Labubu... el Gizmo de esta generación / Labubu... the Gizmo of this generation

En mi adolescencia, luego de la película Los Gremlins, la figura de Gizmo, el adorable y peludito mogwai, causaba furor en los mercados internacionales, generando merch de todo tipo, con lo cual las ganancias extras del film se duplicaron o quizás obtuvieron mucho más.
Quien para entonces no tuviera un Gizmo, era prácticamente desterrado socialmente, así que aunque fuera un pequeño llavero con esta figura tenían las niñas y adolescentes de entonces.

En mi caso, era una de las desterradas, pues mi padre no solía invertir en cosas de moda, y aunque para entonces resentía mucho esa actitud, ahora lo entiendo y hasta le aplaudo que me haya criado de esa forma, pues luego del Gizmo, muchas otras figuras pasaron a ser moda y el delirio de los consumidores.
Ahora, y aupado por las redes sociales que muestran las tendencias de manera mucho más rápido, los productos de este tipo llegan como en bandadas que si te descuidas, terminarías dejando el sueldo en los comercios.

Primero fue la "invasión" de patitos amarillos que venían en pinzas para el cabello, y que se vendieron como pan caliente. Luego, llegaron los capybaras, con una gran cantidad de objetos de todos tamaños y utilidades, que resultaron maravillosos para los vendedores, aunque de seguro quienes se dedican a preservar esta especie no recibieron ningún tipo de regalías.

Ahora, los Labubu, ese pequeño monstruito se abre paso entre las nuevas generaciones, tomando por sorpresa a los padres, quienes hacía apenas unos meses nos enterábamos de la moda del capybara.

Cuando los vi por primera vez, me recordaron a los personajes de la película "Donde viven los monstruos", pero dado el boom comercial, más bien los asocio con el suceso que protagonizó Gizmo en mi época adolescente.
Y mientras veo y escucho la emoción (y hasta el llanto) de los niños y niñas que desean una figura de Labubu, agradezco haber criado a mis hijos del modo que lo hiciera mi padre, pues aunque los miran, no caen en la tentación de pedirlos.

Con Labubu, podemos ver el efecto cíclico de las tendencias en cuanto al mercado de consumo masivo, quedando en evidencia que si una buena idea es grandiosamente publicitada hacia su público objetivo, los resultados tienen más probabilidad de ser satisfactorios.

In my adolescence, after the movie The Gremlins, the figure of Gizmo, the adorable and furry mogwai, caused a furor in the international markets, generating merch of all kinds, with which the extra profits of the film doubled or perhaps obtained much more.
Who by then did not have a Gizmo, was practically socially banished, so even if it was a small keychain with this figure had the girls and teenagers of that time.

In my case, I was one of the banished, because my father did not use to invest in fashionable things, and although at that time I resented that attitude, now I understand it and I even applaud him for having raised me that way, because after the Gizmo, many other figures became fashion and the delirium of the consumers.
Now, and spurred by social networks that show the trends much faster, products of this type arrive as in flocks that if you are careless, you would end up leaving your salary in the stores.

First there was the “invasion” of yellow duckies that came in hair clips, which sold like hot cakes. Then came the capybaras, with a large number of objects of all sizes and uses, which turned out to be wonderful for the sellers, although surely those who are dedicated to preserving this species did not receive any kind of royalties.

Now, the Labubu, that little monster is making its way among the new generations, taking by surprise the parents, who just a few months ago we were learning about the capybara fashion.

When I saw them for the first time, they reminded me of the characters in the movie “Where the Monsters Live”, but given the commercial boom, I rather associate them with the event starring Gizmo in my teenage years.
And as I see and hear the excitement (and even the crying) of children who want a Labubu figure, I am thankful that I raised my children the way my father did, because even though they look at them, they are not tempted to ask for them.

With Labubu, we can see the cyclical effect of trends in the mass consumer market, showing that if a good idea is well publicized to its target audience, the results are more likely to be satisfactory.
Foto/Photo by: @mamaemigrante
Edición/Edited by @mamaemigrante using canva
Translated and formatted with Deepl
Tienes razón, estos muñecos son como los Gizmos de esta generación. Aunque he escuchado teorías feas sobre ellos, realmente creo que la gente se engancha en unas historias sin sentido, a mí me parecen preciosos y sus colores son hermosos también, y dentro de su belleza tan extraña resulta muy tiernos.
Yo me compraría varios pero tengo muchas prioridades antes que esas. Excelente publicación me gustó mucho.
A mi también me gustan mucho, mas que los capybaras y los patitos, pero al igual que tú, tengo otras prioridades de primero en la lista.
Pero como no tuve Gizmo, aunque sea un labubu pequeñito quiero tener. Mi niña interna lo necesita, jaja
Sending you some Ecency Curation votes!

Really nice from you! Thank you.
Yo tampoco tuve un Gizmo, lo único que recuerdo haber tenido de cositas así que causaron locura en mi época fue un troll fluorescente jaja
En estos días aparece una tendencia nueva cada vez que parpadeas, por suerte mis hijos han crecido bastante alejados de ese tipo de presiones sociales. Y sobre este muñequito supe de su existencia hace 4 días viendo reels en instagram y me parece súper feito jaja cara de maniático y aún así la publicidad los ha hecho súper atractivos para los chicos
Yo me enteré porque los chinos llevaron al trabajo para venderlos, y cuando los puse en los exhibidores, era impresionante ver a los niños desesperados pidiendo que les compraran uno!
De hecho, hace una semana vi un post de una chica mostrando las filas enormes en las tiendas asiáticas para comprarse un muñeco de esos.
Yo no tuve uno pero los he visto muy de moda ahorita jaja y la verdad es que me dan miedo ajjaa