El rey de los tontos - Mensaje diario de 5 minutos / The king of fools - Daily 5-minute message [ES/EN]
El rey de los tontos
Recuerdan la historia que les conté ayer, del grupo de jóvenes universitarios que en la década de los 80, todos los de la clase fueron a tomar helado al Copelia. Si la recuerdan, listo, sigue leyendo, ya que hoy te traigo la continuación. Pero si no la leíste, puedes pinchar este enlace y ponerte al día leyendo mi artículo de ayer.
Al parecer, resultó todo bien para el joven filántropo, que intentaba con su actitud bondadosa impresionar a la chica más guapa de su clase, según él. Esa joven moza, que no solo era hermosa de parecer, sino también muy astuta e inteligente. Tanto así que había logrado percibir que el joven estaba interesado en ella; interés que con anterioridad a ese día había comentado a sus amigas. De allí que, ante la apresurada propuesta del joven galán, todas las chichas aceptarán ir a disfrutar de un refrescante helado y, ¿por qué no, de aceptar otra invitación?
Mientras se iban a cambiar para ir a la heladería, conversaron entre ellas de cuál sería la verdadera intención de la invitación. Ya que el Copelia está justamente en la Avenida 23, donde también hay una gran cantidad de cines. Lo cual pudiera ser todo esto, una cuartada, donde el objetivo real fuera llevarlas al cine, un lugar propicio para enamorarlas y quién sabe si intentar robarles un beso. Y si por casualidad la película fuera romántica y el ambiente se tornara hostil, algunas de ellas podrían caer en su juego.
Así que, actuarían en consecuencia, intentando crear una mala impresión que los alejara o desencantaran. Ellas tenían claro que su objetivo en la universidad era estudiar. Si por azar de la vida terminaran involucrándose con un chicho, lo más probable es que perdieran el enfoque en los estudios. Por ese motivo, pusieron todo su empeño en causar una pésima impresión en los jóvenes, para evitar ser cortejadas.
Luego de lo ocurrido en Copelia, no había dudas de que la impresión que las chicas habían causado en los jóvenes, era la de ser unas muchachas glotonas y aprovechadas. Así que cortejarlas, les saldría muy caro, por eso la joven optó por continuar con el pedido de la ronda oncena de bolas de helado. Pues de esta forma no solo evadían la invitación al cine, sino que esta última ronda sería como ponerle la tapa al pomo y los muchachos desistirían de salir a otro lugar con ellas.
Sin embargo, la respuesta del joven galán estremeció a las chicas cuando aceptó con un inmediato grito de: “perfecto”, que las chicas se tomaran la bola de helado número once. Ahora sí, que el compromiso era grande, cada una le tendría que aguantar la muela a uno de sus compañeros. Por su parte, los jóvenes estaban sorprendidos de cómo su entusiasta amigo, había logrado su plan de salir con aquella muchacha.
Por su parte, el joven filántropo estaba como en la luna. Su mente vagaba en un mundo paralelo lleno de felicidad, allí vivía acompañado de su gran amor, aquella bella y comilona muchacha. Estaba tan, pero tan embobado con aquella chica, que poco le importaba haber gastado todos sus ahorros al pagar todas las bolas de helados que se tomaron aquellas muchachas. Y para nada le importaba haberse convertido aquel día en el rey de los tontos; pues es en esa categoría de clasificación en que terminan todos los jóvenes cuando se han enamorado.
◇◇◇ English version ◇◇◇
The king of fools
Remember the story I told you yesterday, about the group of young college students that in the 80's, everyone in the class went for ice cream at Copelia's. If you remember it, then read on, because today I bring you the continuation. If you remember it, then read on, because today I bring you the continuation. But if you didn't read it, you can click this link and catch up by reading my article from yesterday.
Apparently, it turned out all right for the young philanthropist, who was trying with his good-natured attitude to impress the prettiest girl in his class, according to him. That young wench, who was not only beautiful in appearance, but also very astute and intelligent. So much so that she had managed to perceive that the young man was interested in her; an interest that she had told her friends before that day. That's why, after the young man's hasty proposal, all the girls agreed to go and enjoy a refreshing ice cream and, why not, to accept another invitation?
While they went to change to go to the ice cream parlor, they talked among themselves about the real intention of the invitation. Since Copelia's is right on 23rd Avenue, where there are also a lot of movie theaters. Which could be all this, an alibi, where the real objective was to take them to the movies, a propitious place to make them fall in love and who knows if trying to steal a kiss. And if by chance the movie was romantic and the atmosphere became hostile, some of them might fall into his game.
So, they would act accordingly, trying to create a bad impression that would alienate or disenchant them. They were clear that their goal in college was to study. If by chance they ended up getting involved with a guy, they would most likely lose focus on their studies. For that reason, they put all their efforts into making a bad impression on young men, to avoid being courted.
After what happened in Copelia, there was no doubt that the impression the girls had made on the young men was that they were gluttonous and profiteering girls. So courting them would cost them dearly, so the young woman opted to continue with the order for the round of ice cream scoops. This way they would not only avoid the invitation to the movies, but this last round would be like putting the lid on the knob and the boys would desist from going out to another place with them.
However, the young beau's response rocked the girls when he agreed with an immediate shout of, "perfect," that the girls would have the eleventh scoop of ice cream. Now, yes, the commitment was great, each one of them would have to hold the tooth of one of their partners. For their part, the young men were amazed at how their enthusiastic friend had succeeded in his plan to go out with that girl.
For his part, the young philanthropist was over the moon. His mind wandered in a parallel world full of happiness, where he was living with his great love, that beautiful and gluttonous girl. He was so, but so enraptured with that girl, that he didn't care that he had spent all his savings paying for all the ice cream balls that those girls drank. And he didn't care at all that he had become that day the king of fools; for it is in that category of classification that all young people end up when they have fallen in love.
Gracias por acompañarme en mi mensaje diario en 5 minutos. Espero le gustara mi breve relato.
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