What begins well, ends well / Lo que bien comienza, bien acaba (eng-esp)

Hello, friends of Holos & Lotus.

This is a rather complex initiative. For my part, I've learned, sometimes the hard way, that the foundation of a peaceful life and a future worth living lies in a simple but uncomfortable principle: we must carefully analyze the consequences of our actions.

This isn't an option; it's a responsibility.

And I say this as someone who considers myself impulsive. However, when I decide to embark on something, be it a relationship or a new job, I'm not the only one who can be harmed. My initial choices have a domino effect.

A bad start to a project can affect colleagues who depend on me. A relationship that I start in haste, with unresolved doubts, without clarifying everything from the start, or based on false premises, will not only hurt me, but also the other people around me.
Assuming this responsibility is the first step toward a healthy beginning.

There's an almost mechanical truth in life: what doesn't start well, usually doesn't end well. And more importantly, it doesn't end well either.
The path between a flawed beginning and a failed end is paved with constant stress, avoidable arguments, and an exhausting effort to patch up cracks that emerged or were ignored from day one.
The energy I should be dedicating to building and enjoying, I instead invest in repairing and containing.
It's a mental and emotional drain that erodes any mental well-being.

On the contrary, when I take the time and determination to start any endeavor well, everything flows differently. I can follow what I've planned to the letter. I've established the steps, I know the goals, and I have clear expectations.
The margin of error always exists, I accept it, but within a solid framework, that error is usually minimal and almost always correctable. It's not a catastrophe, it's an adjustment. At work, this translates into efficiency and less anxiety.
In a relationship, it means having clear protocols for resolving conflicts, because the foundations for communication were laid from the beginning.

I understand that starting a relationship well doesn't guarantee its absolute success. Life is unpredictable. But what it does do is give us a much greater chance of it working. And there's an immediate and undeniable benefit: we enjoy it more while it lasts.

We enjoy the security of knowing we're on the same team, the trust that comes from initial transparency, the peace of mind that comes from not constantly putting out fires that could have been avoided. The pleasure of companionship isn't tarnished by the shadow of unresolved issues.

In the end, it all comes down to this: starting well, even if it's not a sure thing, gives me the peace of mind I need to live. It's the tranquility of knowing I did everything in my power to lay a solid foundation.
It's the absence of that dull remorse that comes from knowing that, out of laziness or fear, I started something knowing it wasn't right. A healthy beginning is an act of self-care.
It's the decision to choose a hopeful future over a comfortable but deceptive present. And that choice is what truly protects my mental health.

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Versión en español

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Hola, amigos de Holos & Lotus.

Esta es una iniciativa bastante compleja. Por mi parte he aprendido, a veces por las malas, que la base de una vida tranquila y de un futuro que merezca la pena vivir reside en un principio simple pero incómodo: tenemos que analizar bien las consecuencias de nuestros actos.
Esto no es una opción, es una responsabilidad.
Y lo digo yo que me considero una persona impulsiva. Sin embargo, cuando decido embarcarme en algo, ya sea una relación de pareja o un nuevo trabajo, no soy la única que puede salir perjudicada. Mis elecciones iniciales tienen un efecto dominó.

Un mal comienzo en un proyecto puede afectar a compañeros que dependen de mí. Una relación que inicio con prisas, con dudas no resueltas, sin dejar todo claro desde el inicio o sobre bases falsas, no solo me hará daño a mí, sino también a las otras personas a mi alrededor.
Asumir esta responsabilidad es el primer acto de un comienzo saludable.

Existe una verdad casi mecánica en la vida: lo que no comienza bien, no acaba bien, por lo general. Y lo que es más importante: tampoco anda bien en el medio.
El camino entre un inicio defectuoso y un final fracasado está pavimentado de estrés constante, discusiones evitables y un esfuerzo agotador por parchear grietas que surgieron o ignoramos desde el primer día.
La energía que debería dedicar a construir y disfrutar, la invierto en reparar y contener.
Es un desgaste mental y emocional que va erosionando cualquier bienestar mental.

Por el contrario, cuando tomo el tiempo y la determinación de comenzar bien cualquier empresa, todo fluye de otra manera. Puedo seguir al pie de la letra lo que haya planificado. He establecido los pasos, conozco los objetivos y tengo claras las expectativas.
El margen de error siempre existe, lo acepto, pero en un marco sólido, ese error suele ser mínimo y, casi siempre, es corregible. No es una catástrofe, es un ajuste. En el trabajo, esto se traduce en eficiencia y menor ansiedad.
En una relación, significa tener protocolos claros para resolver conflictos, porque se sentaron las bases de la comunicación desde el principio.

Entiendo que comenzar bien una relación no garantiza su éxito absoluto. La vida es impredecible. Pero lo que sí hace es brindarnos una probabilidad mucho mayor de que funcione. Y hay un beneficio inmediato e incuestionable: disfrutamos más mientras dure.
Disfrutamos de la seguridad de saber que estamos en el mismo equipo, de la confianza que nace de la transparencia inicial, de la paz de no estar constantemente apagando fuegos que pudieron evitarse. El placer de la compañía no se ve empañado por la sombra de los problemas no resueltos.

Al final, todo se reduce a esto: comenzar bien, aunque no sea un seguro de victoria, me da la paz mental que necesito para vivir. Es la tranquilidad de saber que hice todo lo que estaba en mi mano para sentar unas bases sólidas.
Es la ausencia de ese remordimiento sordo que viene de saber que, por pereza o por miedo, inicié algo sabiendo que no estaba bien. Un comienzo saludable es un acto de autocuidado.
Es la decisión de elegir un futuro esperanzador sobre un presente cómodo pero engañoso. Y esa elección, es la que realmente protege mi salud mental.

Para esta iniciativa invito a los amigos @marabuzal e @iriswrite a que se nos unan.