HiveSnaps is coming along, and honestly, I might be too greedy for my own good. I’ve spent two days now trying to integrate Twitter/X rendering into the app, and I’ve broken everything more times than I can count. But I can’t accept defeat here, and I won’t.

Here’s my thinking: we seem to be still, nine years into the game, too isolated for our own good. We love singing to the choir – or is it preaching? Either way, the point remains, even if my joke doesn’t. We need cross-pollination to be a thing here, and it has to be seamless, painless, effortless, and intuitive.

I see all those folks sharing their #gosh outreach snaps all over my feed. Well, I have to respond to this, right? If I can’t get a twitterino maximus to feel at home in HiveSnaps, then I’m not achieving my set goal to begin with.

That said, frustrations aside, I did manage to accomplish two major details of the app, and one of them took a little too long to figure out. It was @shanibeer who gave me the clue. My app was crashing on some phones the moment you tried to upload a picture. I thought initially it had to do with iPhones (working on this port) being too sensitive – and sensitive they are – but when Shani told me the app on her Android crashed, it pointed to the culprit: permissions.

I did some digging and it turns out there are a lot of layers of protection to be added here. Makes sense – you don’t really want any app to look into your gallery or open up your camera just because fork it, it wants to. So, for an app to work solidly on both iOS and Android, you must “ask nicely” and very robustly, with fallbacks and all.

I’m sure a real dev would read this blog entry and laugh at my ineptness, but hey, I’m admitting I’m not a real one, and I’m very much willing to learn still. I may be in my mid-forties, but I’m fond of the idea of fighting back entropy as much as possible, and attempting to keep on learning things until the point that you can’t.

My sincere hope is to release one more beta this coming week – the last one, I hope – with the bugs fixed and all, just to see if we are ready for prime time. I still don’t have the slightest clue as to how to make this app reach the Play Store or the App Store, but I’m sure I will have fun learning to do so.

Side note. I suspect this might be because I’m adding so many things to HiveSnaps and running emulators on my laptop. But yesterday my laptop told me to go fry a banana with motor oil. It simply would not compile anymore. Turns out eight gigs of RAM is too little.

My frustration was about to reach boiling point when I remembered: “Yes… I fried my last laptop, it’s in the shop… is it the same RAM speed?”

I walked to my shop with hope in my heart, opened up the wine-infused Asus, and there it was. An eight GB stick looking back at me, all cute, with the right speed written in tiny letters so small I struggled to read them.

I came home running with the biggest smile on my face, armed with the right size screwdriver – those things are stupid small. I opened up my laptop, disconnected the battery for safety, and slapped it on there like butter on rye bread.

As my finger reached for the power button, after putting it back together of course, I thought to myself, “If this doesn’t work, it’s a sign I’m chewing too much for my own good.”

And then…

There she was. My new HP, courtesy of my brother @joseamenac, coming back to life sporting eight more gigs in its arsenal. Ready for more punishment. I opened the emulators, and it all worked beautifully.

Chef’s kiss.

And with that brain dump, my friends, I bid you all a “hasta la pasta,” or hasta mañana as we say in Spanash.

MenO

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Spanish

HiveSnaps va avanzando, y honestamente, puede que esté siendo demasiado ambicioso para mi propio bien. Llevo dos días intentando integrar el renderizado de Twitter/X en la app, y la he roto más veces de las que puedo contar. Pero no puedo aceptar la derrota aquí, y no lo haré.

Esta es mi forma de pensar: seguimos, después de nueve años en el juego, demasiado aislados para nuestro propio bien. Nos encanta cantarle al coro – o predicar, ¿verdad? El punto es ese, aunque mi chiste no funcione. Necesitamos que la polinización cruzada sea una realidad aquí, y tiene que ser algo sin fricciones, sin dolor, sin esfuerzo y completamente intuitivo.

Veo a toda esa gente compartiendo sus #gosh outreach snaps por todo mi feed. Bueno, tengo que responder a eso, ¿no? Si no puedo lograr que un twitterino maximus se sienta en casa en HiveSnaps, entonces ni siquiera estoy cumpliendo mi objetivo inicial.

Dicho eso, y dejando las frustraciones a un lado, logré avanzar dos detalles importantes de la app, y uno de ellos me tomó demasiado tiempo descifrar. Fue @shanibeer quien me dio la pista. Mi app se estaba cerrando en algunos teléfonos en el momento en que querías subir una foto. Al principio pensé que era por los iPhones (estoy trabajando en ese port), que son muy sensibles – y sí que lo son – pero cuando Shani me dijo que en su Android también se cerraba, apuntó directo al culpable: los permisos.

Investigué un poco y resulta que hay muchas capas de protección que agregar aquí. Tiene sentido – no quieres que cualquier app entre a tu galería o abra tu cámara solo porque se le da la gana. Así que, para que una app funcione bien tanto en iOS como en Android, tienes que “pedir permiso” muy bien, y de forma robusta, con todas las alternativas posibles.

Seguro un dev real leería esta entrada y se reiría de mi ineptitud, pero bueno, estoy admitiendo que no soy uno real, y aún así tengo muchísimas ganas de seguir aprendiendo. Puede que esté en mis cuarentas, pero me encanta la idea de pelearle a la entropía todo lo que pueda, y seguir aprendiendo cosas hasta que ya no se pueda.

Mi esperanza sincera es lanzar una beta más esta semana – la última, espero – con los bugs corregidos y todo, solo para ver si estamos listos para el escenario principal. Todavía no tengo la menor idea de cómo lograr que la app llegue a Play Store o App Store, pero seguro me divertiré aprendiendo cómo hacerlo.

Nota aparte. Sospecho que esto es porque le estoy metiendo tantas cosas a HiveSnaps y corriendo emuladores en mi laptop. Pero ayer mi laptop me dijo que fuera a freír un plátano con aceite de motor. Simplemente ya no compilaba. Resulta que ocho gigas de RAM no son suficientes.

Mi frustración estaba a punto de explotar cuando recordé: “Sí… freí mi última laptop, está en el taller… ¿tendrá la misma velocidad de RAM?”

Fui al taller con esperanza en el corazón, abrí la Asus infundida de vino, y ahí estaba. Un stick de ocho GB mirándome, todo lindo, con la velocidad correcta escrita en letras tan pequeñas que me costó leerlas.

Volví corriendo a casa con la sonrisa más grande, armado con el destornillador del tamaño correcto – esas cosas son ridículamente pequeñas. Abrí mi laptop, desconecté la batería por seguridad, y lo puse ahí, como mantequilla sobre pan de centeno.

Cuando mi dedo se acercó al botón de encendido, después de volver a armar todo, pensé: “Si esto no funciona, es una señal de que estoy masticando más de lo que puedo tragar.”

Y entonces…

Ahí estaba. Mi nueva HP, cortesía de mi hermano @joseamenac, reviviendo con ocho gigas más en su arsenal. Lista para más castigo. Abrí los emuladores, y todo funcionó de maravilla.

Un beso de chef.

Y con este vómito mental, amigos, les digo “hasta la pasta,” o hasta mañana, como decimos en Spanash.