Aunque todavía el frío insiste en quedarse un poco más, ya estamos en primavera en el cono sur, y el sol nos lo hace saber cuando se asoma más temprano en la ventana, y optamos por dejar una prenda menos en el guardarropas al momento de salir.

Muchos celebran la llegada de esta época del año regalando flores, pero en casa optamos por algo que nos resulta mas significativo, ya que amamos el frío y no nos atrae esta segunda tanda del año pues trae mosquitos, y otras alimañas indeseables, además del calor que nos perturba a todos, incluyendo al ventilador de la casa.

Pero igual decidimos de alguna manera celebrar que pasamos bien el invierno, sin gripes ni otro malestar, además que he acostumbrado a mis hijos que no es necesaria una fecha en particular para agradecer y disfrutar de algo diferente, por lo que ese día, mi pequeño y yo nos fuimos al centro de la ciudad y optamos por compartir una chocolatada caliente como merienda.

La idea inicial era irnos a Starbucks, pero mi pequeño decidió que entráramos a una nueva sede de Mostaza, con la intención de usar también el parque, aunque luego de hacer la compra y subir al segundo piso, se llevó la gran decepción de ver que ahí no colocaron uno.

Tocó hablarle al respecto para que aprenda a manejar sus frustraciones, ya que la idea inicial era ir por la bebida y lo demás era opcional, así que además de disfrutar de la chocolatada, fue un momento madre-hijo bien aprovechado, pues además le pregunté sobre sus planes para la secundaria, ya que el próximo año será su egreso de sexto grado, y me gustaría inscribirlo en una escuela técnica, para lo cual él ya debe ir pensando sobre cuál perfil le gustaría especializarse.

Así que mientras sorbía lentamente la chocolatada para no quemarse, me hacía preguntas que yo le iba aclarando, para que empezara a ver su futuro académico como algo no muy lejano, y aunque no llegamos a ninguna conclusión, quedó con esa tarea en mente, lo cual ya es suficiente para mi como madre.

Y con la pancita caliente por la bebida, y una buena conversación con mi pequeño, emprendimos el retorno a casa, pasando primero por el parque más cercano a la parada de colectivos para aprovechar la salida, pero igual ambos quedamos pensando cada quien por su lado: él en sobre qué desea estudiar y yo en las aventuras que quiero compartir con él en los próximos días cuando el frío decida que ya debe tomar vacaciones hasta el próximo año, pues ya pronto mi niño no lo será tanto.

Although the cold weather insists on lingering a little longer, spring has arrived in the Southern Hemisphere, and the sun lets us know when it peeks through the window earlier in the morning, prompting us to leave one less layer of clothing in the closet when we head out.

Many celebrate the arrival of this time of year by giving flowers, but at home we opt for something that is more meaningful to us, since we love the cold and are not attracted to this second wave of the year because it brings mosquitoes and other undesirable pests, in addition to the heat that disturbs us all, including the fan in the house.

But we still decided to celebrate in some way that we had a good winter, without colds or other illnesses. I have also taught my children that you don't need a particular date to be thankful and enjoy something different, so on that day, my little one and I went to the city center and decided to share a hot chocolate as a snack.

The initial idea was to go to Starbucks, but my little one decided that we should go to a new Mostaza location, with the intention of also using the playground, although after making the purchase and going up to the second floor, he was very disappointed to see that there was no playground there.

I had to talk to him about it so he could learn to deal with his frustrations, since the initial idea was to go for the drink and everything else was optional. So, in addition to enjoying the hot chocolate, it was a well-spent mother-son moment, I also asked him about his plans for high school, since next year he will be graduating from sixth grade, and I would like to enroll him in a technical school, for which he should already be thinking about what he would like to specialize in.

So, while he slowly sipped his hot chocolate so as not to burn himself, he asked me questions that I answered, so that he could begin to see his academic future as something not too far away. Although we didn't reach any conclusions, he was left with that task in mind, which is enough for me as a mother.

With our bellies warm from the drink and a good conversation with my little one, we headed home, stopping first at the park closest to the bus stop to take advantage of the outing, but we both remained lost in our own thoughts: him about what he wants to study and me about the adventures I want to share with him in the coming days when the cold decides to take a break until next year, because soon my little boy won't be so little anymore.

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Foto/Photo by: @mamaemigrante
Edición/Edited by @mamaemigrante using canva
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