🧟 Resident Evil 3: Nemesis — El terror de ser cazado
Hola gente, ¿cómo están? Yo soy Nahuel Da Ré y les traigo un nuevo post cargado de nostalgia, adrenalina y recuerdos de cuando jugar era una experiencia que te aceleraba el corazón.
Hoy quiero hablarles de un juego que marcó un antes y un después en mi infancia gamer: Resident Evil 3: Nemesis, aquel título que nos hizo entender qué significa realmente tener miedo.

🩸 El miedo tenía nombre
En este juego encarnamos a Jill Valentine, una oficial del grupo especial S.T.A.R.S. que intenta escapar de una ciudad completamente infectada.
La historia se desarrolla en Raccoon City, un lugar que se ha convertido en un infierno por culpa de una corporación malvada llamada Umbrella, responsable de liberar un virus que transformó a las personas en zombis.
Hasta ahí suena como una historia de terror común...
Pero lo que realmente diferencia a este juego es la presencia constante de Nemesis, una criatura colosal, mutante y despiadada que te persigue sin descanso.
Podías estar tranquilo, pensando que estabas a salvo, y de repente escuchar ese rugido inconfundible:
“STAAARS…”
Y ahí sabías que era el fin.

🔦 Tensión constante, sin respiro
Una de las cosas que más me impactaron de este juego fue la sensación de inseguridad total.
Cada pasillo, cada puerta, cada sonido era una posible trampa.
Los zombis podían parecer inofensivos… hasta que uno se levantaba del suelo justo cuando pasabas cerca.
Los perros zombis te saltaban de la nada, los cuervos rompían las ventanas, y la música... esa música... no te dejaba relajarte ni por un segundo.
Incluso en los lugares que creías seguros, había un ambiente tenso, una melodía inquietante que te recordaba:
“No estás a salvo. Aún no.”

🧩 Archivos, secretos y esa sensación de estar dentro de la historia
Otra cosa que amé de Resident Evil 3 fue su forma de contar la historia.
No era solo correr y disparar: había archivos, notas y documentos que encontrabas escondidos, y que te hacían entender lo que había pasado realmente en la ciudad.
Cada pequeño texto era una pieza del rompecabezas, y mientras más descubrías, más atrapado te sentías en la trama.
Había momentos donde me olvidaba de disparar y solo quería leer todo, tratando de conectar los puntos de una conspiración enorme.
Eso, junto al diseño de escenarios y el uso magistral de la cámara fija, hacía que cada partida se sintiera como una película de terror interactiva.

☣️ Un clásico que aún me eriza la piel
Después de tantos años, sigo recordando esa sensación de estar acorralado por algo que no podés derrotar fácilmente.
Resident Evil 3 no fue solo un juego; fue una experiencia emocional, un golpe de adrenalina mezclado con terror y curiosidad.
A veces pienso que esos juegos antiguos, con sus gráficos pixelados y su dificultad brutal, lograban algo que pocos logran hoy:
te hacían sentir parte del peligro.