Entre gallos y medianoche (SPA-ENG)

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La frase con que titulo esta publicación seguramente es conocida por muchos amigos de la comunidad, no es una creación argentina, probablemente provenga de España, aunque no estoy completamente seguro, lo que si es cierto, es que se ha difundido prácticamente en toda América Latina y salvo pequeñas diferencias, en todas partes quiere significar que algo se ha hecho de forma rápida y casi clandestinamente, de manera escondida o disimulada.

Algo como eso fue lo que ocurrió muchos años atrás cuando Diego Armando Maradona regresó al fútbol argentino. Fue para septiembre de 1993 y el gran jugador lleno de problemas extrafutbolísticos había firmado contrato con el Sevilla de España para la temporada 92/93, regresaba de una suspensión de 15 meses impuesta por la FIFA por un doping detectado en Italia. El DT del Sevilla era nada menos que Carlos Salvador Bilardo, quien insistió para que trajeran a Diego, sin embargo su paso por el club español fue apenas discrito y ni siquiera alentaba la posibilidad de un regreso a la selección nacional que de la mano de Alfio Basile venía de conquistar por duplicado la copa América en 1991 y 1993. En Sevilla no lo querían y la decisión de volver a su país estaba tomada.

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Era un secreto a voces que el club de sus amores, Boca Juniors, sería el lugar de acogida aunque también terciaban otros, San Lorenzo de Almagro y especialmente el club que lo vio nacer a la gloria: Argentinos Juniors que en ese momento había sido elegido por los dueños de la firma Torneos y competencias, encargada de las transmisiones futbolísticas de la primera división, para promocionar y potenciar la audiencia televisiva que estaba en auge.

Sin embargo, apareció un tapado al que nadie tenía en cuenta, Newell's Old Boys de Rosario, de la mano de su entonces presidente Walter Cattáneo, comenzó a gestionar un rápido y secreto contrato para quedarse con el capitán del campeón del mundo 1986 y subcampeón de 1990. Nadie dudaba que Maradona, pese a todo, seguía siendo el mejor jugador del mundo y su sola figura podía generar enormes ganancias para el club que lograra contratarlo. Así lo comprendió también Torneos y Competencias, que puso el dinero y las garantías para el contrato.

Cuenta la leyenda que Cattáneo se pasó días sin dormir hasta lograr que el 10 firmara con el equipo rosarino. Muchos despechados, luego dejaron circular información falsa sobre que Newell's fue el único club que le ofreció un contrato para repatriarlo.

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Y así, entre gallos y medianoche, Maradona sorprendió a todo el mundo fichando para un club de Rosario con muchos menos pergaminos y poderío que Boca Juniors.

Por esas cosas inexplicables que el genial jugador tenía, demostró un amor incondicional por el equipo de Newell's y, por supuesto, su hinchada lo amó desde el minuto uno; al primer entrenamiento asistieron 40.000 personas. Sin embargo, con algunos problemas físicos jugó solo 5 partidos. Luego de algunos meses parado, finalmente recayó en Boca Juniors para su segunda etapa.

Pero sucedió otra cosa casi en simultáneo, Argentina perdía por 5 a 0 con Colombia en el estadio de River Plate por las eliminatorias para Estados Unidos 1994 y Maradona estaba en el estadio, toda la afición de la selección nacional comenzó con un grito ensordecedor: Maradó, Maradó...

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No solamente volvía a jugar en Argentina y en Newell's también se calzaría por enésima vez, la 10 de la celeste y blanca. Dos años después pasaría a Boca Juniors




Between roosters and midnight

The phrase I use to title this post is surely familiar to many friends in the community. It's not an Argentine creation; it probably originates in Spain, although I'm not entirely sure. What is certain is that it has spread practically throughout Latin America, and with minor differences, everywhere it means that something has been done quickly and almost clandestinely, in a hidden or disguised manner.

