Memorias del lunes #51
Hace mucho tiempo tome una decisión en mi vida que para ese entonces era muy importante. Creo que fui muy impulsiva. Deseaba con todas las fuerzas de mi mente y de mi corazón cumplir con mi sueño. Para ello debía terminar con una etapa de mi vida y comenzar con otra. Esta etapa de mi vida que iba a comenzar necesitaba de muchos sacrificios y los debía hacer por mi cuenta. Pero yo estaba acostumbrada a los sacrificios.
Cuando empecé a ser independiente económicamente de mi hogar lo hice de una forma que ni yo misma me dí cuenta. Las cosas en mi casa no estaban bien así que decidí estudiar una carrera corta y, lo hice. Empecé a estudiar enfermería, a mis 15 años de edad, sin el apoyo de mi padre, que era el sustento de hogar, “supuestamente”. Mi madre se las ingeniaba para darme su apoyo como podía.
Llegó el momento que gracias a la ayuda del gobierno pude ser independiente sin que mi padre lo supiera. Ganaba lo suficiente para ayudar a mi madre en el hogar y, podía comprarme todo lo necesario para seguir estudiando. La carrera corta que tomé era la de enfermería. Lo hice, 3 años de estudio y, me gradué. De inmediato conseguí trabajo y empecé ahora a ganar dinero como profesional de la enfermería. Mi padre se quedaba con la mayoría de mi dinero, porque yo pensé que estaba llevando dinero a casa… pero como siempre fue un engaño más.
Cuando estuve en casa después de 3 meses de ausencia, porque mi trabajo era en otra ciudad, a más de 3 horas de distancia en carretera. Al llegar a casa me doy cuenta que el dinero de mi trabajo el cual se lo daba a mi padre no llegó a mi hogar. Desde ese momento le di solo el dinero justo que sería para él y el resto era para mi casa, en donde estaban aún un hermano menor, una hermana mayor, que no conseguía trabajo y, mi madre. A él no le gustó nada que le disminuí el dinero, pero él se las tuvo que aguantar.
Estuve trabajando así por 18 meses y después me vine a casa, ya que mi madre enfermó. Renuncié a mi empleo e introduje papeles en la ciudad de donde estaba mi hogar. Mi madre se recuperó con los meses, yo conseguí mi nuevo empleo. En cosa de 4 años quise volver a estudiar, pero ahora una educación universitaria.
Debía comenzar desde cero, renunciar a mi empleo, ya que no obtenía permisos para trabajar fuera. Fui muy tonta porque no pude averiguar sobre los permisos que obligatoriamente me correspondían por obtener una capacitación en la misma rama en que yo trabajaba. Renuncié a mi trabajo, me fui con el poco dinero que pude obtener y, comencé desde cero, en una ciudad a casi mil kilómetros de distancia por carretera de mi hogar.
ASÍ fue COMO terminé con MI CARRERA DE 3 AÑOS de enfermería para comenzar con UNA CARRERA DE 8 AÑOS, y esta TAMBIÉN LO PODÍA LOGRAR.
Fue una decisión muy difícil por todo lo que implicaba, nadie me ayudaría económicamente y debía valerme por mis propios medios. Así que comenzó mi vida estudiantil de nuevo. Esforzándome por conseguir ayuda económica del gobierno de turno y trabajando en mis vacaciones lo más que podía, para así poder graduarme en 8 años.
Lo volví a conseguir y, de nuevo mi madre enfermó, casi cuando recibo mi título y me regreso a casa, era para encontrar a mi madre en cama, para ya no levantarse más.
Las decisiones que tomé siempre fueron muy determinantes, sin medir riesgos. Yo siempre fui muy temperamental, de carácter fuerte, confiaba en mí por sobre todas las cosas, confiaba en mis capacidades, en mis fuerzas.
Claro está, soy un ser humano, una mujer, que para ese entonces tenía 25 años. Independiente desde los 16 años de edad, con muchas ganas de estudiar una carrera que se convirtió en mi pasión. Que luchó arduamente contra todo pronóstico. Que a pesar de todos los obstáculos, de todas las barreras, de los tantos momentos en que pensé en renunciar, seguí adelante. Lo conseguí. Me gradué de médico cirujano de mi país.
Que luego seguiría con otro proceso por el cual debía seguir luchando y, esa sería otra historia por comenzar.
Gracias a este concurso que acabo de encontrar en donde puedo escribir la divergencia de sentimientos y de pasiones encontradas, cuando a la hora de yo decidir un camino lo elegí; Dejando mis comodidades para seguir por otro camino incierto, pero que ya estaba trazado en mi mente. No miro hacia atrás sino hacia adelante y, me doy cuenta que lo pude hacer, sí lo hice una vez, lo pude hacer por segunda vez, pero no pude hacerlo en una tercera vez.
Este será mi relato para otra oportunidad.
las fotografías son de mi propiedad tomadas con mi teléfono móvil Redmi Note9