ESTA ANSIEDAD QUE MUERDE AL VERSO MÍO

Uno que soy yo y soy otros, aquí, desde lo largo y ancho de la escritura sabe de lo efímero y lo desgarrador que nos toca, nos acaricia.
Y esta ansiedad que muerde al verso mío saluda a literatos porque de gentiles es saludar. Reverencia el nuevo día y a este
OFICIO DE VAGABUNDO (X)
Esta mala memoria me saluda.
Debo cuidarme del rocío aquél,
de su llanto infeliz, de su vergüenza.
Vagabundos no comen vagabundos.
Ahora supe que todos se han marchado
como yo, que me fui en silencio. Estoy
y no estoy. Y no hay luz en mi familia.
Y automóviles cruzan por mi calle
en la evocada muerte que padezco.
Y, no obstante, hay miseria en otros soles
y funciona el hollín en mis palabras.
Esta ruina de no ser la hermosa
imagen de mi nombre puede herirme
mientras habla el olvido en viejos sótanos.
Dolor de la realidad que golpea... Letras que permanecen en la fractura de las calles... ¡Bravo!
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