Caso Gabriel Fernández: ¿hasta dónde es capaz de llegar la maldad? / The Gabriel Fernández trial: how far can evil go?

Cuando se habla de maternidad, siempre se ven los aspectos positivos y toda la alegría que traen los hijos a la familia, pero la vida no siempre es de color rosa, y en muchos casos son los niños quienes pasan las peores experiencias.
Los trabajadores sociales y cuerpos relacionados con la seguridad en general, tienen una ardua labor, que usualmente no se ve, pero que realmente es enorme, y eso ya da un panorama de todo lo que sucede a puertas cerradas, y que solo conocemos cuando las consecuencias son letales.

Este fue el caso del pequeño Gabriel Fernández, quien con 8 años conoció los horrores que muchas personas no serán capaces de conocer en toda su vida, siendo la peor parte el hecho de haber sido la víctima de su madre, a quien unos días antes de fallecer le había hecho una tarjeta declarándole su amor.
¿Será posible que una madre no quiera a su hijo? Tristemente, la respuesta es Sí.
La historia comenzó desde su nacimiento, cuando fuera rechazado por su madre y dado a unos tíos para que se encargaran de él. Esos años, fueron los únicos en los que Gabriel tuvo una vida feliz, aunque el hecho de estar al cuidado de una pareja del mismo género le molestara mucho a la misma mujer que decidió dárselos sin miramientos.
Gabriel tuvo muchos altibajos en su primera infancia, por una acusación de abuso que nunca fue confirmada, fue separado de sus padres, y dado a sus abuelos, quienes luego se lo devolvieron a su madre, aún sabiendo que sus condiciones mentales no eran las mejores.
Como todo niño, Gabriel era un niño a quien le gustaba explorar, solo que para los adultos quienes se suponía debían velar por su bienestar, era molesto y preferían anularlo no solo como niño, sino como ser humano.
Ahora la pregunta era, por qué tanta saña con un infante de tan corta edad, sobre todo porque en el departamento habían otros dos menores de más edad que él, a quienes amenazaban para que no dijeran nada de lo que sucedía.

Su maestra notaba los cambios en el niño, pero al hacer el reporte a servicios sociales, las consecuencias en casa eran terribles para él, al punto de pedirle a su maestra que dejara de hacerlo para que no lo reprimieran en casa.
Esa sensación de soledad que tuvo que tener Gabriel en esos momentos de castigo, hambre y oscuridad, resulta una carga de culpa que debemos arrastrar como sociedad, cuando por evitar problemas, muchos se hicieron la vista gorda, empezando por el padre biológico, quien durante el juicio por homicidio que enfrentaron su madre y el novio de esta, decía estar mal por lo que le sucedió a su hijo, mientras en vida no peleó por darle una mejor historia al niño.
Luego de 8 meses de convivir con su madre y hermanos, una noche simplemente dejó este plano, de la forma más brutal que puede enfrentar un niño de parte de sus padres, pero quizás fue la única manera de liberarse de una pesadilla que mientras duró fue capaz de traumar a sus hermanos y sembrar en la conciencia social muchas preguntas, además de ser la puerta para evaluar la labor y los métodos usados por los entes encargados de velar por la seguridad de los niños, no solo en Norteamérica, sino en todo el planeta.

Gabriel, fue una víctima mediatizada, pero son muchos los menores de edad que sufren de maltratos y pasan a ser invisible para la sociedad, generando ciudadanos inestables que en muchos casos terminan repitiendo los mismos patrones de conducta que vivieron durante sus primeros años de vida.

When talking about motherhood, we always see the positive aspects and all the joy that children bring to the family, but life is not always rosy, and in many cases it is children who suffer the worst experiences.
Social workers and law enforcement agencies in general have a difficult job, one that is usually unseen but truly enormous, and that gives us a glimpse of everything that happens behind closed doors, which we only learn about when the consequences are lethal.

