La foto que no hacemos / The photo we don't do (ESP/ENG)

Es hermoso cuando tomamos el álbum familiar y nos ponemos a rememorar espacios, momentos, fiestas, cumpleaños, graduaciones, pero, con las risas olvidamos las penas y es bueno, no digo lo contrario solo que hoy es uno de esos días en que la foto hermosa me ha regalado su contraparte, el momento en el que no quise tomar la foto.

Cuando era pequeña no me gustaba que me hicieran retratos, aquello era un castigo, había que ponerse el vestido bonito pero que molestaba, el peinado, la posición y, por supuesto, la sonrisa.

Mi madre me hizo la foto justo cuando corrí a esconderme debajo de la mesa. Pero, aún así, es fácil cuando es solo un poco de malacrianza.

¿Qué pasa cuando hay algo más detrás del lente?¿Qué pasa cuando nuestro hijo es autista?

Dónde están los momentos en los que se golpea, rompe, agita las manos, se tira al piso, rueda en él o se muerde, pellizca o, simplemente, grita. Dónde quedan las cosas que rompe o lanza, las puertas rotas, los cristales.

¿A dónde van las piedras, los juguetes, las pelotas?

Qué hacemos con esos momentos, cuando preferimos encerrarnos, escondernos y no hablar. Dejamos de visitar a la familia o los amigos, cuando ellos también dejan de visitarnos y ya no llega la invitación a viajes o cumpleaños.

No todo es rosa, no todo es gris pero existen y coexisten.

Cuando Dylan era pequeño, muchas veces debí apretarlo entre mis brazos y correr hasta la casa con él dando patadas y gritos sobre mí.

¿Por qué les habló sobre esto? No lo sé, solo he sentido la necesidad, no para que sientan lástima porque nada hay más dañino que esa sensación hipócrita; simplemente busco comprensión, solidaridad, porque aunque son muchos los buenos momentos, detrás de cada abrazo, beso, o de ese caminar juntos hay mucho dolor, muchas horas, días, meses repitiendo una y otra vez lo mismo únicamente para conseguir dar un pequeño paso, tan pequeño como atravesar todo un océano rebelde.

Yo vi crecer a mis sobrinos, los vi aprender a responder cuando se les llamaba, a cepillarse los dientes, a cambiarse de ropa sin mucha ayuda. Para mí, para Dylan, cada una de esas pequeñas cosas tan cotidianas, tan comunes, eran como navegar en un bote incapaz de resistir el embate de la tormenta cotidiana.

No sé cómo explicar lo que sentí, sentimos él y yo, la primera vez que logró abrocharse el botón de la camisa por sí solo.

Hoy Dylan me recoge la ropa tendida, ubica las viandas, e insiste en que todo esté en su lugar. Tiene un nivel de organización que asombra e inquieta. Al punto que más de una vez nos saca la risa.

Los invito a que busquen dentro de ustedes esa foto que nunca quisieron hacer y celebren la victoria de un nuevo día, un nuevo reto, un nuevo logro, paso a paso el camino nos muestra su belleza.

Gracias por esta oportunidad que nos brinda esta gigantesca puerta de #ecency para compartir experiencias y a la comunidad de #mundoautismo por recibirme en ella.

It is beautiful when we take the family album and we start rememberThe one who didn't want to take the picture.

When I was little I did not like to make me portraits, that was a punishment, we had to wear the dress beautiful but that bothered, the hairstyle, the position and, of course, the smile.

My mother took me the photo just when I ran to hide under the table. But, still, it is easy when it is just a little malacriance.

What happens when there is something else behind the lens? What happens when our son is autistic?

Where are the moments in which it hits, breaks, stir your hands, throw the floor, roll in it or bite, pinch or simply shout. Where are the things that break or throw, broken doors, crystals.

Where are the stones, toys, balls?

What do we do with those moments, when we prefer to lock ourselves, hide and not speak. We stop visiting the family or friends, when they also stop visiting us and the invitation to travel or birthdays no longer arrives.

Not everything is rose, not everything is gray but they exist and coexist.

When Dylan was small, many times I had to squeeze it in my arms and run to the house with him kicking and screaming on me.

Why did you talk about this? I do not know, I have only felt the need, not to feel sorry because nothing is more harmful than that hypocritical feeling; I simply look for understanding, solidarity, because although there are many good times, behind each hug, kiss, or that walk together there is a lot of pain, many hours, days, months repeating again and again the same only to get a small step, as small as crossing a whole rebel ocean.

I saw my nephews grow, I saw them learn to answer when they were called, to brush their teeth, to change clothes without much help. For me, for Dylan, each of those little things as everyday, as common, were like navigating in a boat unable to resist the onslaught of daily storm.

I don't know how to explain what I felt, we felt he and I, the first time he managed to fashed the shirt button alone.

Today Dylan picks up the clothes lying, places the food, and insists that everything is in his place. It has a level of organization that amazes and restless. To the point that more than once he gets laughter.

I invite you to look for that photo that you never wanted to make and celebrate the victory of a new day, a new challenge, a new achievement, step by step the road shows us its beauty.

Thank you for this opportunity offered by this gigantic #ecency door to share experiences and the #mundoautismo community for receiving me in it.

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