🇨🇺 "Paradiso" de José Lezama Lima|Reseña ( ESP-ENG)
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Yo aprendí de Lezama la constancia. Y aprendí también que nada puede derrotar a un escritor si es auténtico y concentra su corazón y la burbuja de su sangre en conquistar a la página en blanco.
Lezama, era hombre asmático, dicen que respiraba como un fuelle antiguo. Escribió Paradiso en su casa de Trocadero, La Habana, entre montañas de libros y muebles que se deshacían. El aire olía a humedad y a papel guardado.
La escribió sabiendo que habría silencio después, que los mismos que le sonreían en la calle luego murmurarían en los pasillos del poder. Pero el tiempo, acaba siempre con la censura.
Permíteme que te hable brevemente sobre tres de los personajes esenciales de esta novela.
1️⃣ José Cemí.
Protagonista y alter ego de Lezama Lima. Es un poeta en formación cuya vida se narra desde la infancia hasta la madurez como un viaje de crecimiento espiritual y poético. La influencia de sus padres, el Coronel Cemí, símbolo de orden, y la madre, Rialta, figura protectora y mística, marca su desarrollo. Su búsqueda se centra en unir lo corporal y lo espiritual, así como lo cubano con lo universal, explorando también el homoerotismo como fuerza creativa a través de su relación con Fronesis y Foción.
2️⃣ Fronesis.
Fronesis representa la razón y el intelecto, actuando como contrapeso a la visión poética de Cemí. Sus debates filosóficos con Cemí y Foción son fundamentales para entender el sistema poético de Lezama. Junto a ellos, forma una tríada neoplatónica donde se exploran conceptos como Eros, Logos y Mito, encarnando el equilibrio entre pensamiento y creación.
3️⃣ Foción
Simboliza la rebeldía, lo instintivo y lo transgresor, contrastando con la racionalidad de Fronesis. Su personalidad violenta y su muerte trágica lo convierten en una figura sacrificial, asociada al mito del artista inmolado. Mientras Fronesis representa el orden apolíneo, Foción encarna el caos dionisíaco, reflejando la tensión entre razón y pasión que permea la obra de Lezama.
Esta tríada funciona como un sistema alquímico:
Fronesis** (la razón, el intelecto) Foción (el instinto, la rebeldía) son polos opuestos que se equilibran en Cemí, el poeta, quien actúa como punto de fuga donde convergen ambas energías. Su interacción explora la tensión entre espíritu y materia, orden y caos, reflejando la visión de Lezama sobre la creación artística como un acto sagrado.
Lezama nació en 1910, en un campamento militar cerca de La Habana, era hijo de un coronel de artillería y una mujer que leía novelas francesas.
De niño padeció asma, y quizás por eso sus frases son como respiraciones profundas, cortadas por comas que son suspiros. Puntuaba mal. Puntuaba Lezama.
Fundó la revista Orígenes con un grupo de poetas que creían en la palabra como un acto sagrado, y desde entonces su vida fue un tejido de versos, ensayos y esa novela que lo persiguió durante décadas.
Orígenes fue como un sueño por donde pasaron, entre otros, Gastón Baquero**, Cintio Vitier, Fina García Marruz, Eliseo Diego y Virgilio Piñera, Juan Ramón Jiménez y Octavio Paz.
Paradiso se publicó en 1966, en una Cuba que ya no era la de sus sueños barrocos. La imprenta dejó manchas de tinta en los márgenes, como si el libro sudara de nervios ante lo que vendría.
El capítulo ocho de esta monumental novela, aquel donde Cemí y Fronesis se besan en la playa bajo la luna llena, fue mutilado en la primera edición. Alguien en el Ministerio de Cultura, un funcionario, decidió que ciertas frases eran peligrosas. Tacharon con tinta negra los párrafos donde la saliva se volvía sagramento, y los cuerpos dejaban de ser carne para ser lenguaje. Pero las palabras tienen raíces, y lo que se corta en un sitio brota en otro. La edición completa llegó desde México dos años después, contrabandeada en maletas de viajeros que la escondían entre la ropa interior.
