Lawrence Durrell y El Cuarteto de Alejandría: una experiencia sentimental (Esp | Eng)
No me cabe duda de que el encuentro como lector con Lawrence Durrell fue un hito en mi vida.
Leí El Cuarteto de Alejandría hacia finales de la década del 80, entre la separación amorosa y la soledad. Recuerdo que fue en una temporada vacacional (yo era entonces un estudiante universitario), y pude leerme, casi de seguidas, los cuatro volúmenes que lo componen, casi sin descansar, durante unas cuatro semanas, quizás; por supuesto, quedando placenteramente exhausto.

Me arrobó (casi enajenó), pues es una obra, exquisitamente escrita, que aborda temas cruciales como el amor y sus fracasos, la soledad y el reto del escritor.
Quisiera volver a leerla, si la vida nos alcanza, y escribir un ensayo. Pero, por ahora, pensé que podía hacerle honor a Durrell, en los 35 años de su muerte (7 de noviembre de 1990), en un primer intento, haciendo citas del primer volumen de su cuarteto: Justine.

Justine es el título del primer volumen de esta tetralogía novelística. Nunca he sabido si tiene su inspiración en la homónima del Marqués de Sade, si bien existe una relación, pues uno de los dos epígrafes que abren el volumen es tomado del libro homónimo de Sade. En todo caso, se trata de una narración en flashback hecha por Darley —personaje narrador— acerca de su amor por la enigmática Justine y con Melissa. Sin opinar acerca de la obra, de la que se han escrito muchos estudios, me concentraré en reproducir partes de ella, a través de algunos fragmentos que me interesan.
Una ciudad es un mundo cuando amamos a uno de sus habitantes.
(...)
(…) vi avanzar el moreno y rígido cuerpo desnudo de Justine. (…) Nos quedamos largo rato mirándonos cara a cara; nuestros cuerpos se tocaban, sin comunicarse otra cosa que la lasitud animal de aquel atardecer moribundo. Mientras la sostenía livianamente en el hueco del brazo, no pude dejar de pensar en lo poco que nos pertenecen nuestros cuerpos.
(...)
Comprendí en ese momento la verdad del amor: un absoluto que lo toma o lo pierde todo.
(...)
Solo el amor puede sostenernos un tiempo más.
(...)
Caminé muy despacio entre esos extraordinarios capullos humanos, diciéndome que una ciudad, lo mismo que una persona, colecciona sus predisposiciones, sus apetitos y sus temores. Llega a la madurez, lanza sus profetas, y declina hacia la inanidad, la vejez, o peor aún, la soledad.
(...)
Las mismas calles, las mismas plazas arderán en mi imaginación como el Faro arde en la historia. Ciertas habitaciones donde hice el amor, ciertas mesas de café donde la presión de unos dedos en mi muñeca me dejaban hechizado, sintiendo a través de las calles recalentadas los ritmos de Alejandría que penetraban en los cuerpos, como besos hambrientos, como palabras tiernas murmuradas por voces (…)

Una apreciación total de una obra tan mayor no es mi propósito. Solamente quise compartir, en este momento, algunas de las frases del narrador-personaje de su primer volumen. En ellas encontraremos gran parte de la visión acerca del amor y de la vida que se desplegará en los otros volúmenes: una apreciación a partir de la experiencia del narrador en la que advertimos cierta decepción, aunque sigue estando la pasión del amor.
Es sumamente relevante en este primer volumen: Justine y en todo el cuarteto –Balthazar, Mountolive y Clea– la relación con la ciudad, la emblemática Alejandría, y el amor de los personajes, en particular de sus narradores. Existe casi un parangón entre ciudad y mujer. La vinculación con aquella será percibida como compleja y difícil, como lo es la del amor entre las parejas, que entra en declinación, en decadencia. Y, sin embargo, persiste la necesidad y el deseo del amor.
Había escrito antes sobre El Cuarteto de Alejandría, pero no me acordaba. Aquí el enlace.
Referencias:
Durrell, Lawrence (1989). Justine. España: Edit. Edhasa.
https://es.wikipedia.org/wiki/Lawrence_Durrell
https://en.wikipedia.org/wiki/Lawrence_Durrell
https://es.wikipedia.org/wiki/El_cuarteto_de_Alejandr%C3%ADa
https://en.wikipedia.org/wiki/The_Alexandria_Quartet






