Por cierto fue divertido porque pudimos salir a tomar aire fresco y ya para despedirnos, me invitó a la Panadería y me brindó un dulce que estaba super rico, además de tomarse su papel de tía perruna muy en serio pues llevó a Yacco (mi perrito) durante todo el camino y lo mejor de todo eso es que la pasamos super GENIAL, hasta almuerzo hicimos juntas, tal y como cuando vivíamos juntas, hablamos de nuestros trabajos, de la vida adulta, la familia, algunas situaciones no muy positivas, de Dios y sus planes perfectos y por supuesto de esos momentos donde la vida nos golpeó pero sobrevivimos. Que maravilloso es poder contar con una hermana así de buena como ella y que a pesar de que nuestros caminos se distanciaron un poco, la vida siempre nos recordará porque el ser hermanas Nos hace superar cualquier diferencia por más grande que sea, y que ese vínculo, el amo, la comprensión y la felicidad siempre nos harán volver a sentirnos amadas y con ganas de conversar así estemos cansadas. Yo la amo mucho mucho mucho.