Un Torreón solitario en la costa invadida por la ciudad.
Mi fascinación por las fortificaciones coloniales va más allá de la obseción. Está relacionada con mi identidad pero también con los recuerdos de mi infancia.
Mi madre me llevaba a caminar por el Centro histórico de la ciudad y los palacetes o las plazas no me impresionaron tanto como los castillos. Para mi era como vivir en una Minas Tirith del futuro donde los turistas van fotografiar el lugar donde Sauron fue derrotado.
Con el tiempo mi pasatiempo favorito fue visitar castillos, o esperar a que los castillos se convirtieran en museos para poder visitarlos. Poco a poco creé un mapa de la ciudad fortificada.
Así las cosas, creo que comenzaré una serie para compartir esta obseción.
El Torreón de San Lázaro se encuentra en una esquina del Parque Maceo y la calzada de Malecón, justo al lado de un semáforo. Semejante anacronismo se debe a que dicho torreón se hallaba en la Caleta del mismo nombre, cerca de un leprosorio en lo que debió ser una solitaria costa entre la bahía y la entrada al Almendares (la chorrera).
Claramente el paisaje en 1665 distaba mucho del actual y debió ser un bello espectáculo, torre junto al mar en medio del atardecer.
Originalmente previsto como torre vigía para detectar naves piratas en la actualidad resalta en el paisaje urbano. Al punto que muchos pueden imaginar que se trata de una simulación de castillo posterior a la época colonial.
La ciudad le ha robado terreno al mar y ahora el torreón, en una época en la que la piratería se hace, si acaso en el ciberespacio, ha perdido su propósito. Ahora es una torre junto a un semáforo junto a una calzada, a varios metros del malecón. Y de ese mar que en su tiempo vigiló en busca de amenazas contra una ciudad que terminó por absorberlo.