Hello, ladies. Returning to the dwelling of women, this space feels so cozy.

Recently, @irenenavarroart posed a question that undoubtedly places many in an interesting dilemma: do you prefer a house that needs remodeling or one that's move-in ready? My answer to this question has evolved over the years, shaped by experience and life's changing priorities.

In youth, dreams are idyllic and full of grand projects. We fantasize about the perfect house, a blank canvas that promises the possibility of creating a unique space, customized down to the last detail. The idea of remodeling, of sweating blood to turn a place into a home, seems like a romantic and exciting adventure—and it's not that it isn't—but...

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Life's twists and turns, the accumulation of experiences, and the development of a more practical sense of things make you reevaluate those priorities. Now, midway through life as a busy person, my perspective is radically different.

Today, I would not invest my time in long, draining renovations. I would choose, without a doubt, a house that is ready to live in, so I can make the most of every available minute with my family. Time is the most valuable resource we have, and the time we spend with our loved ones is never enough.

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A house, at least for me, must first and foremost be a refuge. The sanctuary where you find the warmth of your family, the pleasure of enjoying a quiet conversation or a cup of coffee and a book in your favorite armchair. It's the place where silences are comfortable and roaring laughter fills you with energy. It doesn't need to be a palace; it needs to be cozy.

A large house is ideal for those who have staff to handle its cleaning and maintenance. But for the modern working woman, who often juggles multiple roles and jobs, a home with many square feet can end up being a burden that triples her workload. That's why practicality prevails; the property must be in optimal condition, functional, easy to clean, and easy to keep tidy.

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My ideal has therefore shifted towards something smaller but profoundly comfortable. A space that has only what is necessary to live well, without excesses that steal energy and time. I prefer a place surrounded by vegetation, preferably with a water element nearby, that offers peace and a connection with nature. Or, failing that, a modern apartment that scrupulously respects the privacy of its occupants and offers the necessary comfort.

In short, I'm going with the move-in ready house. Because the time others invest in choosing paints, supervising builders, and dealing with construction delays, I prefer to invest in my family, in restorative rest, and in the laughter that is, in the end, the most important foundation of any true home.

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The perfect house is not the biggest or the most luxurious, but the one that allows you to live the life you want, with those you love the most.

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I am a Doctor of Microbiology, a lover of nature, literature, music, cooking, and life itself. A staunch defender of family and children.

The texts are written by me without the use of AI.

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VERSIÓN EN ESPAÑOL

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Hola, ladies. Retorno a la morada de la mujer, este espacio resulta acogedor.

Recientemente, @irenenavarroart lanzó una pregunta que, sin duda, coloca a muchos en una disyuntiva interesante, ¿prefieren una casa que necesite remodelación o una lista para vivir? Mi respuesta a este interrogante ha ido evolucionando con el paso de los años, moldeada por la experiencia y las cambiantes prioridades de la vida.

En la juventud, los sueños son idílicos y llenos de grandes proyectos. Se fantasea con la casa perfecta, un lienzo en blanco que promete la posibilidad de crear un espacio único, personalizado hasta el último detalle. La idea de remodelar, de sudar la gota gorda para convertir un lugar en un hogar, parece una aventura romántica y emocionante y no es que no lo sea pero...

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Las vueltas de la vida, la acumulación de experiencias y el desarrollo de un sentido más práctico de las cosas te hacen reevaluar esas prioridades. Ahora, a mitad del camino de la vida, siendo una persona ocupada, mi perspectiva es radicalmente diferente.

Hoy, no invertiría mi tiempo en largas y desgastantes remodelaciones. Optaría, sin dudarlo, por una casa que esté lista para habitar, para poder aprovechar cada minuto disponible con mi familia. El tiempo es el recurso más valioso que tenemos, y el que pasamos con nuestros seres queridos nunca es suficiente.

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La casa, al menos para mí, debe ser ante todo un refugio. El santuario donde encuentras el calor de los tuyos, el placer de disfrutar de una tranquila conversación o una taza de café y un libro en el butacón preferido. Es el lugar de los silencios se hacen cómodos y las carcajadas estruendosas te llenan de energía. No necesita ser un palacio; necesita ser acogedora.

Una casa grande es ideal para quien cuenta con personal de servicio que se encargue de su limpieza y mantenimiento. Pero para la mujer trabajadora moderna, que a menudo combina múltiples roles y empleos, un hogar de muchos metros cuadrados puede terminar siendo una carga que le triplique su jornada. Por eso, la practicidad se impone, el inmueble debe estar en óptimas condiciones, ser funcional, fácil de limpiar y de mantener en orden.

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Mi ideal se ha decantado, por tanto, hacia algo más pequeño pero profundamente confortable. Un espacio que tenga solo lo necesario para vivir bien, sin excesos que roben energía y tiempo. Prefiero un lugar rodeado de vegetación, preferiblemente con el elemento agua cerca, que brinde paz y conexión con la naturaleza. O, en su defecto, un apartamento moderno que respete escrupulosamente la privacidad de sus moradores y ofrezca el confort necesario.

En definitiva, yo me voy con la casa lista. Porque el tiempo que otros invierten en elegir pinturas, supervisar albañiles y lidiar con retrasos en las obras, yo prefiero invertirlo en mi familia, en el descanso reparador y en las risas que son, al final, los cimientos más importantes de cualquier verdadero hogar.

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La casa perfecta no es la más grande ni la más lujosa, sino aquella que te permite vivir la vida que deseas, con quienes más amas.

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Soy Médico Microbióloga, amante de la naturaleza, las letras, la música, la cocina y la vida en sí. Férrea defensora de la familia y los niños

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