Something like that happened many years ago when Diego Armando Maradona returned to Argentine football. It was in September 1993, and the great player, plagued by extra-football problems, had signed a contract with Sevilla in Spain for the 92/93 season. He was returning from a 15-month suspension imposed by FIFA for doping detected in Italy. Sevilla's manager was none other than Carlos Salvador Bilardo, who insisted on bringing Diego in. However, his time at the Spanish club was barely documented, and he didn't even entertain the possibility of a return to the national team, which, under Alfio Basile, had won the Copa América twice in 1991 and 1993. Seville didn't want him, and the decision to return to his home country was made.

It was an open secret that his beloved club, Boca Juniors, would be his destination, although others were also in the running, including San Lorenzo de Almagro and, especially, the club that saw him rise to glory: Argentinos Juniors, which at the time had been chosen by the owners of the Torneos y competencias broadcasting company in the first division to promote and boost the then-booming television audience.

However, a dark horse appeared that no one was taking into account: Newell's Old Boys of Rosario, led by its then-president Walter Cattáneo, began negotiating a quick and secret contract to secure the captain of the 1986 World Cup champion and 1990 runner-up. No one doubted that Maradona, despite everything, was still the best player in the world, and his stature alone could generate enormous profits for the club that managed to sign him. This was also understood by Torneos y Competencias, which provided the money and guarantees for the contract.

Legend has it that Cattáneo spent days without sleeping until he got the number 10 to sign with the Rosario team. Many were disheartened, and then spread false information that Newell's was the only club that offered him a contract to repatriate him.

And so, between the cracks and the midnight oil, Maradona surprised everyone by signing for a Rosario club with far less credentials and power than Boca Juniors.

Because of those inexplicable qualities that the brilliant player possessed, he showed unconditional love for Newell's, and of course, his fans loved him from the very first minute; 40,000 people attended his first training session. However, due to some physical problems, he only played five matches. After a few months on the sidelines, he finally returned to Boca Juniors for his second stint.

But something else happened almost simultaneously: Argentina was losing 5-0 to Colombia at River Plate Stadium in the 1994 qualifiers for the United States Championship, and Maradona was in the stadium. The entire national team fan base erupted with a deafening chant: "Maradona, Maradó..."

Not only was he playing again in Argentina and Newell's, but he would also pull on the jersey for the umpteenth time, the tenth time, for the sky blue and white. Two years later, he would move to Boca Juniors.




Héctor Gugliermo
@hosgug



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Ese jersey de Newell's, me trae el recuerdo de cuando Messi lo utilizó para homenajear al Diego después de su fallecimiento. Yo personalmente no ví jugar a Maradona, pero mi abuelo me habló maravillas de su futbol, además de todo el amor que Maradona sentía por mi Cuba. Excelente tu trabajo amigo @hosgug, saludos

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Hay muchísimos videos de algunas de sus jugadas más icónicas y trascendentales en la web. Yo lo vi jugar en vivo muy pocas veces, pero por TV si, aquí pasaban todos los partidos del Napoli, pese a los años transcurridos, sigue siendo el ídolo máximo de los napolitanos.

Saludos @sadiel0102

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Saludos. Ese paso por Newell's también es recordado porque Maradona, a sus 33 años, fue requerido con urgencia, y por presión política, por Alfio Basile para el repechaje que disputó Argentina contra Australia, luego de la goleada de Colombia en el Monumental. Ya Maradona parecía al borde del retiro, para entonces se desataron muchas teorías y una era que en en el torneo local jamás le harían pruebas de dopaje, así que no correría riesgo de ser suspendido otra vez. Pero en el Mundial de Estados Unidos no lo perdonaron.

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Si, de todas maneras, hubo cosas extrañas en ese mundial, creo que Grondona intentó un arreglo, le dieron una media palabra (o completa quizás) pero luego no se respetó, Maradona y toda la selección argentina pagaron el precio de llevar un jugador que para ese momento ya era imposible de sacar de las drogas.

Saludos @saavedraa

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