From the garden to the abyss: Two faces of Octavio Paz || Review [Eng/Esp]

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Thank you for welcoming me back to this beautiful community of book and literature lovers. Returning to this place is one of the things I enjoy most, as I believe it is one of the few places where I can talk to you about one of my great passions: reading. And speaking of passions, I bring with me one of the writers who fascinated me in my early youth: Octavio Paz, one of the Latin American writers who won the Nobel Prize.

You will agree with me that when we talk about Octavio Paz, we are talking about a complete poet and also a thinker who was responsible for dissecting Mexican society not only through the essay, but also through narrative and even drama. That is why I have chosen this small volume that contains these two fascinating facets of the author: Quicksand, written in the distant year of 1949, and Rappaccini's Daughter, which he wrote seven years later.

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To give you a brief preview: Quicksand is a story like an intimate descent into the self, while Rappaccini's Daughter is a play that shows the tragedy of a love condemned by the divine.

Quicksand is a first-person narrative, akin to an autobiography, in which the narrator, who I imagine is Paz himself, immerses himself in the memories of his childhood and youth. At times, it seems like a journey full of recurring images wrapped in a poetic and dense prose that gives the impression that instead of moving forward, it is slowly sinking us. Perhaps that is why the title is the perfect key, as memory and identity resemble quicksand that swallows us.

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Paz, as masterful as few others, sometimes gives the impression that he disintegrates in his narrative, becoming confused at the end of the story with the landscape and with nothingness, dissolving. The individual ends up evaporating, and only the awareness of his own absence remains.

After this abyss that I have described to you, and which will be even deeper when you decide to read it, we arrive at the garden. Yes, if Quicksand was introspection and lyrical prose, then Rappaccini's Daughter is conflict and dialogue. It is inspired by a story by Nathaniel Hawthorne, and what Paz does is transplant that reality from a gothic style to his own terrain, to Mexican soil.

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Beatriz, the daughter of the scientist Rappaccini, has been raised among poisonous plants until she becomes toxic herself, her breath and touch being deadly. It is more or less the metaphor of the perverted Garden of Eden, where there is great beauty and exuberance, but there is also that father who is at the same time a kind of God who has sacrificed his daughter for science.

As expected, Juan appears, a young student attracted by that forbidden beauty, and he crosses the threshold and becomes contaminated with Beatriz's poison. Everything goes well until the possibility of an antidote appears, and Juan's dilemma is marked between giving up Beatriz to save himself or accepting his fate of mortal love.

It is a fable, my friends, about love and freedom, a desolate metaphor of love as mutual and fatal poisoning.

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You will see then that we have gone from the abyss to the garden, from the garden to the abyss, as two faces offered to us by the Mexican Nobel laureate, thus revealing the multifaceted genius of this great writer. This small volume that I now hold in my hands shows the overwhelming versatility of the poet, who can dive into the depths of the unconscious, to the playwright full of conflicts, myths, and symbols.

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Two masterpieces, two ways of telling us that for Octavio Paz, the human condition is sometimes a path with no exit, as beautiful as it is lethal.

Until the next book!

