La felicidad también puede ser una madeja de hilo [Esp/Eng]

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Hay una idea generalizada, casi un lugar común, de que la felicidad es algo grandioso, algo parecido a un estado de perfección. Por eso he visto que la pintan como algo épico, quizás como un viaje grandioso, un éxito profesional o como aquel logro material soñado. Hoy me convenzo de que esas cosas pueden traer alegrías intensas, pero la felicidad más verdadera, la más duradera, es la que se esconde en cosas más pequeñas, más simples. Y justamente hoy para mí, la felicidad tiene la forma y el peso de una bolsa llena de madejas de hilo.

Mi vida me exige mucha entrega profesional y, después de un día de consultas y diagnósticos delicados, he encontrado un refugio que funciona, a la vez, como antídoto: tejer. Aclaro que no es solo un pasatiempo; es también un acto sanador donde el ruido mental se apacigua. Viene siendo el acto de tejer como una plegaria manual que me ordena el caos interior.

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Y fue en ese contexto cuando un amigo, una persona realmente especial, llegó desde muy lejos con una bolsa en la mano. No era una bolsa cualquiera, pues en su interior había madejas y más madejas de hilos de todos los colores. Llegó con un universo creativo para depositarlo en mis manos.

El valor del regalo, por supuesto, reside en la belleza tangible de los hilos y en ese placer sensorial de acariciar las madejas, pero el verdadero significado, la chispa que encendió la felicidad en mi pecho, fue mucho más allá de aquellas fibras de colores.

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Sin duda, la magia estaba en el significado del gesto, en saber que, en medio de la vorágine de su propia vida, este amigo se detuvo a pensar en mí. Esto, más que un regalo, fue un dardo directo al centro de mi ser, porque él sabe, sabe cuánto placer me provoca tejer, conoce esa parte de mí que no es la doctora, sino la mujer que crea y que se calma a través de los puntos.

Pienso entonces que ahí reside la segunda capa de la felicidad y quizás la más profunda: la certeza de que se puede habitar en el corazón de otro, y eso es un tesoro, una suerte. En un mundo de relaciones superficiales y efímeras, saber que ocupas un lugar lo suficientemente significativo en la vida de alguien como para que conozcan tus pasiones más silenciosas, es un consuelo inmenso.

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En solo unos días, tendré un merecido receso de mi labor habitual y, mientras planeo este pequeño paréntesis de calma, mi mirada se posa en esa bolsa de los hilos, que más que un regalo se está convirtiendo en un mapa de los días venideros. Esa bolsa de hilos, el invierno que llega y diciembre, son la promesa de mañanas tranquilas con mi taza de café y el proyecto que decida iniciar.

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Se avecina un tiempo para descansar de la mente médica y dar rienda suelta a la mente creativa. No sé si tejeré bufandas para acompañar el invierno o simplemente experimentaré con texturas y colores, sin un plan fijo. Pero solo sé que con cada punto y cada vuelta, estaré más cerca de la certeza de que la felicidad también puede ser una madeja de hilo.

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_{✨¡𝑮𝒓𝒂𝒄𝒊𝒂𝒔 𝒑𝒐𝒓 𝒍𝒆𝒆𝒓! ✨
𝑺𝒊 𝒂ú𝒏 𝒏𝒐 𝒎𝒆 𝒄𝒐𝒏𝒐𝒄𝒆𝒔: 𝒔𝒐𝒚 𝒏𝒆𝒖𝒓ó𝒍𝒐𝒈𝒂 𝒚 𝒆𝒔𝒄𝒓𝒊𝒕𝒐𝒓𝒂 𝒄𝒖𝒃𝒂𝒏𝒂, 𝒎𝒂𝒅𝒓𝒆, 𝒎𝒖𝒋𝒆𝒓 𝒚 𝒔𝒐ñ𝒂𝒅𝒐𝒓𝒂 𝒒𝒖𝒆 𝒆𝒏𝒄𝒐𝒏𝒕𝒓ó 𝒆𝒏 𝑯𝒊𝒗𝒆 𝒖𝒏 𝒉𝒆𝒓𝒎𝒐𝒔𝒐 𝒆𝒔𝒑𝒂𝒄𝒊𝒐 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒗𝒐𝒍𝒂𝒓.
𝑬𝒍 𝒕𝒆𝒙𝒕𝒐 𝒚 𝒍𝒂𝒔 𝒊𝒎á𝒈𝒆𝒏𝒆𝒔 𝒔𝒐𝒏 𝒅𝒆 𝒎𝒊 𝒂𝒖𝒕𝒐𝒓í𝒂, 100% 𝒉𝒖𝒎𝒂𝒏𝒐𝒔 (𝒔𝒊𝒏 𝑰𝑨).
𝑩𝒂𝒏𝒏𝒆𝒓 𝒅𝒊𝒔𝒆ñ𝒂𝒅𝒐 𝒑𝒐𝒓 𝑳𝒖𝒎𝒊𝒊.
¿𝑻𝒆 𝒈𝒖𝒔𝒕ó 𝒆𝒔𝒕𝒂 𝒑𝒖𝒃𝒍𝒊𝒄𝒂𝒄𝒊ó𝒏? 𝑽𝒐𝒕𝒂, 𝒄𝒐𝒎𝒆𝒏𝒕𝒂 𝒐 𝒓𝒆𝒃𝒍𝒐𝒈𝒖𝒆𝒂 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒂𝒚𝒖𝒅𝒂𝒓 𝒂 𝒅𝒆𝒔𝒑𝒍𝒆𝒈𝒂𝒓 𝒆𝒔𝒕𝒂𝒔 𝒂𝒍𝒂𝒔.💛}

ENGLISH VERSION

Happiness Can Also Be a Skein of Yarn

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There is a widespread idea, almost a cliché, that happiness is something grand, something akin to a state of perfection. That's why I've seen it portrayed as something epic, perhaps as a grand journey, a professional success, or that dreamed-of material achievement. Today, I am convinced that those things can bring intense joys, but the truest, most lasting happiness is the one hidden in smaller, simpler things. And precisely today for me, happiness has the shape and weight of a bag full of skeins of yarn.

