A Rainy Night with W.H.'s Portrait and Wilde || Review [Eng/Esp]

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I return to you, faithful friends and lovers of reading and books, after spending an entire dark and rainy night in the company of one of the greatest authors of English literature. It was one of those persistent downpours of late autumn, and to find companionship for my insomnia, I decided to look for something to read. After scanning my library, I couldn't help but stop at the thin spine of The Portrait of W.H. by Oscar Wilde. I didn't know then that this rainy night would not be just another lonely night, but one immersed in one of the most fascinating and disturbing conversations that literature can offer.

From the first lines, Wilde's prose, which I know and admire so well, enveloped me. It quickly introduces Erskine, who in turn relates the theory of an effusive and passionate young man, Cyril Graham. It's worth clarifying at this point that I have had this book on this shelf for years unread, and now I regret not having enjoyed this marvel sooner.

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It appears as a chain of voices, the emergence of a secret that is the core of everything: precisely the identity of that Mr. W.H., the mysterious recipient to whom Shakespeare dedicated his sonnets. There, Cyril posits a marvelous theory where W.H. was an actor in Shakespeare's company named Willie Hughes. This mysterious recipient of so much poetry is described as a beautiful boy with androgynous beauty and an irresistible charm, who was the muse for so many of the Bard's ardent verses.

I believe that, having reached this point, and perhaps with the charm of the rain beating against my windows with that metallic and hypnotic tinkling, I felt complicit with the text. The Willie Hughes theory is a love story woven in a very convincing and so necessary way that one decidedly wants to believe in it, even knowing how Cyril forges an account of the non-existent W.H. to prove his existence.

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This text does not cease to be hilarious, as Wilde's work always is, but then an unexpected twist arrives when they tell of Cyril's sacrifice to prove his theory, suicide, and what until now could have been fun becomes a tragedy.

Definitively, Wilde does not give us a chance to get comfortable in our reading and becomes modern and dangerous because he is not content with playing and points us to the abyss where art and life blur. Another work that becomes the perfect symbol where myth and faith operate without limits. In the end, after finishing the last page and closing the book softly, I was left looking at the reflection of the candle I lit to accompany me in my reading, while I wondered if Willie Hughes had really existed.

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But I think the most important thing is to understand the power of the story to inspire and obsess, while simultaneously giving us a lesson on the nature of desire, the artist's adoration for his muse, and sexual ambiguity elevated to the category of pure art.

Upon finishing, I got up and approached the window and could see part of the city washed by the rain, and perhaps it was no longer the same city as before I started the newly finished book. I had internalized the echo of a conversation about a ghost, the shadow of a suicide, and the feeling of a secret that could have been true.

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Of course, you know as well as I do that after reading a text like this, we are no longer the same, and reading The Portrait of W.H. is something like an experience to be lived, a poison that is inoculated into the soul and makes you question not only Shakespeare but even our own beliefs.

Until the next book!