Paradiso saborea un estilo barroco, una escritura exuberante y recargada. Las metáforas son audaces, las alusiones cultas y la sintaxis enrevesada, desafíante. Muchos lectores se quejan por no haber podido entrar al sistema narrativo de Lezama. Otros, lo intentan una y otra vez. Cuando lo consiguen es fiesta innombrable en su corazón. El mérito siempre será intentarlo.
Esta es una narrativa que explora el misticismo y la trascendencia. Se hunde en lo sagrado, teje conexiones ocultas y profundas que van de la realidad a la Poesía. Lezama podrá ser acusado de ser un escritor hermético pero su obra, entre cenizas de tabaco y la tos mortal del alma, se arraiga en la identidad cubana, refleja nuestra cultura y tradiciones, al tiempo que dialoga con corrientes universales.
Uno de los aspectos más revolucionarios de Paradiso es su tratamiento del homoerotismo, con pasajes que plasman abiertamente el deseo queer, algo transgresor para la época en que fue escrita. Eso entre otras cosas lo consolidó como el gran autor que es, todo desde la belleza, todo desde el buen gusto desde el sabor de las palabras y el encanto del alma. Paradiso es audaz y vanguardista en el ámbito de la literatura hispanoamericana.
Paradiso abrió un cauce por el que llegaron luego grandes autores nacionales. Llegó Severo Sarduy, llegó Reinaldo Arenas y llegó Guillermo Cabrera Infante. Es una obra que sigue siendo clave para entender la literatura caribeña y la identidad poscolonial.
En los años que siguieron, a la publicación de su monumental obra, Lezama se convirtió en un fantasma oficial. Lo invitaban a actos culturales pero le pedían que no hablara. Sus libros desaparecieron de las librerías estatales, aunque se conseguían de manera clandestina, pasados de una mochila a otra en parques y cafés. El silencio era peor que la prohibición: un ruido que llenaba cada esquina de su casa.
Murió en 1976, de un infarto al corazón, ese mismo órgano que había comparado con una catedral sumergida. Dicen que sus últimas palabras fueron una cita de Góngora, pero nadie está seguro.
Treinta años después, Paradiso fue lectura obligada en las universidades y el gobierno imprimió una edición conmemorativa. Los mismos que habían quemado ejemplares ahora posaban sonrientes junto a su foto en los periódicos. El tiempo, es un río que lava las piedras, y había pulido los bordes afilados del escándalo. Lo que en los sesenta parecía herejía, en el nuevo siglo era clásico.
Para leer Paradiso por primera vez solo déjate llevar por la musicalidad del lenguaje, no te obsesiones por entenderlo todo, ya habrá tiempo. Presta atención a las imágenes recurrentes como el agua, los jardines, los cuerpos o los diálogos filosóficos.
Si quieres entender mejor, lee a la par, los ensayos recogidos en "La expresión americana" sin dudas te ayudará a comprender el sistema poético de Lezama.
Los estudiantes subrayan pasajes de Paradiso en cafés de La Habana o de Ciudad de México, algún profesor explica el sistema poético del mundo entre bostezos de sus alumnos, y siempre, siempre se cumple esa ley secreta que Lezama entendió mejor que nadie: la censura es un acto de fe en la propia impotencia.
El tiempo, es un aliado silencioso de los libros verdaderos, siempre acaba por desgastar los muros. Lo que fue peligroso se vuelve necesario. Lo que quisieron borrar perdura en la memoria de los que leen a escondidas, bajo la luz amarilla de una lámpara, como si descifraran un mensaje cifrado privado.
No puedo dejar de decirte que Paradiso, de todas, todas, influyó Rayuela de Julio Cortázar.
La casa de Trocadero hoy es un museo, allí se escribió una de las novelas más extrañas y hermosas de nuestra lengua. Paradiso sigue ahí, intacta. Sus páginas huelen a tabaco y las frases son laberintos.
El tiempo no perdona a los censores, pero perdona a los libros. Al final, solo quedan ellos y el murmullo de los lectores que pasan la página, conquistados para siempre.
