(Eng/Esp):Two Years of Grateful Memories: In Honour of Rev. Fr. Dr. Francis Ubong/ Dos Años de Recuerdos Agradecidos: En Honor al Rev. Padre Dr. Francis Ubong
Today makes it exactly two years since we gathered to bid farewell to a man whose presence still lives deeply in our hearts Rev. Fr. Dr. Francis Ubong. Even though time has passed, the memories of those moments we shared with you at St. Peter’s Parish, University of Uyo, remain very fresh and unforgettable.
For some of us, you were more than just a priest. You were our strength, our silent guide, and a real companion on our spiritual journey. I personally had the privilege of serving by your side as an altar server during your time as our chaplain. That experience shaped my view of what true service and commitment to God looks like. It wasn’t just about the roles or routines. It was about the calmness in your voice, the discipline you carried, the patience you showed, and the wisdom you shared without ever making us feel small. You taught us what it means to serve with humility, to lead with grace, and to love without holding back.
Beyond being our altar servers’ chaplain, you were also the chaplain of the Nigeria Federation of Catholic Students, NFCS. That role came with its own weight, yet you handled it with a beautiful mix of seriousness and love. You gave yourself to us completely. You listened, you advised, you corrected, and you inspired. You knew when to speak, when to be silent, and when to simply be present. For many of us, that presence made all the difference. You helped us grow in faith during the most critical stages of our youth, and your guidance still directs many of our steps even today.
And if that wasn’t enough, you still served the parish fully as the assistant priest. You were there for the entire community not just the students. From Masses to confessions, from parish meetings to evening rosary processions, your presence brought comfort and confidence to everyone around you. You never acted like someone who just had a job to do. You acted like a father who loved his family and gave his best to see them grow. You were a steady support to our parish priest and a true example to every parishioner.
Your send-forth was a moment filled with joy and gratitude, but it also came with a deep sense of loss. Because when someone like you leaves, the space they leave behind is not easy to fill. You didn’t just pass through you left a legacy that still breathes through the work you did and the people you touched.
Even after two years, I still find myself thinking of things you said, things you taught us, or the simple way you lived your faith so genuinely. You were never flashy or loud, but your actions spoke louder than most sermons ever could. You taught us to be honest, to be prayerful, to be disciplined, and above all, to be kind.
So today, we remember you with love, with pride, and with prayers. Thank you, Father Francis, for everything. For every Mass you celebrated, for every soul you helped heal, for every advice you gave, and for every young person whose life you helped shape. You gave us so much of yourself, and we will never forget that.
We continue to pray for you that wherever you are now, God will keep blessing you, protecting you, and using you for His glory. May He continue to water the seeds you planted in Uniuyo and help them grow into something even greater than we can imagine.
You are missed, you are appreciated, and you are deeply loved. Two years may have gone by, but the memory of you remains strong in our hearts. Thank you for being a blessing to all of us.
God bless you always, Rev. Fr. Dr. Francis Ubong.
Thanks for stopping by
Dos Años de Recuerdos Agradecidos: En Honor al Rev. Padre Dr. Francis Ubong
Hoy se cumplen exactamente dos años desde que nos reunimos para despedirnos de un hombre cuya presencia aún vive profundamente en nuestros corazones: el Rev. Padre Dr. Francis Ubong.
Aunque el tiempo ha pasado, los recuerdos de aquellos momentos compartidos contigo en la Parroquia San Pedro de la Universidad de Uyo siguen siendo muy frescos e inolvidables.
Para algunos de nosotros, fuiste más que un sacerdote. Fuiste nuestra fortaleza, nuestro guía silencioso y un verdadero compañero en el camino espiritual. Personalmente, tuve el privilegio de servir a tu lado como monaguillo durante tu tiempo como nuestro capellán. Esa experiencia moldeó mi visión de lo que significa el verdadero servicio y el compromiso con Dios. No se trataba solo de funciones o rutinas. Se trataba de la calma en tu voz, la disciplina con la que te conducías, la paciencia que mostrabas y la sabiduría que compartías sin hacernos sentir menos. Nos enseñaste lo que significa servir con humildad, liderar con gracia y amar sin límites.
Además de ser el capellán de los monaguillos, también fuiste el capellán de la Federación Nigeriana de Estudiantes Católicos (NFCS). Ese papel tenía su propio peso, y aun así lo llevaste con una hermosa mezcla de seriedad y amor. Te entregaste completamente a nosotros. Escuchabas, aconsejabas, corregías e inspirabas. Sabías cuándo hablar, cuándo guardar silencio y cuándo simplemente estar presente. Para muchos de nosotros, esa presencia marcó toda la diferencia. Nos ayudaste a crecer en la fe durante las etapas más cruciales de nuestra juventud, y tu guía todavía dirige muchos de nuestros pasos hoy en día.
Y si eso no fuera suficiente, aún servías plenamente a la parroquia como sacerdote asistente. Estabas allí para toda la comunidad, no solo para los estudiantes. Desde las misas hasta las confesiones, desde las reuniones parroquiales hasta las procesiones del rosario en la tarde, tu presencia brindaba consuelo y confianza a todos los que te rodeaban. Nunca actuaste como alguien que solo estaba cumpliendo una tarea. Actuaste como un padre que ama a su familia y da lo mejor de sí para verla crecer. Fuiste un apoyo constante para nuestro párroco y un verdadero ejemplo para cada feligrés.
Tu despedida fue un momento lleno de alegría y gratitud, pero también vino con un profundo sentimiento de pérdida. Porque cuando alguien como tú se va, el espacio que deja atrás no es fácil de llenar. No solo pasaste por aquí, dejaste un legado que aún respira a través del trabajo que hiciste y de las personas que tocaste.
Incluso después de dos años, me encuentro pensando en cosas que dijiste, en enseñanzas que nos diste, o en la forma sencilla y genuina en la que vivías tu fe. Nunca fuiste llamativo ni ruidoso, pero tus acciones hablaban más fuerte que la mayoría de los sermones. Nos enseñaste a ser honestos, a ser personas de oración, a ser disciplinados y, sobre todo, a ser amables.
Así que hoy te recordamos con amor, con orgullo y con oraciones. Gracias, Padre Francis, por todo. Por cada misa celebrada, por cada alma que ayudaste a sanar, por cada consejo ofrecido y por cada joven cuya vida ayudaste a formar. Nos diste tanto de ti mismo, y eso nunca lo olvidaremos.
Seguimos orando por ti, para que dondequiera que estés ahora, Dios siga bendiciéndote, protegiéndote y usándote para Su gloria. Que Él continúe regando las semillas que sembraste en Uniuyo y las haga crecer hasta convertirse en algo aún más grande de lo que podemos imaginar.
Te extrañamos, te valoramos y te amamos profundamente. Pueden haber pasado dos años, pero el recuerdo de ti sigue siendo fuerte en nuestros corazones. Gracias por ser una bendición para todos nosotros.
Que Dios te bendiga siempre,
Rev. Padre Dr. Francis Ubong.
Gracias por pasar por nuestras vidas.
Un bonito homenaje para este servidor de Dios. Tus palabras hacia él me llenan de emoción porque dibujan un alma buena llena del Espíritu Santo. Saludos