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_{✨ 𝑻𝒉𝒂𝒏𝒌𝒔 𝒇𝒐𝒓 𝒓𝒆𝒂𝒅𝒊𝒏𝒈! ✨
𝑰𝒇 𝒚𝒐𝒖 𝒅𝒐𝒏’𝒕 𝒌𝒏𝒐𝒘 𝒎𝒆 𝒚𝒆𝒕, 𝑰’𝒎 𝒂 𝑪𝒖𝒃𝒂𝒏 𝒏𝒆𝒖𝒓𝒐𝒍𝒐𝒈𝒊𝒔𝒕 𝒂𝒏𝒅 𝒘𝒓𝒊𝒕𝒆𝒓, 𝒂 𝒎𝒐𝒕𝒉𝒆𝒓, 𝒂 𝒘𝒐𝒎𝒂𝒏, 𝒂𝒏𝒅 𝒂 𝒅𝒓𝒆𝒂𝒎𝒆𝒓 𝒘𝒉𝒐’𝒔 𝒇𝒐𝒖𝒏𝒅 𝒊𝒏 𝑯𝒊𝒗𝒆 𝒂 𝒃𝒆𝒂𝒖𝒕𝒊𝒇𝒖𝒍 𝒔𝒑𝒂𝒄𝒆 𝒕𝒐 𝒔𝒐𝒂𝒓.
𝑨𝒍𝒍 𝒕𝒆𝒙𝒕 𝒂𝒏𝒅 𝒊𝒎𝒂𝒈𝒆𝒔 𝒂𝒓𝒆 𝒎𝒚 𝒐𝒓𝒊𝒈𝒊𝒏𝒂𝒍 𝒄𝒓𝒆𝒂𝒕𝒊𝒐𝒏𝒔, 100% 𝒉𝒖𝒎𝒂𝒏-𝒎𝒂𝒅𝒆 (𝒏𝒐 𝑨𝑰).
𝑩𝒂𝒏𝒏𝒆𝒓 𝒅𝒆𝒔𝒊𝒈𝒏𝒆𝒅 𝒃𝒚 𝑳𝒖𝒎𝒊𝒊.
𝑳𝒐𝒗𝒆𝒅 𝒕𝒉𝒊𝒔 𝒑𝒐𝒔𝒕? 𝑼𝒑𝒗𝒐𝒕𝒆, 𝒄𝒐𝒎𝒎𝒆𝒏𝒕, 𝒐𝒓 𝒓𝒆𝒃𝒍𝒐𝒈 𝒕𝒐 𝒔𝒑𝒓𝒆𝒂𝒅 𝒕𝒉𝒆 𝒘𝒊𝒏𝒈𝒔 𝒐𝒇 𝒄𝒓𝒆𝒂𝒕𝒊𝒗𝒊𝒕𝒚! 💛}

VERSIÓN EN ESPAÑOL

Una noche lluviosa con el retrato de W.H y Wilde || Reseña

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Vuelvo a ustedes, fieles amigos amantes de la lectura y los libros, después de pasar toda una noche oscura y lluviosa de la mano de uno de los más geniales autores que ha tenido la literatura inglesa. Ha sido uno de esos aguaceros persistentes de finales del otoño y, para lograr compañía en mi insomnio, decidí buscar algo de lectura. Tras recorrer con mi mirada mi biblioteca, no pude evitar detenerme en el delgado lomo de El Retrato de W.H., de Oscar Wilde. No sabía entonces que esa noche de lluvia no sería otra noche solitaria más, sino una noche enfrascada en una de las conversaciones más fascinantes y perturbadoras que puede ofrecer la literatura.

Desde las primeras líneas, la prosa de Wilde, que tan bien conozco y admiro, me envolvió. No tarda en presentar a Erskine, quien a su vez relata la teoría de un joven efusivo y apasionado, Cyril Graham. Vale aclarar en este punto que este libro lo he tenido por años en este estante sin leerlo, y ahora me arrepiento de no haber disfrutado antes de esta maravilla.

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Aparece como una cadena de voces, la aparición de un secreto que es el núcleo de todo: precisamente la identidad de ese Señor W.H., quien fuera el misterioso destinatario a quien Shakespeare dedicara sus sonetos. Allí, Cyril postula una teoría maravillosa donde W.H. era un actor de la compañía de Shakespeare llamado Willie Hughes. Este misterioso destinatario de tanta poesía se describe como un bello muchacho de belleza andrógina y un encanto irresistible, que fue la musa de tantos versos ardientes del bardo inglés.

Creo que, llegado a este punto, y quizás con el encanto de la lluvia golpeando mis ventanas con ese tintineo metálico e hipnotizante, me sentí cómplice del texto. La teoría de Willie Hughes es una historia de amor tejida de manera muy convincente y tan necesaria que uno quiere creer en ella decididamente, aun sabiendo cómo Cyril forja un relato del inexistente W.H. para probar su existencia.

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No deja de ser hilarante este texto, como lo es siempre Wilde, pero llega entonces un giro inesperado cuando cuentan el sacrificio de Cyril para probar su teoría, suicidándose, y lo que hasta ahora podía ser divertido se convierte en una tragedia.

