REMEDIOS PARA EL ALMA (34)
Cuando alguien va a confeccionar una prenda de vestir, lo primero que hace es crear los patrones o también llamados moldes en papel color madera. Nuestra mente se guía de la misma manera con patrones que hemos ido formando desde nuestra niñez, leyes que fuimos elaborando para nuestra propia y sana supervivencia. Algo así como filtros que permiten pasar, adaptar o no pasar a las nuevas ideas que vamos adquiriendo.
Cuando era un preadolescente, no sé cómo, pero llegaba tarde a todos lados y hasta inventaba excusas para explicar lo inexplicable. Cuando llegué a la adolescencia, ese tipo de conducta que no entendía muy bien de dónde venía empezó a traerme problemas, y supe que tenía que tomar medidas en el asunto. Así como cuando crecemos, los patrones de nuestra ropa de niño ya no nos sirven y hay que generar unos nuevos.
Hay una bella y breve historia que dice: "Cuando era un niñito, no veía el día y la hora en que fuese Nochebuena, pues llegaría Papá Noel con mis regalos. Apenas crecí un poco, descubrí que todo era una gran mentira y eran mis padres quienes traían mis regalos. Salí corriendo a decírselo a todos, en venganza porque había muerto mi inocencia. Y hoy, ya anciano, no veo la hora de disfrazarme y ser yo el Papá Noel de mis nietos."
La vida simplemente es así: revisa y ajusta tus patrones. Es más sencillo ser patrón de nuestros pensamientos proactivos que intentar cambiar los de nuestro jefe, patrón o directivo quienes gobiernan nuestras vidas. Si es nada más y nada menos que tu vida, la que está corriendo ante tus ojos; intenta ver que sean los adecuados para acercarte a una felicidad plena y duradera.
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