Me llamo Diego y a mis 38 años no he logrado nada (o eso pensaba), cada mañana me despierto para ir a trabajar mientras mi esposo Travis se queda en casa para cuidar de nuestros hijos, niños que fueron atribuidos a Travis, luego de la muerte de su hermano Rhys, en un accidente de carretera.

No fue sencillo, y ante el mundo solo somos dos hombres con un gran nexo, pero nuestro círculo cercano sabe la realidad, y es que no queremos mentir pero a pesar de la apertura tecnológica y lo mucho que nuestra comunidad ha logrado, la humanidad sigue siendo humanidad, y opiniones hay en cada paso.

Sin embargo, eso no es lo que importa en esta historia, lo importante es como me enfrenté a la realidad, en un mundo que exige tanta energía y yo estoy dispuesto a darla, solo que no sabía comenzar hasta que un día ví un vídeo que me cautivó.

Se trataba de un reto de 21 días para alcanzar el éxito y la productividad soñada, el chico me resultaba convincente, miraba la vida a mi manera, hasta que un día se cansó y decidió reprogramarse.

El reto inciaba con un programación francamente ajustada, iniciaba a las 5am y culminaba a las 9pm, cada minuto estaba invertido y solo le dedicaríamos una hora a sus vídeos cada día.

Al principio, estaba muy motivado pero conforme pasaba el tiempo me consumía, lo peor, era que miraba como otros afirmaban estar ganando más dinero o invirtiendo su tiempo en lo que siempre soñaron y triunfando, el chico parecía una estrella de rock y cada día tenía más popularidad, yo estaba agotado.

Un día por petición de Travis fuimos al parque con lo niños, fue difícil separarme de mi programación, admito que por más exagerado que suene, me sudaban las manos, un temblor recorría mi cuerpo y mi cerebro explotaba recordando frases como "no vas a lograr nada, si solo piensas en descansar".

Travis parecía incómodo, pero con los niños me convenció, alegando que ya no teniamos tiempo para otra cosa sino para el "señor productividad."

En el parque, habían personas a las que reconocía por sus perfiles en las redes sociales, estaban inmersos en sus teléfonos, a su alrededor su familia intentaba integrarlos o pasar un buen momento y se notaba la distancia (no física) que los separaba.

Admito que intentaba enfocarme en el tiempo que pasaba con mi familia, pero en mi cabeza todo parecía absurdo quizás por eso no conseguía lo que quería, el chico de las redes tenía razón.

De pronto, una tormenta se asomaba en las nubes y todos comenzaron a correr, pero las personas en sus teléfonos ni se daban cuenta, me parecía escuchar vídeos del reto en una bocina alta, el sonido crecía y me ahogaba, trate de gritar a Travis y a los niños por ayuda, pero no emitía sonido.

La fuerza parecía drenarse de todos y al horizonte se miraba como un tornado venía tras nosotros, en algún punto, quería moverme, y la última fuerza que me quedaba, solo me permitió tomar el teléfono, en donde se repetía la playlist del reto, hasta que el tornado estuvo muy cerca y perdí el conocimiento.

Desperté de un momento a otro en mi cama, todo había sido una pesadilla y desde ese momento tomé una decisión.

Entendí, que mis logros más grandes estaban frente a mis ojos y un día con ellos no era una perdida del tiempo, las Redes Sociales son buenas herramientas, pero no debemos hacer caso a todo lo que nos dicen, a fin de cuentas hay contenido que solo nos drena la energía, descansar es importante y nosotros marcamos el ritmo de nuestro progreso.

No se que pasará en el futuro, pero comencé a ir a terapia donde me estan ayudando a entender como puedo tomar el rumbo de mi vida, pues no quiero pensar más con una productividad hasta el cansancio.

My name is Diego, and at 38 years old, I haven't achieved anything (or so I thought). Every morning, I wake up to go to work while my husband Travis stays home to take care of our children, who were entrusted to Travis after the death of his brother Rhys in a car accident.

It wasn't easy, and to the world we are just two men with a strong bond, but our close circle knows the truth. We don't want to lie, but despite technological advances and how much our community has achieved, humanity is still humanity, and opinions abound at every turn.

However, that's not what matters in this story. What matters is how I faced reality in a world that demands so much energy, and I am willing to give it, but I didn't know how to start until one day I saw a video that captivated me.

It was a 21-day challenge to achieve success and dream productivity. The guy was convincing to me; he looked at life the way I did, until one day he got tired and decided to reprogram himself.

The challenge began with a very tight schedule, starting at 5 a.m. and ending at 9 p.m. Every minute was invested, and we would only devote one hour to his videos each day.

At first, I was very motivated, but as time went by, it consumed me. The worst part was that I saw how others claimed to be making more money or investing their time in what they had always dreamed of and succeeding. The guy looked like a rock star and was becoming more popular every day, while I was exhausted.

One day, at Travis' request, we went to the park with the kids. It was difficult to separate myself from my schedule. I admit that, as exaggerated as it may sound, my hands were sweating, my body was shaking, and my brain was exploding with phrases like, “You won't achieve anything if you only think about resting.”

Travis seemed uncomfortable, but he convinced me with the kids, arguing that we no longer had time for anything else but “Mr. Productivity.”

At the park, there were people I recognized from their social media profiles. They were immersed in their phones, while their families around them tried to integrate them or have a good time, and you could feel the (non-physical) distance that separated them.

I admit that I was trying to focus on the time I was spending with my family, but in my head everything seemed absurd, which is perhaps why I wasn't getting what I wanted. The guy on social media was right.

Suddenly, a storm appeared in the clouds and everyone started running, but the people on their phones didn't even notice. I thought I heard videos of the challenge on a loudspeaker, the sound grew louder and louder and I felt suffocated. I tried to shout to Travis and the children for help, but no sound came out.

The strength seemed to drain from everyone, and on the horizon, it looked like a tornado was coming after us. At some point, I wanted to move, and the last strength I had left only allowed me to pick up my phone, where the challenge playlist was repeating, until the tornado was very close and I lost consciousness.

I woke up suddenly in my bed. It had all been a nightmare, and from that moment on, I made a decision.

I understood that my greatest achievements were right in front of my eyes and that a day spent with them was not a waste of time. Social media is a good tool, but we shouldn't pay attention to everything we hear. At the end of the day, there is content that only drains our energy. Rest is important, and we set the pace of our progress.

I don't know what will happen in the future, but I started going to therapy where they are helping me understand how I can take control of my life, because I don't want to think about productivity to the point of exhaustion anymore.