Greetings friends of Silver Bloggers.

This week's MemoirMonday invites us to talk about our greatest weakness. A topic that, as @ericvancewalton points out, requires introspective work full of honesty with oneself in order to capitalize on it by taking action to transform what we can in it and be better with ourselves and others.

I have worked for a long time on recognizing my weaknesses, reaching revealing points of “realizing” what is in me that causes me harm and detracts from my well-being. At some point in my life, I decided that I wanted to live with greater inner harmony, to feel as long as possible in a state of calm and inner tranquility that would allow me to enjoy more fully this unique and perfect time that we call life.

I have obtained good results, for example, I have learned to detect what bothers me and express it in the best possible way, with clarity, firmness, establishing limits, avoiding situations of “I can't take it anymore”, and having rude, conflicting reactions that wear me down. I have learned to say no, with conscience and without remorse, to resize situations by reducing the weight of what is not really important, in short, it has been a long journey.

Am I free of weaknesses? Not at all, this is a continuous action that I believe has no end, because I start from the idea that we can always be and be better, based on a permanent learning. So today, in this introspection, I will tell you about one of my weaknesses, in which I have decided to strengthen myself in order to improve my relationship with others.

It's about “keeping my mouth shut”, let me explain. I consider that I am a good listener, but at the same time I believe that the other person expects help, that I can contribute something with my opinions, that if he looks for me to talk it is because he expects an answer from me, and it turns out that this is not always the case.

Sometimes the other person only wants to be heard and when I give my opinion I break the communication channel, either because it is not what he/she expects to hear or because I intrude into the person's intimate space and he/she does not want to go deeper into it.

Whatever the reason, the point is that the person puts up a barrier, and as a good listener I realize that I was being too forward, that the other person just wanted to express him/herself. This has happened to me especially with my family members: with my children, nieces, sisters and friends.

As a coach, I know that the person must find their own answers, that my role is to ask them key and powerful questions that allow them to “realize” and find their own answers to “get their life on track”.

But in the family and friends environment, either because I trust in the intimate ties that unite us or because I know the context better, I get out of hand, I give my opinion and I want to give behavioral guidelines. Definitely, a big mistake that generates discomfort and a certain rupture.

From this perception, little by little, I have become more aware, and I make a “superhuman effort” to keep quiet or in any case to ask a question so that the person, if he/she wishes, can take hold of it, to deepen and advance in his/her own path of solution.

The truth is that realizing our weaknesses is sometimes not so easy, but when we pay attention, we find the signs, and we can work on them, but the best of it all is to see how we advance step by step in overcoming them and feeling better with ourselves and others, which after all is the goal.

En Español

Debilidades

Saludos amigos de Silver Bloggers.

Esta semana el MemoirMonday nos invita a hablar de nuestra mayor debilidad. Un tema que, como señala @ericvancewalton, requiere un trabajo introspectivo lleno de honestidad consigo mismo para poderle sacar provecho accionando para transformar lo que podamos en ello y estar mejor con nosotros mismos y los demás.

He trabajado por mucho tiempo en el reconocer mis debilidades, llegando a puntos reveladores de “darme cuenta” de aquello que está en mí y que me causa daño restándome bienestar. En algún momento de mi vida decidí que quería vivir con mayor armonía interior, sentirme el mayor tiempo posible en un estado de sosiego y tranquilidad interior que me permitiera disfrutar más plenamente este tiempo único y perfecto que llamamos vida.

He obtenido buenos resultados, por ejemplo, he aprendido a detectar lo que me molesta y expresarlo de la mejor manera posible, con claridad, firmeza, estableciendo límites, evitando situaciones de “no aguanto más”, y tener reacciones groseras, conflictivas, que desgasten. He aprendido a decir no, con conciencia y sin remordimiento, a redimensionar situaciones quitándole peso a lo que realmente no es importante, en fin ha sido una largo caminar.

¿Estoy libre de debilidades? Para nada, este es un accionar continuo que creo que no tiene fin, pues parto de la idea de que siempre podemos ser y estar mejores, sustentado en un aprendizaje permanente. Así que hoy, en esta introspección, te comento una de mis debilidades, en la que me he propuesto afianzarme, para mejorar mi relación con los demás.

Se trata de “mantener la boca cerrada”, me explico. Considero que soy buena escucha, pero al mismo tiempo creo que el otro espera una ayuda, que puedo aportarle algo con mis opiniones, que si me busca para hablar es porque espera una respuesta mía y resulta que no siempre es así.

A veces el otro lo que quiere es ser solamente escuchado y cuando opino rompo el canal de comunicación, bien sea porque no es lo que espera escuchar o porque me inmiscuyo en el espacio íntimo de la persona y esta no quiere profundizar en ello.

Sea por la razón que sea, el asunto es que la persona coloca una barrera, como buena escucha me doy cuenta que me propasé, que el otro solo quería expresarse. Esto me ha pasado sobre todo con mis familiares: con mis hijos, sobrinas, hermanas y amigas.

Como coach, sé que la persona debe encontrar sus propias respuestas, que mi función es hacerle preguntas claves y poderosas que le permitan “darse cuenta” y buscar sus propias respuestas para “encaminar su vida”.

Pero en el ámbito familiar y de amigos, bien sea porque me confío en los lazos íntimos que nos unen o porque conozco mejor el contexto, me desboco, opino y quiero dar pautas de comportamiento. Definitivamente, un gran error que genera malestar y cierta ruptura.

Desde esta percepción, poco a poco, he ido tomando mayor consciencia y hago un “esfuerzo sobrehumano” de mantenerme callada o en todo caso soltar alguna pregunta para qué la persona, si lo desea, se agarre de ella, para profundizar y avanzar en su propio camino de solución.

La verdad es que darnos cuentas de nuestras debilidades en ocasiones no es tan fácil, pero cuando prestamos atención, encontramos los indicios y podemos trabajar en ellas, pero lo mejor de todo ello es constatar como avanzamos paso a paso en el superarlas y sintiéndonos mejor con nosotros mismos y los demás, que a fin de cuentas es la meta.