[Writing Contest] Continue the tale. Book 3. Chapter 2

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Queen Andromeda discovered that her stepdaughter is in love with the same man she loves.

First reaction: pampered royalty level rage attack.

Antidote: Oh, this is so easy to solve that it almost bores me. As if we queens didn't inherit a book with tutorials to get rid of annoying girls.

Apples, spindles, tall towers, legs in exchange for a voice, a crystal of ice in the boy's eye, a gingerbread house, there is something to choose from.

Tomorrow at this time, the entire kingdom will mourn the fate of my stepdaughter, and I will faint from pain, precisely and by chance, on the shoulder of my beloved.

But the queen forgot an important variable. Girls are not as naive as before.

To make matters worse, even the silliest young girls triumphed in the end in those tutorials on which they based their confidence: a bear potion, a fairy godmother, a ruby ​​shoe, a pair of scissors that cut hair... or they could always resort to the resource of telling the story to daddy.

By nightfall, nothing would stand in the way of their happiness. And with the commotion perhaps no one would stand in the way of the path to the stables where she could be consoled "for so much pain and shame" by hands that she had desired ever since she saw them approach the queen's tall rump too daringly.

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VERSIÓN EN ESPAÑOL

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La reina Andrómeda descubrió que su hijastra está enamorada del mismo hombre que ella quiere.

Primera reacción: ataque de rabia nivel realeza consentida.

Antídoto: Ay, esto es tan fácil de solucionar que casi me aburre. Como si las reinas no heredáramos un libro con tutoriales para deshacernos de muchachitas molestas.

Manzanas, husos, torres altas, piernas a cambio de voz, un cristal de hielo en el ojo del chico, casita de jenjibre, hay para escoger.

Mañana a esta hora, todo el reino llorará el destino de mi hijastra, y yo me desmayaré de dolor, justamente y por casualidad, en el hombro de mi amado.

Pero la reina olvidaba una variable importante. Las chicas ya no son tan ingenuas como antes.

Para peor suerte, incluso las jóvenes más tontas triunfaban al final en esos tutoriales en los que basaba su confianza: una poción de oso, un hada madrina, un zapato de rubí, una tijera que corta el cabello... o siempre podía recurrir al recurso de irle con el cuento a papi.

Para el anochecer, nada se interpondría en el camino de su felicidad. Y con el revuelo tal vez nadie se interpusiera tampoco en el sendero a los establos donde podría ser consolada "de tanto dolor y vergüenza" por unas manos que había deseado desde que las viera acercarse con demasiado atrevimiento a la alta grupa de la reina.

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