This was the case of little Gabriel Fernández, who at the age of 8 experienced horrors that many people will never experience in their entire lives, the worst part being that he was the victim of his mother, to whom he had made a card declaring his love a few days before she died.
Is it possible for a mother not to love her child? Sadly, the answer is yes.
The story began at his birth, when he was rejected by his mother and given to his aunt and uncle to take care of him. Those years were the only ones in which Gabriel had a happy life, although the fact that he was being cared for by a same-sex couple greatly upset the same woman who had decided to give him away without a second thought.
Gabriel had many ups and downs in his early childhood. Due to an accusation of abuse that was never confirmed, he was separated from his parents and given to his grandparents, who later returned him to his mother, even though they knew that her mental health was not the best.
Like any child, Gabriel was a boy who liked to explore, but for the adults who were supposed to look after his well-being, he was annoying, and they preferred to nullify him not only as a child but as a human being.
Now the question was, why such cruelty towards such a young child, especially since there were two other children older than him in the apartment, whom they threatened so they wouldn't say anything about what was happening.

His teacher noticed the changes in the child, but when she reported it to social services, the consequences at home were terrible for him, to the point that he asked his teacher to stop doing so in order to avoid being punished at home.
The loneliness Gabriel must have felt during those moments of punishment, hunger, and darkness is a burden of guilt that we as a society must bear, when, in order to avoid problems, many turned a blind eye, starting with his biological father, who during the murder trial faced by his mother and her boyfriend, said he felt bad about what happened to his son, while in life he did not fight to give the child a better life.
After eight months of living with his mother and siblings, one night he simply left this world, in the most brutal way a child can face from his parents. but perhaps it was the only way to free himself from a nightmare that, while it lasted, traumatized his siblings and raised many questions in the social conscience, as well as providing an opportunity to evaluate the work and methods used by the entities responsible for ensuring the safety of children, not only in North America, but throughout the world.

Gabriel was a victim who received media attention, but there are many minors who suffer abuse and become invisible to society, creating unstable citizens who in many cases end up repeating the same patterns of behavior they experienced during their early years.
Foto/Photo by: Screenshots from Imdb gallery
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Edición/Edited by @mamaemigrante using canva
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Mira, conozco tanto casos de padres como de madres que no quieren a sus hijos, probablemente, en la mayoría de los casos la mujer no quería hijos y cuando vienen al mundo, ya desde antes en el vientre materno, se saben no queridos y luego lo que muchos sufren en la familia es terrible. Cuantos niños pasan lo que Gabriel y es muy lamentable. Gracias por este llamado a la reflexión. Un gran saludo!
Muy cierto esto, pero lo peor es que siguen teniendo descendencia! Deberían optar por esterilizarse o usar un método anticonceptivo que evite un embarazo de manera efectiva, pues son terribles los casos que se ven y mucho peores los que no se hacen públicos.
La maternidad se romantiza mucho, pero esa no es la realidad en todo el planeta.
Creo que muchas mujeres simplemente no desean ser madre y no tienen porque serlo si no les nace del corazón o tienen traumas o lo que sea... luego eso pasa a los hijos y así estamos como estamos. Gracias!
En el programa de Mujeres Asesinas han recreado varios casos de abuso y maltrato infantil y es de no creer todo lo que una madre o padre es capaz de hacerle a su propio hijo, hoy en la actualidad se siguen viendo estos casos, como el de Lucio Dupuy y tantos que habra siendo invisibles porque en los medios no salen y mientras escribo esto, un niño podria estar viviendo un infierno como el de Gabriel y muchos tantos mas y la verdad el ser humano puede llegar a ser peor que los mismos demonios 😢
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Es terrible lo que muchas criaturas como Gabriel pueden soportar. Hace falta mas mano dura y que se le de visibilidad a este tipo de casos para crear conciencia, sobre todo si los abusadores reciben un buen castigo, a ver si por lo menos la gente de este estilo agarra mínimo.