"The Obscene Bird of Night | Review [ENG-ESP]

[...the true narrative complexity lies not in cheap shots to the heart but in the very fracture of identity, in the ambiguity that the reflection of what we don't want returns to us. see...]

The novel The Obscene Bird of Night stands out for its complex narrative structure, themes of identity and alienation, and its use of myth and symbolism, particularly the figure of the Imbunche from the folklore of Chiloé Island.

There are writers who believe that literature is a handkerchief soaked in tears, a succession of predictable emotions and sugarcoated morals for readers who seek, not to think, but to sob. These authors would do well to read José Donoso's The Obscene Bird of Night to understand that true narrative complexity lies not in cheap shots to the heart, but in the very fracture of identity, in the ambiguity that is reflected back to us by what we don't want to see.

I, who have suffered through novels where the characters are mere puppets of a tragic destiny foretold from the first page, find in Donoso both relief and challenge. Here there are no victims or heroes, only beings who split into two, who look at themselves from the outside as if their conscience were a broken mirror. Humberto Peñaloza, the narrator, is able to observe himself making love with Iris from the seat of a Ford, as if the most intimate act were a performance by someone else.

Is this realism or delirium?

The genius lies in the fact that the question is meaningless: the novel demands that we abandon the comfort of genres and immerse ourselves in uncertainty.

Faced with this, what does cheap sentimentality offer? Flat characters who suffer with elegance, conflicts resolved with tearful embraces, a world where pain always has a moral purpose. Donoso, on the other hand, denies us the consolation of clarity. His Chile of rigid classes and frustrated aspirations is not reduced to a social melodrama: it is a labyrinth, in its pages the material and the psychological are contaminated. Iris, the domestic worker, is not a "poor victim of the system," but an enigma that Humberto projects and distorts.

Society is not just an external oppressor, but a voice that fragments the characters!

The Obscene Bird of Night is brutal and human because it rejects the logic of redemptive suffering. Humberto doesn't evolve, doesn't learn a lesson, doesn't reconcile himself with his past. The novel isn't a journey, but a whirlwind that repeats its spirals, as if identity were a broken record.

Isn't that how real life is?

We tell ourselves stories to believe we have a coherent nature, but Donoso exposes the farce: we are many "selves" in conflict, and society only asks us to choose one so as not to be out of place.

Those who deny this ambiguity will call it "cold" or "cryptic." What really bothers them is that the novel denies them easy catharsis. There are no villains or innocents, only the silent oppression of the unspoken (like those twenty pages censored in the first English translation, another act of violence against the amorphous). Donoso exposes the raw flesh of contradiction.

So, authors of tear-jerker dramas, take note: literary greatness lies not in making you cry, but in forcing the reader to look at their own reflection—distorted, multiple, in these pages. The Obscene Bird of Night is more than a novel; it's an exorcism. And those who prefer prefabricated sobs should keep buying tissues. There are only questions here without answers.

“When Jerónimo de Azcoitía finally opened the cradle curtains to gaze upon his long-awaited offspring, he wanted to kill him right there: that repugnant, scythe-like body writhing on its hump, that face opened in a brutal furrow where lips, palate, and nose laid bare the obscenity of bone and tissue in an incoherence of reddish features... It was confusion, disorder, a different but worse form of death.”
José Donoso, "The Obscene Bird of Night."

[...la verdadera complejidad narrativa no reside en golpes bajos al corazón sino en la fractura misma de la identidad, en la ambigüedad que nos devuelve el reflejo de lo que no queremos ver...]

La novela El obsceno pájaro de la noche se destaca por su compleja estructura narrativa, temas de identidad y alienación, y su uso del mito y el simbolismo, en particular la figura del Imbunche del folclore de la isla de Chiloé.

Hay escritores que creen que la literatura es un pañuelo empapado en lágrimas, una sucesión de emociones predecibles y moralinas edulcoradas para lectores que buscan, no pensar, sino sollozar. A esos autores les vendría bien leer El obsceno pájaro de la noche de José Donoso para entender que la verdadera complejidad narrativa no reside en golpes bajos al corazón, sino en la fractura misma de la identidad, en la ambigüedad que nos devuelve el reflejo de lo que no queremos ver.

Yo, que he padecido novelas donde los personajes son meras marionetas de un destino trágico anunciado desde la primera página, encuentro en Donoso un alivio y un desafío. Aquí no hay víctimas ni héroes, solo seres que se desdoblan, que se miran a sí mismos desde fuera como si la conciencia fuese un espejo roto. Humberto Peñaloza, el narrador, es capaz de observarse haciendo el amor con Iris desde la butaca de un Ford, como si el acto más íntimo fuera un performance ajeno.

¿Es esto realismo o delirio?

La genialidad está en que la pregunta carece de sentido: la novela exige que abandonemos la comodidad de los géneros y nos sumerjamos en lo incierto.

Frente a esto, ¿qué ofrece el sentimentalismo barato? Personajes planos que sufren con elegancia, conflictos resueltos con abrazos lacrimógenos, un mundo donde el dolor siempre tiene un propósito moral. Donoso, en cambio, nos niega el consuelo de la claridad. Su Chile de clases rígidas y aspiraciones frustradas no se reduce a un melodrama social: es un laberinto, en sus páginas lo material y lo psicológico se contaminan. Iris, la empleada doméstica, no es una "pobre víctima del sistema", sino un enigma que Humberto proyecta y distorsiona.

¡La sociedad no es solo un opresor externo, sino una voz que fragmenta a los personajes!

El obsceno pájaro de la noche es brutal y humana, porque rechaza la lógica del sufrimiento redentor. Humberto no evoluciona, no aprende una lección, no se reconcilia con su pasado. La novela no es un viaje, sino un torbellino que repite sus espirales, como si la identidad fuese un disco rayado.

¿Acaso no es así la vida real?

Nos contamos historias para creer que tenemos una coherencia, pero Donoso desnuda la farsa: somos muchos "yoes" en pugna, y la sociedad solo nos pide que elijamos uno para no desentonar.

Los detractores de esta ambigüedad dirán que es "fría" o "críptica". Lo que en realidad les molesta es que la novela les niega la catarsis fácil. No hay villanos ni inocentes, solo la opresión silenciosa de lo no dicho (como esas veinte páginas censuradas en la primera traducción al inglés, otro acto de violencia contra lo amorfo). Donoso muestra la carne viva de la contradicción.

Así que, señores autores de dramas lacrimógenos, tomen nota: la grandeza literaria no está en hacer llorar, sino en obligar al lector a mirar su propio reflejo, —distorsionado, múltiple, en estas páginas. El obsceno pájaro de la noche es más que una novela, es un exorcismo. Y quienes prefieran los sollozos prefabricados, que sigan comprando pañuelos. Aquí solo hay preguntas sin respuestas.

“Cuando Jerónimo de Azcoitía entreabrió por fin las cortinas de la cuna para contemplar a su vástago tan esperado, quiso matarlo ahí mismo: ese repugnante cuerpo sarmentoso retorciéndose sobre su joroba, ese rostro abierto en un surco brutal donde labios, paladar y nariz desnudaban la obscenidad de huesos y tejidos en una incoherencia de rasgos rojizos... Era la confusión, el desorden, una forma distinta pero peor de la muerte.”
José Donoso, "El obsceno pájaro de la noche".

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