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🤝 𝐆𝐑𝐀𝐂𝐈𝐀𝐒 𝐏𝐎𝐑 𝐕𝐈𝐒𝐈𝐓𝐀𝐑 𝐄𝐒𝐓𝐀 𝐏𝐔𝐁𝐋𝐈𝐂𝐀𝐂𝐈Ó𝐍
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🇨🇺 "Paradiso" by José Lezama Lima | Review
Hello, book-loving friends in this wonderful #HiveBookClub community!
I learned perseverance from Lezama. I also learned that nothing can defeat a writer if they are authentic and pour their heart and the bubble of their blood into conquering the blank page.
Lezama was asthmatic—they say he breathed like an old bellows. He wrote Paradiso in his home on Trocadero Street in Havana, surrounded by mountains of books and crumbling furniture. The air smelled of dampness and stored paper.
He wrote it knowing there would be silence afterward, that the same people who smiled at him in the street would later whisper in the halls of power. But time always defeats censorship.
Let me briefly introduce you to three essential characters from this novel:
1️⃣ José Cemí
The protagonist and alter ego of Lezama Lima. He is a poet in the making, whose life is narrated from childhood to maturity as a journey of spiritual and poetic growth. The influence of his parents—Colonel Cemí, a symbol of order, and his mother, Rialta, a protective and mystical figure—shapes his development. His quest revolves around uniting the corporeal and the spiritual, the Cuban and the universal, while also exploring homoeroticism as a creative force through his relationship with Fronesis and Foción.
2️⃣ Fronesis
He represents reason and intellect, acting as a counterbalance to Cemí’s poetic vision. His philosophical debates with Cemí and Foción are key to understanding Lezama’s poetic system. Together, they form a Neoplatonic triad exploring concepts like Eros, Logos, and Myth, embodying the balance between thought and creation.
3️⃣ Foción
He symbolizes rebellion, instinct, and transgression, contrasting with Fronesis’ rationality. His violent personality and tragic death make him a sacrificial figure, linked to the myth of the martyred artist. While Fronesis represents Apollonian order, Foción embodies Dionysian chaos, reflecting the tension between reason and passion that permeates Lezama’s work.
This triad functions as an alchemical system:
- Fronesis (reason, intellect) and Foción (instinct, rebellion) are opposing poles balanced in Cemí, the poet, who serves as the vanishing point where both energies converge. Their interaction explores the tension between spirit and matter, order and chaos, reflecting Lezama’s view of artistic creation as a sacred act.
Lezama was born in 1910 in a military camp near Havana, the son of an artillery colonel and a woman who read French novels.
As a child, he suffered from asthma, and perhaps that’s why his sentences feel like deep breaths, punctuated by commas that are sighs. He punctuated poorly. He punctuated like Lezama.
He founded the magazine Orígenes with a group of poets who believed in words as a sacred act, and from then on, his life became a tapestry of verses, essays, and that novel that haunted him for decades.
Orígenes was like a dream, featuring contributors such as Gastón Baquero, Cintio Vitier, Fina García Marruz, Eliseo Diego, Virgilio Piñera, Juan Ramón Jiménez, and Octavio Paz.
Paradiso was published in 1966, in a Cuba that was no longer the land of his baroque dreams. The printer left ink stains on the margins, as if the book were sweating nervously at what was to come.
Chapter eight of this monumental novel—where Cemí and Fronesis kiss on the beach under a full moon—was censored in the first edition. Someone at the Ministry of Culture, a bureaucrat, decided certain phrases were dangerous. They blacked out the paragraphs where saliva became sacrament and bodies ceased to be flesh and turned into language. But words have roots, and what is cut in one place sprouts elsewhere. The complete edition arrived from Mexico two years later, smuggled in suitcases hidden among travelers' underwear.
Paradiso is written in a baroque style—exuberant, ornate, and dense. The metaphors are bold, the allusions erudite, and the syntax labyrinthine, challenging. Many readers complain about failing to enter Lezama’s narrative system. Others try again and again. When they succeed, it’s an unnameable celebration in their hearts. The real merit lies in the attempt.