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_{✨ 𝑻𝒉𝒂𝒏𝒌𝒔 𝒇𝒐𝒓 𝒓𝒆𝒂𝒅𝒊𝒏𝒈! ✨
𝑰𝒇 𝒚𝒐𝒖 𝒅𝒐𝒏’𝒕 𝒌𝒏𝒐𝒘 𝒎𝒆 𝒚𝒆𝒕, 𝑰’𝒎 𝒂 𝑪𝒖𝒃𝒂𝒏 𝒏𝒆𝒖𝒓𝒐𝒍𝒐𝒈𝒊𝒔𝒕 𝒂𝒏𝒅 𝒘𝒓𝒊𝒕𝒆𝒓, 𝒂 𝒎𝒐𝒕𝒉𝒆𝒓, 𝒂 𝒘𝒐𝒎𝒂𝒏, 𝒂𝒏𝒅 𝒂 𝒅𝒓𝒆𝒂𝒎𝒆𝒓 𝒘𝒉𝒐’𝒔 𝒇𝒐𝒖𝒏𝒅 𝒊𝒏 𝑯𝒊𝒗𝒆 𝒂 𝒃𝒆𝒂𝒖𝒕𝒊𝒇𝒖𝒍 𝒔𝒑𝒂𝒄𝒆 𝒕𝒐 𝒔𝒐𝒂𝒓.
𝑨𝒍𝒍 𝒕𝒆𝒙𝒕 𝒂𝒏𝒅 𝒊𝒎𝒂𝒈𝒆𝒔 𝒂𝒓𝒆 𝒎𝒚 𝒐𝒓𝒊𝒈𝒊𝒏𝒂𝒍 𝒄𝒓𝒆𝒂𝒕𝒊𝒐𝒏𝒔, 100% 𝒉𝒖𝒎𝒂𝒏-𝒎𝒂𝒅𝒆 (𝒏𝒐 𝑨𝑰).
𝑩𝒂𝒏𝒏𝒆𝒓 𝒅𝒆𝒔𝒊𝒈𝒏𝒆𝒅 𝒃𝒚 𝑳𝒖𝒎𝒊𝒊.
𝑳𝒐𝒗𝒆𝒅 𝒕𝒉𝒊𝒔 𝒑𝒐𝒔𝒕? 𝑼𝒑𝒗𝒐𝒕𝒆, 𝒄𝒐𝒎𝒎𝒆𝒏𝒕, 𝒐𝒓 𝒓𝒆𝒃𝒍𝒐𝒈 𝒕𝒐 𝒔𝒑𝒓𝒆𝒂𝒅 𝒕𝒉𝒆 𝒘𝒊𝒏𝒈𝒔 𝒐𝒇 𝒄𝒓𝒆𝒂𝒕𝒊𝒗𝒊𝒕𝒚! 💛}

VERSIÓN EN ESPAÑOL

Del jardín al abismo: Dos caras de Octavio Paz || Reseña

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Gracias por recibirme nuevamente en esta hermosa comunidad de amantes de los libros y la literatura. Volver a este lugar es una de las cosas que más disfruto, pues creo que es uno de los pocos lugares donde puedo hablarles de una de mis grandes pasiones: la lectura. Y hablando de pasiones, traigo conmigo a uno de los escritores que me fascinaron en mi juventud temprana: Octavio Paz, uno de los escritores latinoamericanos que ganó el Premio Nobel.

Coincidirán conmigo en que cuando se habla de Octavio Paz, se habla de un poeta total y además un pensador que se encargó de diseccionar la sociedad mexicana no solo a través del ensayo, sino también desde la narrativa e incluso desde lo dramático. Por eso, he escogido este pequeño volumen que contiene estas dos facetas fascinantes del autor: Arenas movedizas, escrita en el lejano año de 1949, y La hija de Rappaccini, que escribió siete años después.

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Para darles un breve adelanto: Arenas movedizas es un cuento como un descenso íntimo del yo, mientras que La hija de Rappaccini es una obra teatral que muestra lo trágico de un amor condenado por lo divino.

Arenas movedizas es un relato en primera persona, a manera de autobiografía, en el que el narrador, que imagino sea el propio Paz, se sumerge en los recuerdos de su infancia y juventud. Por momentos parece un viaje lleno de imágenes recurrentes envuelto en una prosa poética y densa que da la impresión de que, en vez de avanzar, nos va hundiendo poco a poco. Quizás por eso el título es la clave perfecta, pues la memoria y la identidad simulan arenas movedizas que nos tragan.

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Paz, tan magistral como pocos, a veces impresiona que se desintegra en su narración, llegando a confundirse al final del relato con el paisaje y con la nada, disolviéndose. El individuo termina por evaporarse y solo queda la conciencia de su propia ausencia.

Después de este abismo que les he descrito, y que será aún más profundo cuando ustedes decidan leerlo, llegamos al jardín. Sí, si Arenas movedizas era introspección y prosa lírica, entonces La hija de Rappaccini es conflicto y diálogo. Está inspirada en un cuento de Nathaniel Hawthorne, y lo que hace Paz es trasplantar aquella realidad de un estilo gótico a su terreno propio, a la tierra mexicana.

