Quizás algunos crean que es una de mis locuras, pero no es así. En realidad parece un trabalenguas, pero para mí ese problema no se compara con el no reconocer que existe. Divagamos y divagamos, y si no se acepta que hay un problema, no llegará la solución. Por otro lado, el espíritu controlador del ser humano también impide la resolución de problemas. Un problema es un problema, no tiene tamaño, ni dimensión.

Va a depender de las perspectivas de vida de cada persona. Para algunos será pequeño, pero para otros puede llevarlos al suicidio. Indiscutiblemente, “cada cabeza es un mundo”, como decimos los venezolanos. Sobre este tema hay que hacer mucho énfasis en la crianza de los hijos. Es necesario darle la oportunidad de tomar decisiones para resolver un problema.

Cuando los seres humanos llegan a la adolescencia es cuando arrancan los problemas en sí, y esto es motivado a que comienzan a buscar su identidad y a ubicarse. Si no consiguen estabilidad y no saben resolver problemas, puede ser fatal. Si se tienen padres exigentes, que buscan que sus hijos sean perfectos y los primeros en todo. Dará pie, a los verdaderos problemas. Sobre todo, si se las mantienen comparándolos con otros.

Vivimos con un afán por ser perfectos y de que todo salga bien. Pero la vida no es así, y es por esa razón por la que cuesta levantarse después de un traspié. Se crean muchas expectativas que luego no se realizan y entonces se deprimen. Creo que hay que dejar de exigirse tanto porque esto es lo que causa los problemas de toda índole cuando las cosas no salen como esperamos.

El problema no es el problema

Hay que plantearse varias alternativas con metas y objetivos realizables y, sobre todo, no tan altos. También dejar de comparar los problemas de otros con los de nosotros. Cada quien tiene sus debilidades y fortalezas y somos únicos. Por esto los problemas no son iguales. Nos reímos cuando vemos memes o tiktok, porque una persona se asusta motivada a la falta de café. Pero no es así, para algunos el café es vital y su carencia les causa mucha ansiedad.

En cuanto al amor, hay personas que se aferran tanto, y de tal manera que, aunque la relación no funcione, les cuesta salir de ella. Es un desgaste de energía, pues le permitimos a otro chupar toda la energía vital hasta acabar con las ilusiones, sueños y metas. Aunque no lo crean, esto es un gran problema emocional que puede llevar a un ser humano a locura. Olvídate de todo y piensa en ti. Como dice Ricardo Arjona:

Finalmente, está prohibido rendirse, hay que continuar e ir resolviendo problemas a medida que se nos presentan. Estar constantemente en movimiento esperando oportunidades. Y siempre hay que recordar que no hay que satisfacer a los demás, solo a nosotros. No te metas en problemas para solucionarles la vida a otras personas.

¡Hola, hola!, amigos de la Comunidad de #ThoughtfulDailyPost, en un abrir y cerrar de ojos la vida nos da un vuelco, así que de nada vale aferrarse. Por otro lado, hay que enfrentar los problemas del tamaño que sean, aunque tengamos miedo. Si no te gusta el tren por donde transitas, búscate otro, cambia de ruta y así no te complicas la vida.

Disfruta y aprovecha las oportunidades que se te presentan y muchas gracias por visitar mi espacio.

Namasté

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