A veces olvidamos la forma en que nuestros miedos se sienten como paredes que se mueven hacia nosotros hasta ahogarnos en lo más profundo de nuestro ser, esa sensación de no poder avanzar, sin tener energía siquiera para intentarlo, pero con la incertidumbre de ¿Qué pasaría sí damos ese paso?

Mi mayor miedo es perder a Emilio, un hermano que me ha regalado la vida y con quien crecí desde que tengo uso de razón, juntos hemos reído, llorado e incluso nos hemos equivocado, como cuando nos gustaba la misma chica, decidimos pelear por ella y nos dimos cuenta que se iría con Jameson el guitarrista de la cuadra.

Pensar que el dinero no compra la felicidad es un absurdo cuando carece o luchas el doble para obtenerlo, pero una vez lo tienes hay situaciones que te llevan a pensar que no todo tiene precio, cuando Emilio fue diagnosticado con cáncer de páncreas el dinero parecía de las soluciones más viables.

Imagen de Ryan McGuire en Pixabay

Sin embargo, una vez se agotó el dinero , se nos colocó otro punto de la ecuación y es que la medicina inexacta te golpea en lo más hondo, y aquí estoy y,o William, quejándome cuando la persona a la que más quiero se debate entre la vida y la muerte y se retuerce de dolor.

He estado tan fuerte frente a la situación que algunos creen que no tengo corazón, solo porque no me ven llorar en cada esquina o en una iglesia implorándole a Dios por volver a ver a Emilio en su amado RisingStar haciendo lo que mejor sabe hacer, no quiere decir que sea de hierro.

La realidad es que estoy agotado y justo hoy, siento una culpa que me lleva a pensar que estoy siendo injusto, no soy quien está enfermo, no soy quien ve su vida pasar mientras todos parecen bajarse del barco por sentir “que es demasiado”, no soy quien ha aguantado quimioterapias y sesiones psicológicas para “verle lo positivo” al asunto, que derecho tengo a sentir.

Imagen de Med Ahabchane en Pixabay

Entonces, que hago en mi apartamento tomando un trago de un ron que ni siquiera me gusta, con un cigarro que no se fumar y una música que se repite como si en algún punto eso cambiara la realidad y me hiciera ver otro punto del mundo, supongo que enterarme en boca del doctor que la sesiones de quimioterapias serán mas agresivas y por mas tiempo, tuvieron algo que ver.

Quizás el rostro de Emilio descompuesto y confundido mientras me veía pronunciar frases de un positivismo que no siento, o la manera en que todo me parece una pesadilla.

No tengo derecho a quejarme, no tengo derecho a pensar de otra manera, no tengo derecho a sufrir o llorar, él me necesita, por eso cuando recibo un mensaje de que está justo debajo del edificio no puedo dejar de pensar, en lo mala persona que he sido para no evitar este desenlace.

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Mientras trato de arreglar un poco la habitación, me coloco algo de ropa decente y bajo, pienso en el papel a interpretar.

Emilio me ve bajando y se coloca en mi costado para subir al ascensor, cuando estamos allí, se va la electricidad y nos quedamos encerrados, preocupado por el y recordando su miedo a los espacios cerrados hago chistes sin sentido en busca de una solución, pero el me mira con tristeza y me dice que todo estará bien.

Me mantengo en silencio, y veo como mis manos sudan, mi corazón se acelera y la calma parece haber abandonado el ascensor.

Emilio me pide que me siente a su lado y pronuncia un discurso que quedará grabado en mi memoria:

• William amigo, siéntate a mi lado, creo que es hora de que entiendas que aunque sea el enfermo, esto también te consume, que te des derecho a experimentar esas emociones que has intentado camuflar todo este tiempo, es hora que sepas que tienes derecho a sentir.

Toma una pausa como si le costara respirar, y prosigue:

• Te agradezco lo que has hecho por mi y todo el sufrimiento que esto te ha causado, emocionalmente has estado consumido por un poder que no está ni en tus manos y en la mias, por un tiempo no te has permitido experimentar la frustración propia de la infelicidad que esto causa. Amigo déjame ir y date el tiempo de vivir lo que has querido reprimir.