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Beatriz, la hija del científico Rappaccini, se ha criado entre plantas venenosas hasta volverse tóxica, siendo su aliento y su tacto mortíferos. Es más o menos la metáfora del Jardín del Edén pervertido, donde hay gran belleza y exuberancia, pero también está ese padre que a la vez es una especie de Dios que ha sacrificado a su hija por la ciencia.

Como era de esperarse, aparece Juan, un joven estudiante atraído por esa belleza prohibida, que cruza el umbral y se contamina con el veneno de Beatriz. Todo marcha bien hasta que aparece la posibilidad de un antídoto y el dilema de Juan se marca entre renunciar a Beatriz para salvarse o aceptar su destino de amor mortal.

Es una fábula, amigos míos, sobre el amor y la libertad, una metáfora desoladora del amor como un envenenamiento mutuo y fatal.

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Verán entonces que hemos ido del abismo al jardín, y del jardín al abismo, como dos caras que nos ofrece el Nobel mexicano, revelando así el genio polifacético de este gran escritor. Se deja ver en este pequeño volumen que ahora llevo en mis manos una versatilidad abrumadora del poeta, que puede bucear en las profundidades del inconsciente, hasta el dramaturgo lleno de conflictos, mitos y símbolos.

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Dos obras maestras, dos formas de decirnos que para Octavio Paz la condición humana a veces es un camino sin salida, tan bello como letal.

¡Hasta el próximo libro!

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_{✨ ¡𝑮𝒓𝒂𝒄𝒊𝒂𝒔 𝒑𝒐𝒓 𝒍𝒆𝒆𝒓! ✨
𝑺𝒊 𝒂ú𝒏 𝒏𝒐 𝒎𝒆 𝒄𝒐𝒏𝒐𝒄𝒆𝒔: 𝒔𝒐𝒚 𝒏𝒆𝒖𝒓ó𝒍𝒐𝒈𝒂 𝒚 𝒆𝒔𝒄𝒓𝒊𝒕𝒐𝒓𝒂 𝒄𝒖𝒃𝒂𝒏𝒂, 𝒎𝒂𝒅𝒓𝒆, 𝒎𝒖𝒋𝒆𝒓 𝒚 𝒔𝒐ñ𝒂𝒅𝒐𝒓𝒂 𝒒𝒖𝒆 𝒆𝒏𝒄𝒐𝒏𝒕𝒓ó 𝒆𝒏 𝑯𝒊𝒗𝒆 𝒖𝒏 𝒉𝒆𝒓𝒎𝒐𝒔𝒐 𝒆𝒔𝒑𝒂𝒄𝒊𝒐 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒗𝒐𝒍𝒂𝒓.
𝑬𝒍 𝒕𝒆𝒙𝒕𝒐 𝒚 𝒍𝒂𝒔 𝒊𝒎á𝒈𝒆𝒏𝒆𝒔 𝒔𝒐𝒏 𝒅𝒆 𝒎𝒊 𝒂𝒖𝒕𝒐𝒓í𝒂, 100% 𝒉𝒖𝒎𝒂𝒏𝒐𝒔 (𝒔𝒊𝒏 𝑰𝑨).
𝑩𝒂𝒏𝒏𝒆𝒓 𝒅𝒊𝒔𝒆ñ𝒂𝒅𝒐 𝒑𝒐𝒓 𝑳𝒖𝒎𝒊𝒊.
¿𝑻𝒆 𝒈𝒖𝒔𝒕ó 𝒆𝒔𝒕𝒂 𝒑𝒖𝒃𝒍𝒊𝒄𝒂𝒄𝒊ó𝒏? 𝑽𝒐𝒕𝒂, 𝒄𝒐𝒎𝒆𝒏𝒕𝒂 𝒐 𝒓𝒆𝒃𝒍𝒐𝒈𝒖𝒆𝒂 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒂𝒚𝒖𝒅𝒂𝒓 𝒂 𝒅𝒆𝒔𝒑𝒍𝒆𝒈𝒂𝒓 𝒆𝒔𝒕𝒂𝒔 𝒂𝒍𝒂𝒔. 💛}