This is a narrative that explores mysticism and transcendence. It delves into the sacred, weaving hidden, profound connections that bridge reality and Poetry. Lezama may be accused of being a hermetic writer, but his work—amid the ashes of tobacco and the mortal cough of the soul—is rooted in Cuban identity, reflecting our culture and traditions while engaging with universal currents.
One of Paradiso’s most revolutionary aspects is its treatment of homoeroticism, with passages openly depicting queer desire—something transgressive for its time. Among other things, this cemented Lezama’s status as a great author, all conveyed through beauty, good taste, the flavor of words, and the charm of the soul. Paradiso is bold and avant-garde in the realm of Hispanic American literature.
Paradiso opened a path for later great Cuban authors—Severo Sarduy, Reinaldo Arenas, and Guillermo Cabrera Infante. It remains a key work for understanding Caribbean literature and postcolonial identity.
In the years following its publication, Lezama became an official ghost. He was invited to cultural events but asked not to speak. His books vanished from state bookstores, though they circulated clandestinely, passed from backpack to backpack in parks and cafés. The silence was worse than prohibition—a noise that filled every corner of his home.
He died in 1976 of a heart attack, that same organ he had compared to a submerged cathedral. They say his last words were a quote from Góngora, but no one is sure.
Thirty years later, Paradiso became required reading in universities, and the government printed a commemorative edition. The same people who had burned copies now smiled beside his photo in newspapers. Time is a river that smooths stones, and it had polished the sharp edges of scandal. What seemed heresy in the sixties was a classic by the new century.
For first-time readers of Paradiso: Let yourself be carried by the musicality of the language—don’t obsess over understanding everything. There will be time for that. Pay attention to recurring images like water, gardens, bodies, and philosophical dialogues. If you want deeper insight, read Lezama’s essays in La expresión americana—it will help you grasp his poetic system.
Students underline passages of Paradiso in Havana or Mexico City cafés. A professor explains Lezama’s poetic system between student yawns. And always, always, that secret law Lezama understood better than anyone holds true: censorship is an act of faith in one’s own impotence.
Time is a silent ally of true books—it always wears down the walls. What was once dangerous becomes necessary. What they tried to erase endures in the memory of those who read in secret, under the yellow light of a lamp, as if deciphering a private coded message.
I must also tell you that Paradiso undoubtedly influenced Julio Cortázar’s Rayuela.
The house on Trocadero Street is now a museum—the place where one of the strangest and most beautiful novels in our language was written. Paradiso remains there, intact. Its pages smell of tobacco, and its sentences are labyrinths.
Time does not forgive censors, but it forgives books. In the end, only they remain, along with the murmur of readers turning the page, forever conquered.
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Eres un hombre valiente, que consume literatura valiente 💪🏻.
No hay otra manera ¡Gracias! La valentía en la literatura está justamente en dejarse conquistar por esas palabras que nos desafían, nos conmueven o nos expanden el mundo. Celebro que compartamos esa osadía de leer lo que nos interpela, aunque duela o exija más de nosotros.
Hay libros que nunca mueren, aunque sus hojas se vuelvan amarillas y frágiles con el tiempo.
Totalmente de acuerdo. Esos libros se vuelven inmortales no por el papel, sino por la forma en que germinan en nosotros, ¿no crees? Como semillas que siguen dando frutos generación tras generación.
✨
Te atreves!!! 🤭.
Excelente reseña, por demás
Siempre!!!
Gracias ✨
¡Magistral manera de invitarnos a sumergirnos en lo más alto de nuestra cultura!
¡Gracias, maestro, qué bonito que lo sientas así! La cultura es ese océano donde podemos nadar hacia las profundidades o dejarnos llevar por la corriente, pero siempre salimos transformados.
En los años de la universidad, el profesor Repilado nos dijo: Lezama no aparece en el programa de estudio pero es necesario que lo lean. Leí algunas poesías que tampoco alcanzaba a comprender. Leía sobre él y me fascinaba ese hombre monumental qué caminaba con dificultad por el sobrepeso y el asma. Más me impresionó saber que nunca viajó fuera de la isla. Cómo alguien puede escribir así sin tener a penas contacto con otros mundos.
