Memoir Monday #40. Books as a child.[ENG-ESP]

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Reading is one of those significant activities of my childhood.

There is an old saying that says: the letter enters with blood, that today, thank God, the methods of teaching and learning to read have changed significantly and for most children it is a pleasant process, thus acquiring a special love for reading.

I remember some of my cousins learning to read and one of them, in particular, every time her mother started to read with her, the tears would not stop, because when she made a mistake she would receive a hair or ear pull, which made her get more confused and make more mistakes.

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My experience was different, because reading was one of the most gratifying activities of my childhood and I remember it with a special love, since it was a moment of family intimacy, to which my mother devoted herself with great tenderness and patience.

Just before bedtime she would gather the five of us on her double bed, she would start reading and we would pass the book from hand to hand, each one would read one or two paragraphs, if you made a mistake, nothing would happen, she would clarify, reinforce and continue the round, even my younger sister I remember her “reading pictures” to be part of the activity.

The books we read, generally, were some of those that were part of a collection that my dad had bought for us, it was called “I know everything”, it had big letters and very striking drawings, and as its name indicates, you could find any topic: mythology, religion, nature, the human body, health, art, among others.

My mother took advantage of these reading rounds to discuss what she read, thus stimulating the reading comprehension process, highlighting values, behaviors, human creativity and, for example, explaining the process of conception and birth in a very didactic way that perhaps otherwise would have been more complicated to approach with young children.

We also had the stories of the Brothers Grimm, which at times filled us with fear, but also became material for dramatizations with the neighbors and friends in the building.

I think the first novel we read in that wonderful sharing was one by Jules Verne: Around the World in Eighty Days, which came in booklets like the ones I show in the photo and which we bought for our children at the time. It was followed by Little Women, by Louisa May Alcott, a novel that helped us to identify with roles we would like to follow, since the main characters were four young women and we were four girls, so there was a role for each one of us.

The first novel I read alone, I had it when an uncle who was studying at the Central University of Venezuela, took me with him to buy some books, I was about eight or nine years old, because we were still living in Caracas.

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While I was at the university, with the bookshelves in the aisles, I remember throwing myself on the floor to look at the covers, one caught my attention because of its romantic style, my uncle asked me if I wanted to take it, I said yes, and he bought it for me, I remember that I read it avidly, the novel was called Alcioné and if today they ask me what it is about I would not know what to answer.

This is my entry to the 40th Memoir Monday created by @ericvancewalton, an activity that week after week has motivated me to make that trip to the past, remembering stellar, happy moments of a childhood lived with joy.

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En Español

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Leer está dentro de las actividades significativas de mi niñez.

Hay un viejo dicho que reza: la letra entra con sangre, que hoy en día, gracias, a Dios, los métodos de enseñanza- aprendizaje de la lectura han cambiado notablemente y para la mayoría de los niños resulta un proceso agradable, adquiriendo con ello un amor especial hacia la lectura.

Recuerdo a unas primas aprendiendo a leer y a una en especial que cada vez que su mamá se ponía con ella, las lágrimas no paraban, pues cuando se equivocaba recibía un jalón de cabello o de oreja, que la hacía ofuscarse y equivocarse más.

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Mi experiencia fue distinta, pues leer fue una de las actividades más gratificantes de mi niñez y lo recuerdo con un amor especial, ya que era un momento de intimidad familiar, a la que mi mamá se entregaba con gran ternura y paciencia.

Justo antes de dormir nos reunía a los cinco sobre su cama matrimonial, ella comenzaba leyendo e íbamos pasando el libro de mano en mano, cada uno leía uno o dos párrafos, si te equivocabas, no pasaba nada, ella aclaraba, reforzaba y seguía la ronda, incluso mi hermana más pequeña la recuerdo “leyendo imágenes” para ser partícipe de la actividad.

Los libros que leíamos, generalmente, era alguno de los que formaban parte de una colección que mi papá nos había comprado, se llamaba “Lo sé todo”, tenía letras grandes y dibujos muy llamativos, y tal como lo indica su nombre, podías encontrar cualquier tema: mitología, religión naturaleza, el cuerpo humano, salud, arte, entre otros.

Mi mamá, aprovechaba estas rondas de lectura para discutir lo leído estimulando así el proceso de comprensión lectora, resaltando valores, conductas, creatividad humana y por ejemplo, explicar el proceso de la concepción y el nacimiento de una manera muy didáctica que quizás de otra forma le hubiese resultado más complicado de abordar con unos niños de corta edad.

También teníamos los cuentos de los hermanos Grimm, que así como a momentos nos llenaban de temores, también se convertían en material de juegos para dramatizaciones con los vecinos y amiguitos del edificio.

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Creo que la primera novela que leímos en ese maravilloso compartir fue una de Julio Verne: La vuelta al mundo en ochenta días, que venía en fascículos como los que muestro en la foto y que en su momento adquirimos para nuestros hijos. Le siguió, Mujercitas, de Louisa May Alcott, una novela que nos ayudaba a identificarnos con roles que nos gustaría seguir, pues al ser cuatro jovencitas las protagonistas y nosotras cuatro niñas, había un rol para cada una.

La primera novela que leí sola, la tuve cuando un tío que estudiaba en la Universidad Central de Venezuela, me llevó con él a comprar unos libros, tendría yo como ocho o nueve años, pues aún vivíamos en Caracas.

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Estando en la universidad, con los libreros en los pasillos recuerdo haberme tirado en el suelo a mirar portadas, una llamó mi atención por su estilo romántico, mi tío me preguntó si me la quería llevar, le dije que sí y me la compró, recuerdo que la leí con avidez, la novela se llamaba Alcioné y si hoy me preguntan de qué se trata no sabría qué responder.

Esta es mi entrada al Memoir Monday 40 creado por @ericvancewalton, una actividad que semana a semana me ha motivado a hacer ese recorrido al pasado, remembrando momentos estelares, felices, de una niñez vivida con alegría.

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Fuente de imágenes: 1ª Creada en Bing (IA) - 2da Archivo personal - 3era

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Yo amo leer, mi primer libro me lo regalo mi tía Aurora un diciembre y se llama Platero y Yo de Juan Ramón Jiménez. Teni anueve años.
El segundo también lo recuerdo porque llore demasiado y todavía me pregunto que le paso a Jorge Isaac, que le costaba dejar que Efraín se despidiera de María antes de morir.
Tengo el primer libro que leí de Agatha Christie y cuando no tengo que leer lo busco.
Un abrazo amiga @damarysvibra

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