒚 𝒔𝒐ñ𝒂𝒅𝒐𝒓𝒂 𝒒𝒖𝒆 𝒆𝒏𝒄𝒐𝒏𝒕𝒓ó 𝒆𝒏 𝑯𝒊𝒗𝒆 𝒖𝒏 𝒉𝒆𝒓𝒎𝒐𝒔𝒐 𝒆𝒔𝒑𝒂𝒄𝒊𝒐 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒗𝒐𝒍𝒂𝒓.
𝑬𝒍 𝒕𝒆𝒙𝒕𝒐 𝒚 𝒍𝒂𝒔 𝒊𝒎á𝒈𝒆𝒏𝒆𝒔 𝒔𝒐𝒏 𝒅𝒆 𝒎𝒊 𝒂𝒖𝒕𝒐𝒓í𝒂, 100% 𝒉𝒖𝒎𝒂𝒏𝒐𝒔 (𝒔𝒊𝒏 𝑰𝑨).
𝑩𝒂𝒏𝒏𝒆𝒓 𝒅𝒊𝒔𝒆ñ𝒂𝒅𝒐 𝒑𝒐𝒓 𝑳𝒖𝒎𝒊𝒊.
¿𝑻𝒆 𝒈𝒖𝒔𝒕ó 𝒆𝒔𝒕𝒂 𝒑𝒖𝒃𝒍𝒊𝒄𝒂𝒄𝒊ó𝒏? 𝑽𝒐𝒕𝒂, 𝒄𝒐𝒎𝒆𝒏𝒕𝒂 𝒐 𝒓𝒆𝒃𝒍𝒐𝒈𝒖𝒆𝒂 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒂𝒚𝒖𝒅𝒂𝒓 𝒂 𝒅𝒆𝒔𝒑𝒍𝒆𝒈𝒂𝒓 𝒆𝒔𝒕𝒂𝒔 𝒂𝒍𝒂𝒔.💛}