Definitivamente, Wilde no nos deja chance de acomodarnos en su lectura y se vuelve moderno y peligroso, porque no se conforma con jugar y nos señala el abismo donde el arte y la vida se confunden. Otra obra que viene a ser el símbolo perfecto donde funcionan sin límites el mito y la fe. Al final, tras terminar la última página y cerrar el libro suavemente, me quedé viendo el reflejo de la vela que encendí para que me acompañara en mi lectura, mientras me preguntaba si realmente habría existido Willie Hughes.

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Pero creo que lo más importante es entender el poder de la historia para inspirar y obsesionar, a la vez que se nos da una clase de la naturaleza del deseo, de la adoración del artista por su musa y de la ambigüedad sexual elevada a la categoría de arte puro.

Al terminar, me levanté y me acerqué a la ventana y pude ver parte de la ciudad lavada por la lluvia, y quizás ya no era la misma que antes de comenzar el libro recién terminado. Había incorporado en mí el eco de la conversación acerca de un fantasma, la sombra de un suicidio y la sensación de un secreto que pudo ser verdad.

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Claro, ustedes saben como yo, que después de leer un texto como este ya no volvemos a ser los mismos, y leer El Retrato de W.H. es algo así como una experiencia para ser vivida, un veneno que se inocula en el alma y te hace cuestionar no solo a Shakespeare, sino hasta nuestras propias creencias.

¡Hasta el próximo libro!

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_{✨ ¡𝑮𝒓𝒂𝒄𝒊𝒂𝒔 𝒑𝒐𝒓 𝒍𝒆𝒆𝒓! ✨
𝑺𝒊 𝒂ú𝒏 𝒏𝒐 𝒎𝒆 𝒄𝒐𝒏𝒐𝒄𝒆𝒔: 𝒔𝒐𝒚 𝒏𝒆𝒖𝒓ó𝒍𝒐𝒈𝒂 𝒚 𝒆𝒔𝒄𝒓𝒊𝒕𝒐𝒓𝒂 𝒄𝒖𝒃𝒂𝒏𝒂, 𝒎𝒂𝒅𝒓𝒆, 𝒎𝒖𝒋𝒆𝒓 𝒚 𝒔𝒐ñ𝒂𝒅𝒐𝒓𝒂 𝒒𝒖𝒆 𝒆𝒏𝒄𝒐𝒏𝒕𝒓ó 𝒆𝒏 𝑯𝒊𝒗𝒆 𝒖𝒏 𝒉𝒆𝒓𝒎𝒐𝒔𝒐 𝒆𝒔𝒑𝒂𝒄𝒊𝒐 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒗𝒐𝒍𝒂𝒓.
𝑬𝒍 𝒕𝒆𝒙𝒕𝒐 𝒚 𝒍𝒂𝒔 𝒊𝒎á𝒈𝒆𝒏𝒆𝒔 𝒔𝒐𝒏 𝒅𝒆 𝒎𝒊 𝒂𝒖𝒕𝒐𝒓í𝒂, 100% 𝒉𝒖𝒎𝒂𝒏𝒐𝒔 (𝒔𝒊𝒏 𝑰𝑨).
𝑩𝒂𝒏𝒏𝒆𝒓 𝒅𝒊𝒔𝒆ñ𝒂𝒅𝒐 𝒑𝒐𝒓 𝑳𝒖𝒎𝒊𝒊.
¿𝑻𝒆 𝒈𝒖𝒔𝒕ó 𝒆𝒔𝒕𝒂 𝒑𝒖𝒃𝒍𝒊𝒄𝒂𝒄𝒊ó𝒏? 𝑽𝒐𝒕𝒂, 𝒄𝒐𝒎𝒆𝒏𝒕𝒂 𝒐 𝒓𝒆𝒃𝒍𝒐𝒈𝒖𝒆𝒂 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒂𝒚𝒖𝒅𝒂𝒓 𝒂 𝒅𝒆𝒔𝒑𝒍𝒆𝒈𝒂𝒓 𝒆𝒔𝒕𝒂𝒔 𝒂𝒍𝒂𝒔. 💛}