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Lawrence Durrell and the Alexandria Quartet: a sentimental experience
I have no doubt that encountering Lawrence Durrell as a reader was a turning point in my life.
I read The Alexandria Quartet towards the end of the 1980s, amidst a breakup and loneliness. I remember it was during a vacation (I was a university student at the time), and I was able to read all four volumes almost consecutively, without a break, for about four weeks, perhaps; of course, I was pleasantly exhausted afterward.
It captivated me (almost mesmerized me), as it is an exquisitely written work that addresses crucial themes such as love and its failures, loneliness, and the challenge of the writer.
I would like to reread it, if life allows, and write an essay about it. But for now, I thought I could honor Durrell, on the 35th anniversary of his death (November 7, 1990), in a first attempt, by quoting from the first volume of his quartet: Justine.
Justine is the title of the first volume of this tetralogy of novels. I've never known if it was inspired by the Marquis de Sade's work of the same name. In any case, it is a narrative by Durrell about his love for the enigmatic Justine. Without offering an opinion on the work, about which many studies have been written, I will concentrate on reproducing parts of it, through some fragments that interest me.A city is a world when we love one of its inhabitants.
(...) I saw Justine's dark, rigid, naked body advance. (...) We stood for a long time looking at each other face to face; our bodies touched, communicating nothing but the animal languor of that dying sunset." As I held her lightly in the crook of my arm, I couldn't help but think how little our bodies truly belong to us.
I understood then the truth of love: an absolute that takes or loses everything.
Only love can sustain us a little longer.
I walked very slowly among those extraordinary human cocoons, telling myself that a city, like a person, collects its predispositions, its appetites, and its fears. It reaches maturity, sends forth its prophets, and declines into inanity, old age, or worse, solitude.
These same streets, these same squares will burn in my imagination as the Lighthouse burns in history. Certain rooms where I made love, certain café tables where the pressure of fingers on my wrist left me spellbound, feeling through the sweltering streets the rhythms of Alexandria penetrating bodies like hungry kisses, like tender words murmured by voices (…)
A comprehensive assessment of such a large work is not my purpose. I simply wanted to share, at this moment, some of the narrator-character's lines from the first volume. In them, we find much of the vision of love and life that unfolds in the other volumes: an appreciation based on the narrator's experience, in which we perceive a certain disillusionment, although the passion of love remains.
The relationship with the city, the emblematic Alexandria, and the characters' love, particularly that of their narrators, is extremely relevant in this first volume —Justine— and throughout the quartet —Balthazar, Mountolive, and Clea. There is almost a parallel between the city and woman. The connection with the city is perceived as complex and difficult, as is the love between couples, which declines, fades. And yet, the need and desire for love persist.
Muchas gracias, @josemalavem por regalarnos esta referencia.
Lo buscaré.
Saludos y bendiciones, José.
Agradezco tu visita y atención, @emiliorios. Durrell es una delicia, pero, sobre todo, El cuarteto de Alejandría, solo que hay que dedicarle tiempo por ser una obra extensa. Saludos.
@commentrewarder
Una invitación a leer, más que un homenaje al autor.
Nunca lo había escuchado nombrar y una novela en cuatro tomos no es muy común.
Saludos @josemalavem.
Agradezco su visita y lectura, amigo @felixmarranz. El cuarteto de Alejandría es una obra densa y maravillosa; está considerada entre los más grandes del siglo XX. Requiere tiempo de dedicación, por su extensión. No es para leerla -opino- en medios electrónicos, sino en físico; volumen por volumen en el orden original. Seguramente en las bibliotecas de Buenos Aires estarán los cuatro, y podrá irlos leyendo paulatinamente, accediendo al préstamo circulante. Saludos.
@commentrewarder
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