Ahora lo sé, su energía era el mismo universo. Luego quise leerme Paradiso y no pasaba de la página 8, sobre todo intentaba definir en ese texto incomprensible' imágenes y las suyas eran barrocas, difíciles. Había qué sentirlo. En esta novela Lezama describe cuerpos cuerpos como símbolos cósmicos. La luz, el agua y los elementos naturales casi se pueden tocar. Solo el sabía unir lo terrenal y lo divino en una lectura, la espiral lo simboliza.
Le debo una lectura más consciente. Gracias a ti por traerlo 🤍💜
¡Qué hermoso recuerdo! Lezama es justamente eso: un desafío y un hechizo. Es curioso cómo su obra logra ser universal precisamente porque ahonda en lo local con profundidad cósmica. Esa paradoja de crear mundos enteros sin salir de la isla me hace pensar en mucha gente. Tal vez ahora, con otras experiencias de vida, esas páginas te revelen nuevos paisajes. ¡Abrazo lezamiano!
✨🌻
Me revelan la grandeza de los seres. Un abrazo con su luz ...
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Paradiso es una novela sobre la que he leído, pero que nunca he leído. Es como un hueco importante que aspiro a llenar algún día.
Paradiso da miedo a muchos. Su fama es grande. Pocos se atreven a abrirla. Pero ese misterio atrae.
Sugerencia, hermano, si la lees, ve despacio. Déjate llevar. Su música te guiará. No quieras entender todo al principio. Querer llenar ese vacío ya es un homenaje. Cuando lo hagas, será fiesta. Lo sé.
Un abrazongo
🤜🤛
Entrale suave, y con espíritu de resistencia, es una Sinfonía que apabulla: conviene familiarizarse antes con su Ensayística. Toda vez que hayas entendido su Sistema Analógico y Telúrico, podrás pasearte por la novela con el mismo gozo con que Lezama la escribió.
En más de una ocasión he intentado leer ese libro pero no he podido. En cierta visita a su casa, que ahora es un museo, supe mucho sobre él y su vida, pero seguí sin poder leer esa obra. 🤭Hay quitarse el sombrero ante usted, mi querido amigo, bravo 😘👏👏👏
Qué interesante que hayas visitado su casa-museo y conocido más sobre su vida. A veces, las obras encuentran su momento justo para ser leídas, o quizá su valor está en lo que nos inspiran, incluso sin terminarlas. Tu admiración por Lezama ya dice mucho.
¡Ojalá algún día las páginas de Paradiso te atrapen...!
Un abrazo 🌻
Otro abrazo 😘🤗
¡Felicitaciones!
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El equipo de curación del PROYECTO ENTROPÍA
Lectura difícil, todo un reto, pero muy necesaria si queremos comprender la esencia de nuestra cubanidad. Nada más hay que ver qué en 1era Edición contó con prólogo de Julio Cortázar, y aunque muchos no lo entiendan, hay alguna razón por la cual esos astros se alinearon. Se comprende mejor, después que uno ya ha pasado por su poesía y sobre todo, por sus ensayos.
🫵📕 Buenísima Reseña, motivadora e iluminadora, Lezama debe estar removiéndose en el cielo a carcajadas, como la Gran Constelación que Es✨🫂
"Nada más hay que ver qué en primera Edición contó con prólogo de Julio Cortázar..."
¡Qué gran observación! Restauradora.
Efectivamente, el respaldo de una figura como Cortázar no es casualidad; es que la profundidad y trascendencia de la obra de Lezama puede con todo.
Como bien dices, su poesía y ensayos son un faro para entender la cubanidad. Lezama, desde esa Gran Constelación, celebra que su obra siga inspirando tantas reflexiones y conexiones como esta en #hive
¡Gracias por compartir esta perspectiva tan enriquecedora! 📖✨
@topcomment
🫵🫂🌿