My life demands a great professional commitment, and after a day of consultations and delicate diagnoses, I have found a refuge that also functions as an antidote: knitting. Let me clarify that it is not just a pastime; it is also a healing act where mental noise subsides. The act of knitting has become like a manual prayer that brings order to my inner chaos.

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And it was in this context that a friend, a truly special person, arrived from far away with a bag in hand. It wasn't just any bag, for inside were skeins and more skeins of yarn in all colors. He arrived with a creative universe to place in my hands.

The value of the gift, of course, lies in the tangible beauty of the threads and in that sensory pleasure of caressing the skeins, but the true meaning, the spark that lit happiness in my chest, went far beyond those colored fibers.

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Without a doubt, the magic was in the meaning of the gesture, in knowing that amid the whirlwind of his own life, this friend stopped to think of me. This, more than a gift, was a direct hit to the core of my being, because he knows, he knows how much pleasure knitting brings me, he knows that part of me that is not the doctor, but the woman who creates and finds calm through the stitches.

I think, therefore, that this is where the second layer of happiness resides, and perhaps the deepest one: the certainty that one can inhabit another's heart, and that is a treasure, a blessing. In a world of superficial and ephemeral relationships, knowing that you occupy a significant enough place in someone's life for them to know your quietest passions is an immense comfort.

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In just a few days, I will have a well-deserved break from my usual work, and as I plan this small parenthesis of calm, my gaze rests on that bag of yarn, which is becoming, more than a gift, a map for the days to come. That bag of yarn, the approaching winter, and December are the promise of quiet mornings with my cup of coffee and the project I decide to start.

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A time is coming to rest from the medical mind and give free rein to the creative mind. I don't know if I will knit scarves for the winter or simply experiment with textures and colors, without a fixed plan. But I only know that with every stitch and every row, I will be closer to the certainty that happiness can also be a skein of yarn.

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_{✨𝑻𝒉𝒂𝒏𝒌𝒔 𝒇𝒐𝒓 𝒓𝒆𝒂𝒅𝒊𝒏𝒈! ✨
𝑰𝒇 𝒚𝒐𝒖 𝒅𝒐𝒏’𝒕 𝒌𝒏𝒐𝒘 𝒎𝒆 𝒚𝒆𝒕. 𝑰’𝒎 𝒂 𝑪𝒖𝒃𝒂𝒏 𝒏𝒆𝒖𝒓𝒐𝒍𝒐𝒈𝒊𝒔𝒕 𝒂𝒏𝒅 𝒘𝒓𝒊𝒕𝒆𝒓, 𝒂 𝒎𝒐𝒕𝒉𝒆𝒓, 𝒂 𝒘𝒐𝒎𝒂𝒏, 𝒂𝒏𝒅 𝒂 𝒅𝒓𝒆𝒂𝒎𝒆𝒓 𝒘𝒉𝒐’𝒔 𝒇𝒐𝒖𝒏𝒅 𝒊𝒏 𝑯𝒊𝒗𝒆 𝒂 𝒃𝒆𝒂𝒖𝒕𝒊𝒇𝒖𝒍 𝒔𝒑𝒂𝒄𝒆 𝒕𝒐 𝒔𝒐𝒂𝒓.
𝑨𝒍𝒍 𝒕𝒆𝒙𝒕 𝒂𝒏𝒅 𝒊𝒎𝒂𝒈𝒆𝒔 𝒂𝒓𝒆 𝒎𝒚 𝒐𝒓𝒊𝒈𝒊𝒏𝒂𝒍 𝒄𝒓𝒆𝒂𝒕𝒊𝒐𝒏𝒔, 100% 𝒉𝒖𝒎𝒂𝒏-𝒎𝒂𝒅𝒆 (𝒏𝒐 𝑨𝑰).
𝑩𝒂𝒏𝒏𝒆𝒓 𝒅𝒆𝒔𝒊𝒈𝒏𝒆𝒅 𝒃𝒚 𝑳𝒖𝒎𝒊𝒊.
𝑳𝒐𝒗𝒆𝒅 𝒕𝒉𝒊𝒔 𝒑𝒐𝒔𝒕? 𝑼𝒑𝒗𝒐𝒕𝒆, 𝒄𝒐𝒎𝒎𝒆𝒏𝒕, 𝒐𝒓 𝒓𝒆𝒃𝒍𝒐𝒈 𝒕𝒐 𝒔𝒑𝒓𝒆𝒂𝒅 𝒕𝒉𝒆 𝒘𝒊𝒏𝒈𝒔 𝒐𝒇 𝒄𝒓𝒆𝒂𝒕𝒊𝒗𝒊𝒕𝒚! 💛}