Something truly unusual - That initiative of ours / Algo realmente insólito - Iniciativa esa vida nuestra (eng-esp)

Hello, friends of @holos-lotus.

While reading the call for submissions from our @charjaim, and being amazed by everything she shared, I kept thinking, I have nothing to say. However, just yesterday I remembered something that truly falls into the category of unusual (I still can't quite grasp it), and then I recalled another event worth sharing. Here it is.

The first and most unusual event involves my son Diego. Last year he went to play baseball with some friends from school. After they had been playing for about an hour, I received a call from an unknown number, and when I answered it, it was him. He told me, "Mom, don't worry, but I broke my arm and they're taking me to the hospital. But I'm okay, Mom."

You can imagine how I felt. I immediately took a taxi to the hospital. I arrived just before they took him into the examination room. There he was, smiling, with a swollen lump where his wrist should have been. I imagined the pain he must be in, but he insisted it didn't hurt at all. So, my fear was that he might have damaged a nerve. But we'd find that out later, I thought.
When they took the X-ray, they saw it was a complete fracture of the radius. It had to be reset. I told him to hang on and hold on to me, because it was going to hurt. He listened to me, and when the doctor reset it, even I felt the crack of the bone as it fell. But Diego only closed his eyes for a moment and made a small grimace of pain. It was more discomfort than pain, to be honest.

"It's the adrenaline," I told myself. And I was grateful that he got through this whole ordeal without pain, since the nights, especially the first few, are the worst.

Imagine my concern, since he's a guitar student and if his arm is injured, his career will be cut short before it even begins.

When we got home, I asked him if he needed a painkiller, and he kept saying his arm didn't hurt at all. My husband, Diego's father, and I were all just dreading the night ahead and the pain he must be going through.

But that night passed, and the next, and the next, and the other forty-five nights he had the cast on, and he didn't have a single day of pain.

To this day, we still don't understand it. We had never seen anyone who wasn't in pain from a fracture and the subsequent resetting of a broken bone.

But I was happy that my son wasn't in pain.

The other unusual thing, at least for me, is realizing my husband's strength. I see him as thin, but when he lifts and carries the banana tree trunks, which must weigh around 100 pounds, and walks almost 60 meters to throw them down, I'm stunned.

The same thing happens with shopping. We go shopping, and on the way back, he's carrying eight bags and a backpack, like it's nothing. I ask him if they're heavy, and he says yes, of course, but he can manage them. And the thing is, we walk miles between one thing and another until we get home.

And no matter how much I see him doing things that require a lot of strength, and I observe him—he's not skinny, but he's not Jason Momoa either—I don't understand where he gets that super strength. He tells me he used to lift weights until he injured a back muscle and that it must be muscle memory.

And I'm not the only one who thinks this. A few weeks ago, he and Diego started exercising with a family friend, and he told me the same thing: he didn't think my husband could carry the weight he did. It was amazing.

What do you think? I have two superheroes at home and I didn't even know it!

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Versión en español

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Hola, amigos de @holos-lotus.

Mientras leía la convocatoria de nuestra @charjaim, y me sorprendía de todo lo que nos cuenta en ella, iba pensando no tengo nada que decir, sin embargo, ayer mismo me acordé de algo que sí se cataloga como insólito (aún no puedo entenderlo) y luego recordé otro hecho válido para contar. Ahí les va.

El primero y más insólito hecho es protagonizado por mi hijo Diego. El año pasado fue a jugar baseball con unos amigos de la escuela.
Ya cuando llevaban jugando alrededor de una hora, me entra una llamada desde un número desconocido y al cogerlo era él. Me dijo mamá, no te asustes, pero me partí el brazo y me están llevando al hospital. Pero estoy bien, mamá.
Se podrán imaginar cómo me puse. Al momento tomé un taxi y fui al hospital. Llegué justo antes de que lo entraran a la consulta.
Allí estaba él, sonriente y con una bola donde debía estar su muñeca, delgada. Yo imaginaba el dolor que debía tener, pero él afirmaba que no le dolía nada. Entonces, mi susto era por si le había afectado algún nervio. Pero ya eso se sabría luego, pensaba.
Al hacerle la placa, se vio que era una fractura total del radio. Había que recolocar. Yo le dije que aguantara y se sujetara de mí, pues eso dolería. Él me hizo caso y cuando el médico se lo recolocó, hasta yo sentí el trac del hueso al caer. Pero Diego solo cerró los ojos un instante e hizo una pequeña mueca de dolor. Era más de molestia que de dolor, si les soy sincera.

Es la adrenalina, me dije. Y agradecí que pasara todo este mal momento sin dolor, ya que las noches, sobre todo las primeras, son las más malas.
Imagen mi preocupación, ya que él es estudiante de guitarra y si se afecta el brazo, se trunca su carrera antes de iniciarla.
Al llegar a casa le pregunté si necesitaba una pastilla para el dolor y seguía diciendo que no le dolía nada el brazo. Tanto mi esposo como el papá de Diego y yo, solo temíamos a la noche y el dolor que debía darle.
Pero pasó esa noche y la siguiente y la siguiente y las otras cuarenta y cinco en que tuvo puesto el yeso y no tuvo un solo día de dolor.
Hasta el día de hoy no lo entendemos. No habíamos visto a nadie que no le doliera una fractura y reacomodo del hueso roto.
Pero yo, feliz de que mi hijo no tuviera dolor.

El otro hecho insólito, para mí, al menos, es percatarme de la fuerza de mi esposo. Yo lo veo así, delgado, pero cuando levanta y se echa encima los troncos de las matas de plátano, que deben pesar alrededor de cien libras y caminar casi 60 metros hasta botarlos, me quedo pasmada.

Lo mismo sucede con las compras. Salimos de compras y al regreso va él con ocho bolsas y una mochila, como si nada. Le pregunto si no les pesan y me dice que sí, claro, pero puede con ellas. Y el asunto es que caminamos kilómetros entre una cosa y otra hasta llegar a casa.
Y por más que lo veo hacer cosas que llevan mucha fuerza y lo observo a él, que no está flaco, pero tampoco es Jason Momoa, no entiendo de dónde saca esa súper fuerza. Él me dice que hacía pesas hasta que se lesionó un músculo de la espalda y que debe ser memoria muscular.

Y esto no lo pienso yo sola. Hace unas semanas, él y Diego comenzaron a hacer ejercicios junto un amigo de la familia y él me dijo lo mismo, que no creía que mi esposo pudiera cargar el peso que cargó. Que era sorprendente.
¿Qué les parece? Tengo a dos super héroes en casa y no lo sabía.