Imagen of Peter H in Pixabay

Ese día Emilio se desmayó, y tuve que devolverlo al hospital una vez rescatados, repitiendo una y otra vez sus palabras, derrumbándome por fin con el derecho que tengo a sentir, y aunque sigo junto a el en esta lucha ahora no tengo miedo de sufrir y ademas me permito jamas dejar de creer en los milagros.

ENGLISH

Sometimes we forget how our fears feel like walls closing in on us until we are suffocated in the depths of our being, that feeling of not being able to move forward, without even having the energy to try, but with the uncertainty of what would happen if we took that step.

My greatest fear is losing Emilio, a brother who has given me life and with whom I have grown up for as long as I can remember. Together we have laughed, cried, and even made mistakes, like when we liked the same girl, decided to fight for her, and realized that she would leave with Jameson, the guitarist from the block.

Thinking that money can't buy happiness is absurd when you don't have it or you struggle twice as hard to get it, but once you have it, there are situations that lead you to think that not everything has a price. When Emilio was diagnosed with pancreatic cancer, money seemed like one of the most viable solutions.

Imagen of Ryan McGuire in Pixabay

However, once it ran out, another factor was added to the equation: that inaccurate medicine hits you where it hurts the most. And here I am, William, complaining when the person I love most is struggling between life and death and writhing in pain.

I have been so strong in the face of this situation that some people think I have no heart, just because they don't see me crying on every street corner or in a church begging God to let me see Emilio back at his beloved RisingStar doing what he does best. That doesn't mean I'm made of iron.

The reality is that I'm exhausted, and today, I feel a guilt that leads me to think that I'm being unfair. I'm not the one who's sick. I'm not the one who sees his life passing by while everyone else seems to be jumping ship because they feel “it's too much.” I'm not the one who has endured chemotherapy and psychological sessions to “see the positive” in the situation. What right do I have to feel this way?

Imagen de Med Ahabchane en Pixabay

So, what am I doing in my apartment drinking rum that I don't even like, smoking a cigarette I don't smoke, and listening to music on repeat as if at some point that would change reality and make me see another side of the world? I guess hearing from the doctor that the chemotherapy sessions will be more aggressive and longer had something to do with it.

Perhaps Emilio's distraught and confused face as he watched me utter phrases of positivity that I don't feel, or the way everything seems like a nightmare to me.

I have no right to complain, no right to think otherwise, no right to suffer or cry. He needs me, so when I get a message that he's right below the building, I can't help but think about what a bad person I've been for not preventing this outcome.

Imagen of Gerd Altmann in Pixabay

As I try to tidy up the room a bit, put on some decent clothes, and go downstairs, I think about the role I have to play.

Emilio sees me coming down and stands beside me to get into the elevator. When we're in there, the power goes out and we're trapped. Worried about him and remembering his fear of enclosed spaces, I make silly jokes in search of a solution, but he looks at me sadly and tells me that everything will be okay.

I remain silent and notice my hands sweating, my heart racing, and the calmness seems to have left the elevator.

Emilio asks me to sit next to him and gives a speech that will remain etched in my memory:
“William, my friend, sit next to me. I think it's time you understood that even though I'm the one who's sick, this is consuming you too. You have the right to experience those emotions you've been trying to hide all this time. It's time you knew that you have the right to feel.”

He pauses as if he's having trouble breathing, then continues:

“I appreciate what you've done for me and all the suffering this has caused you. Emotionally, you've been consumed by a power that is neither in your hands nor mine. For a while, you haven't allowed yourself to experience the frustration of the unhappiness this causes. My friend, let me go and give yourself time to live what you've wanted to repress.”

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That day Emilio fainted, and I had to take him back to the hospital once we were rescued, repeating his words over and over again, finally breaking down with the right I have to feel, and although I am still with him in this struggle, now I am not afraid to suffer and I also allow myself to never stop believing in miracles.

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Diseño y edición realizados en Canva.
Fotografías de mi propiedad tomadas con Infinix Note 40.
La traducción se realizó con DeepL.

Design and editing done in Canva.
Photographs of my property taken with Infinix Note 40.
Translation done with DeepL.

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