¿Comerías un helado de abejas? Víctimas del marketing / Would you eat bee ice cream? Victims of marketing
En el mundo de la cocina, ya no basta con solo hacer platillos deliciosos, sino también innovar en la manera de presentarlos, pues es harto sabido que la comida se empieza a comer por los ojos, es decir, una misma receta, presentada de manera distinta, puede sorprender hasta al comensal más quisquilloso.
Y esto fue justamente lo que tanto a mi hijo como a mi nos llamó la atención al ver la carta de postres en una de las sedes de La Veneciana en Lomas de Zamora, provincia de Buenos Aires. Un helado de vainilla servido con forma de abejita, que a mi me recordó todo el ecosistema de Hive, mientras que a mi hijo le resultó divertido comerse un "helado de abejas".
La fotografía mostraba una copa de galleta contentiva de dos porciones de helado decoradas con chocolate para los ojos y la nariz, y líneas hechas con sirope de chocolate en la parte que sería el cuerpo, mientras que las alas eran trozos de galletas colocadas a los lados, sin embargo, cuando nos trajeron el pedido, lo primero que notó mi hijo fue que tenía avellanas en lugar de chocolate como salía en la foto, y aunque él no es alérgico, no le gustan los frutos secos.
Lo gracioso de la experiencia es que cuando lo vimos, no parecía una abeja sino un pollito, un poco estropeado por la vida (palabras de mi hijo), por lo que comenzamos a bromear con los términos expectativa vs realidad, aunque lo bueno era que este "pollito-abeja" era más grande del que se veía en la foto del menú.
Su sabor no distaba de un helado tradicional, pero obviamente con esa presentación (salvo el incidente de las avellanas) mi hijo quedó "fascinado" con la experiencia, saboreando cada cucharada, en cambio yo solo lo probé, pues me pareció demasiado dulce, pero si aproveché de comerme las avellanas que fungían como nariz y aguijón.
Ya de vuelta a la parada para tomar el colectivo a casa, una confesión de mi hijo me terminó de hacer la tarde, pues empezó diciendo con timidez que aunque lo comió, ese helado no llenó sus expectativas, pero le daba vergüenza decirlo pues temía que luego no lo invitara nuevamente a ir por helado, así que mi percepción no estuvo del todo errada: fuimos víctimas del merchandising pues ni la presentación ni el gusto fueron suficientes como para generar el deseo de volver a probar el mismo producto.

In the culinary world, it's no longer enough to simply make delicious dishes; it's also important to innovate in the way they're presented. It's well known that food begins with the eyes. The same recipe, presented differently, can surprise even the pickiest eater.
And this was precisely what caught my attention when we saw the dessert menu at one of La Veneciana's locations in Lomas de Zamora, Buenos Aires province. Vanilla ice cream served in the shape of a bee reminded me of the entire Hive ecosystem, while my son found it fun to eat "bee ice cream."
The photograph showed a cookie cup containing two portions of ice cream decorated with chocolate for the eyes and nose, and lines made with chocolate syrup on the part that would be the body, while the wings were pieces of cookies placed on the sides, however, when they brought us the order, the first thing my son noticed was that it had hazelnuts instead of chocolate as shown in the photo, and although he is not allergic, he does not like nuts.
The funny thing about the experience is that when we saw it, it didn't look like a bee but a chick, a little battered by life (my son's words), so we started joking about the terms expectation vs. reality, although the good thing was that this "bee-chick" was bigger than the one seen in the menu photo.
Its flavor wasn't far from a traditional ice cream, but obviously with that presentation (except for the hazelnut incident) my son was "fascinated" by the experience, savoring every spoonful. I, on the other hand, only tried it, as I found it too sweet, but I did take advantage of eating the hazelnuts that acted as the nose and sting.
Already on the way back to the bus stop to take the bus home, a confession from my son finished making my afternoon, because he started by saying timidly that although he ate it, that ice cream did not meet his expectations, but he was embarrassed to say it because he was afraid that I would not invite him back for ice cream, so my perception was not entirely wrong: we were victims of merchandising because neither the presentation nor the taste were enough to generate the desire to try the same product again.
Foto/Photo by: @mamaemigrante Edición/Edited by @mamaemigrante using canva Translated and formatted with Deepl
Eso pasa mucho en las cafeterías más "Aesthetics" de Caracas. Son preciosas, instagrameables pero cuando pruebas la comida el contraste entre su apariencia y el sabor es muy grande 😁 y de paso costosas.
Con el precio de ese helado habría comprado unos 4 en mc Donald!
Imagínate! Jajajaja
¡Hola!
No siempre se gana, pero queda la experiencia y toca elegir entre lo exclusivo y lo popular que no tiene que ser malo obligatoriamente.
Personalmente me toca elegir entre calidad y precio en base al gusto y el presupuesto. Equilibrio, no siempre gana el más barato o el más exquisito.
Buena suerte, un abrazo.
La presentación era hermosa: una abejita de helado de revista, es un marketing dirigido, sin duda, a conquistar a los niños, lástima que la experiencia con el sabor fue decepcionante 😟